domingo, 30 de marzo de 2014

Inicio de EL PEATÓN

Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar. Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez, lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.
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martes, 25 de marzo de 2014

Inicio de ¿Vale la pena ir a misa?

Jaime Bayly 
¿Vale la pena ir a misa? 

Yo fui bautizado en la religión católica, no me confirmé porque me pareció un acto saludable de rebeldía -del que, perdónenme la terquedad, no me arrepiento-, dejé de ir a misa y rezar cuando cumplí los 18 años, y durante mucho tiempo -más de 15 años- me mantuve alejado de la iglesia católica y, por supuesto, de todas las iglesias. Me aparté de las prácticas y rituales religiosos en los que fui celosamente educado por una sencilla razón: porque pensé y sentí que las enseñanzas de la iglesia en algunos de los temas que más conflictos me planteaban -por ejemplo, la sexualidad- estaban divorciadas de la realidad y la sensatez. Le di la espalda a Dios porque creí honestamente que su iglesia defendía unas ideas que me condenaban a la infelicidad.
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jueves, 20 de marzo de 2014

Inicio de DAMIANA Y LUCÍA

DAMIANA Y LUCÍA 
Anónimo Primero de la Escuela de Murcia 

Toda contienda, aquí en la Tierra, no es otra cosa que una imagen o parábola del conflicto que mantienen Dios y el Maligno. Esto se afirma, naturalmente, de los sucesos que merecen el nombre de verdaderos conflictos, no de las simples colisiones; aquéllos valen como enfrentamiento de significados, y éstas, como pugna de hechos. Dios y el Demonio están simbolizados en las pendencias humanas, pero no intervienen directamente en ellas, a la manera de los dioses griegos, sino que actúan por representación: los asuntos de los hombres son figura de los asuntos de Dios y del Diablo, pero no los mismos. La disputa entre Daniel y Damiana fue litigio lleno de densa e inacabable pasión; pocas veces pusieron las criaturas tanto fervor en algo como estos amantes en su desafío; pocas veces llegó alguien a querer con más voluntad ni a encarnar el deseo con mayor necesidad.
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sábado, 15 de marzo de 2014

Inicio de EL LIBRO DE ARENA

EL LIBRO DE ARENA 
Jorge Luis Borges 

 ...thy rope of sands... 
George Herbert (1593-1623) 


La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen, de un número infinito de planos; el hipervolumen, de un número infinito de volúmenes... No, decididamente no es éste, more geométrico, el mejor modo de iniciar mi relato. Afirmar que es verídico es ahora una convención de todo relato fantástico; el mío, sin embargo, es verídico. Yo vivo solo, en un cuarto piso de la calle Belgrano. Hará unos meses, al atardecer, oí un golpe en la puerta. Abrí y entró un desconocido. Era un hombre alto, de rasgos desdibujados. Acaso mi miopía los vio así. Todo su aspecto era de pobreza decente. Estaba de gris y traía una valija gris en la mano. En seguida sentí que era extranjero. Al principio lo creí viejo; luego advertí que me había engañado su escaso pelo rubio, casi blanco, a la manera escandinava. En el curso de nuestra conversación, que no duraría una hora, supe que procedía de las Orcadas.
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jueves, 13 de marzo de 2014

lunes, 10 de marzo de 2014

Fragmento de EXILIO EN EL INFIERNO

EXILIO EN EL INFIERNO 

— Los rusos -puntualizó Dowling- enviaban prisioneros a Siberia mucho antes de que el viaje espacial fuera algo cotidiano. Los franceses usaban la Isla del Diablo con ese propósito. Los ingleses los despachaban a Australia. 

Estudió el tablero y detuvo la mano a unos centímetros del alfil. Parkinson, al otro lado del tablero, observaba distraídamente las piezas. El ajedrez era el juego profesional de los programadores de ordenadores, pero, dadas las circunstancias, no sentía entusiasmo. Estaba molesto. Y Dowling tendría que haberse sentido peor, pues él programaba el alegato del fiscal. El programador solía contagiarse de algunas características que se atribuían al ordenador, como la carencia de emociones y la impermeabilidad a todo lo que no fuera lógico. Dowling lo reflejaba en su meticuloso corte de cabello y en la pulcra elegancia de su atuendo.

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miércoles, 5 de marzo de 2014

Inicio de Felicidad Clandestina

Felicidad Clandestina
Clarice Lispector

Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio amarillento. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía eramos chatas. Como si no fuese suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historietas le habría gustado tener: un padre dueño de una librería.
No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos: incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del padre. Encima siempre era un paisaje de Recife, la ciudad donde vivíamos, con sus puentes más que vistos.
Detrás escribía con letra elaboradísima palabras como "fecha natalicio" y "recuerdos"...