sábado, 20 de abril de 2019

Inicio de LAS ESFERAS DE SUEÑOS

LAS ESFERAS DE SUEÑOS
Elaine Cunningham


Preludio
El semiogro se dirigió a la puerta de la taberna, que estaba abierta, arrastrando al último de los clientes de esa noche con la cuerda con la que se sujetaba los pantalones bombacho. Su cautivo se retorcía como una trucha en el anzuelo y soltaba mordaces maldiciones típicas de los muelles. Pero sus esfuerzos no producían ninguna impresión en el guardián de la taberna. Con su cuerpo de más de dos metros de estatura, todo músculo y maldad, Hamish era perfectamente capaz de levantar en vilo a cualquier parroquiano de El Pescador Borracho con tanta facilidad como otro llevaría en las manos un paquete de pescado envuelto en papel.
—Levanta la quilla y recoge velas —rezongó Hamish mientras se disponía a lanzar al hombre—. Te guste o no, estás a punto de encallar.
Era un aviso más que suficiente en los muelles, pero el hombre lo desoyó. El semiogro esperó en vano unos momentos a que su presa dejara de debatirse, tras lo cual se encogió de hombros y lo lanzó hacia la oscuridad. Las protestas del hombre se convirtieron en un lamento que quedó interrumpido por un ruido sordo.
Hamish cerró de golpe la puerta de la taberna y luego deslizó la gruesa tranca de madera de roble que la aseguraba. La madera chirrió. Fuera, el parroquiano al que acababa de expulsar empezó a aporrear la puerta atrancada.
Dos camareras dejaron de limpiar la cerveza derramada para intercambiar una rápida mirada de soslayo y suspiros de resignación. Una de ellas, una escuálida morena con unos ojos soñadores que contrastaban con la realidad de su cuerpo desnutrido, lanzó una única moneda de plata encima de la mesa y cogió una jarra grande aún medio llena. Entonces la alzó, como un espadachín que lanzara un reto, y se dirigió a la otra camarera, una bonita rubia con la que compartía el último turno de la noche en El Pescador Borracho.


miércoles, 10 de abril de 2019

¿Reconoces la obra?

NO CEJEMOS
El profesor Charles Kittredge corría a largas e inseguras zancadas. Y llegó a tiempo para arrancar de un manotazo el vaso que el profesor auxiliar Heber Vandermeer se había llevado a los labios. Fue casi como un ejercicio a cámara lenta.
Vandermeer, que al parecer estaba tan totalmente absorto que no había oído las pisadas sordas de Kittredge, adoptó una expresión a la vez sorprendida y avergonzada. Bajó los ojos hacia el roto vaso y el charco de liquido que lo rodeaba.
— ¿Qué era? -preguntó Kittredge con ceño fruncido.
— Cianuro de potasio. Me guardé un poco, cuando nos fuimos. Sólo por si acaso.
— ¿Qué beneficio nos habría reportado? Además hemos perdido un vaso. Ahora hay que limpiar eso... No, yo lo haré.
Kittredge encontró un precioso pedazo de cartón para recoger los trozos de cristal y un trapo todavía más precioso para absorber el venenoso líquido. Y salió un momento para tirar los vldrios y -con gran pesar- el cartón y el trapo en uno de los tubos que los impulsarían arriba, hacia la superficie, a unos ochocientos metros de altura.
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martes, 9 de abril de 2019

Inicio de EL MAL

EL MAL
De David Lozano Garbala,

El ente se mueve, deslizándose por la dimensión neutra de los fantasmas con los movimientos ávidos de un depredador. Busca, rastrea. La imagen de un adolescente le obsesiona.No ha olvidado sus facciones suaves, tímidas, aunque han transcurrido meses desde que se vieron por última vez. Lo necesita. Pero no lo encuentra.
Recorre túneles oscuros, vías abiertas en la región desconocida donde merodean los espíritus hogareños, las almas de aquellos que al morir se quedaron anclados al mundo de los vivos por algo pendiente, algo que les impide descansar en paz.
Él es una criatura distinta, de naturaleza maligna, liberada por las circunstancias en aquel entorno inerte donde apenas puede dar rienda suelta a sus sanguinarios instintos. Y no está dispuesto a pasarse la eternidad vagando por esa red de galerías como una sombra de los vivos. Por eso escudriña en esa otra realidad a la que no pertenece, aquella poblada por corazones que todavía palpitan.
Busca al Viajero con ansiedad. Ha rastreado ya buena parte de la ciudad donde sabe que habita, París, surgiendo furtivamente desde la otra dimensión.
El ente avanza por esos corredores en tinieblas salpicados de tenues destellos, brillos que advierten de accesos al mundo de los vivos a través de espejos. Se aproxima a esas islas resplandecientes desde la zona oscura y se asoma al otro lado de aquellas fronteras de cristal enmarcado.
Espía. Atisba inofensivas escenas domésticas, habitaciones vacías, pasillos irregulares de viejas casas parisinas. De vez en cuando, travieso, interfiere en esa realidad de los vivos. Pero se reserva su auténtica capacidad de hacer daño. Necesita hallar al Viajero. Cuanto antes.
Abandona su posición frente a un espejo y retorna a la penumbra de la región de los fantasmas hogareños. Ninguno se cruza con él, le tienen miedo. Se ocultan a su paso.
Hacen bien.
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lunes, 8 de abril de 2019

Inicio de LA OSCURIDAD QUE ACECHA

LA OSCURIDAD QUE ACECHA
DE LYNN FLEWELLING

Desde Keston y en dirección suroeste, hacia Eskalia, el delgado navío atravesaba dando tumbos las crestas de espuma. Durante la noche avanzaba sin luces; sus tripulantes, contrabandistas veteranos todos ellos, navegaban con la mirada puesta en las estrellas. Durante el día mantenían una vigilancia constante, aunque había pocas posibilidades de toparse con otro barco. Sólo un capitán plenimarano se atrevería a internarse en alta mar a esas alturas del año, y este invierno no habría ninguno tan al norte. No ahora que una guerra se estaba preparando.
El hielo cubría los aparejos. Los marineros tiraban de las drizas con las manos ensangrentadas, tenían que romper la capa de hielo que cubría los barriles antes de beber y, amontonados cuando no estaban de guardia, cuchicheaban sobre los dos caballeros y la siniestra banda de malhechores que había subido con ellos a bordo.
El segundo día de travesía, el capitán, completamente borracho, salió al puente. "El oro no le sirve de nada a los muertos", aulló sobre el viento; una tormenta se les venía encima e iban a dar la vuelta. Sin dejar de sonreír, el siniestro noble lo acompañó abajo y eso fue lo último que se supo del asunto. Aquella misma noche el capitán cayó por la borda. O al menos así se explicaron las cosas; el hecho es que a la mañana siguiente no pudieron encontrarlo, y su curso no había variado.
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domingo, 7 de abril de 2019

Inicio de LA LUNA DEL TRAIDOR

LA LUNA DEL TRAIDOR
DE LYNN FLEWELLING

El viento cargado de nevisca azotaba a Magyana, arrancando húmedos mechones de la espesa trenza blanca de la maga mientras recorría penosamente el desolado campo de batalla. En la distancia, las tiendas de campaña del extendido campamento de su reina se ondulaban y crujían a lo largo de la ribera, espectros negros en una llanura parda. En los improvisados corrales se apelotonaban los caballos de espaldas al viento. Los desafortunados soldados que estaban de guardia hacían lo mismo, y sus verdes guerreras eran la única nota de color en la triste paleta del paisaje.Magyana se envolvió lo mejor que pudo en su capa empapada. En sus trescientos tres años de vida, jamás había sentido el frío con tanta intensidad. Quizá era que su fe la había mantenido cálida hasta entonces, reflexionó con tristeza, fe en los ritmos confortables de su vida y fe en Nysander, el mago que había formado parte de su alma durante dos siglos. La maldita guerra le había robado ambas cosas y otras muchas. Casi una tercera parte de los magos de la Oréska estaba muerta, cientos de años de vida y conocimientos derrochados. El segundo consorte de la Reina Idrilain y sus dos hijos menores habían caído en batalla, junto con docenas de aristócratas e incontables soldados rasos, arrojados por las hojas enemigas o la enfermedad al otro lado de las Puertas de Bilairy.
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sábado, 6 de abril de 2019

¿Identificas la obra?

En los niveles superiores de las subsecciones más ricas de la ciudad se encuentran los solarios naturales, en los que un tabique de cuarzo, con una pantalla movible de metal, excluye el aire y permite la entrada a la luz del sol. Allí las esposas y las hijas de los administradores y ejecutivos de más alto rango de la ciudad pueden broncearse. Allí acontece algo único todas las noches: ¡oscurece! 
En el resto de la ciudad sólo existen los ciclos arbitrarios de las horas. Las luces de los apartamentos disminuyen a medida que transcurren las horas de oscuridad, y el pulso de la ciudad se debilita. Aunque nadie pueda distinguir el mediodía de la medianoche mediante ningún fenómeno cósmico a lo largo de las avenidas subterráneas de la ciudad, la humanidad persiste en la muda división del horario. 
Los expresvías circulan vacíos; el ruido de la vida disminuye; la movible muchedumbre que transita por los larguísimos callejones desaparece; la ciudad de Nueva York yace en la sombra no advertida de la Tierra. Sus habitantes duermen.
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viernes, 5 de abril de 2019

Inicio de El origen del mal

El origen del mal
De Brian Lumley

El agente estaba tendido en una mancha de nieve, sobre un montón de piedras blancas, en la cresta oriental de lo que había sido en otro tiempo el paso de Perchorsk, en el centro de los montes Urales. A través de unos prismáticos de visión nocturna observó una zona de casi una hectárea de tierras onduladas y de un gris plateado que se extendía sobre el barranco abierto a sus pies. Vista a la luz de la luna, aquella superficie podía ser tomada fácilmente por hielo, pero Mijaíl Simonov sabía que no se trataba de un glaciar ni de un río helado, sino de una plancha de metal de unos ciento veinte metros de longitud por algo menos de sesenta de ancho. A todo lo largo de los bordes irregulares que la recorrían en el sentido longitudinal, donde su bóveda suavemente curvada se juntaba con las paredes rocosas del desfiladero, y a ambos extremos, donde el arqueado metal se elevaba en línea recta hacia unas macizas barreras de masa pétrea o diques, «sólo» tenía quince centímetros de grueso, pero en su centro la plancha moldeada era de sesenta centímetros. Esto, por lo menos, es lo que habían registrado los instrumentos de observación de los satélites espías americanos, como también el hecho de tratarse de la mayor reserva de plomo acumulada en toda la superficie del globo.
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jueves, 4 de abril de 2019

Inicio de La estirpe de Rahl el oscuro

La estirpe de Rahl el oscuro
De Terry Goodkind

Revolviendo en los bolsillos del muerto, Jennsen Daggett tropezó con la última cosa en el mundo que habría esperado. Sobresaltada, se sentó en cuclillas. La cortante brisa le alborotó los cabellos mientras contemplaba boquiabierta las palabras escritas en meticulosa letra de imprenta sobre el pequeño trozo cuadrado de papel. Habían doblado el papel por la mitad dos veces, con cuidado, de modo que los extremos coincidieran. Pestañeó, medio esperando que las palabras desaparecieran, igual que una ilusión macabra. Permanecieron, muy, pero que muy reales.
Aunque sabía lo estúpida que era la idea, le pareció no obstante como si el soldado muerto estuviera observando su reacción. Sin mostrar ninguna, externamente al menos, dirigió una mirada furtiva a los ojos del cadáver. Estaban opacos y empañados. Había oído decir que los difuntos daban la impresión de estar simplemente dormidos. Con él no era así. Sus ojos aparecían muertos. Los pálidos labios estaban tirantes, el rostro ceroso. Había un rubor violáceo en la parte posterior del cuello, corto y ancho.
Por supuesto que no la observaba. Ya no observaba nada. Aunque, con la cabeza girada hacia ella, casi parecía como si la mirara.
Arriba, en la rocosa colina a su espalda, las ramas desnudas chasqueaban bajo el viento como huesos que repiquetearan. El papel que sostenía con sus temblorosos dedos pareció vibrar con ellas, y su corazón, que ya palpitaba con brío, se desbocó.
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miércoles, 3 de abril de 2019

Inicio de EL BASTIÓN DEL ESPINO

EL BASTIÓN DEL ESPINO
Elaine Cunningham

Preludio
27 de Tarsakh, 927 CV
Dos jóvenes hechiceros permanecían de pie en la cima de una montaña contemplando con respeto el devastador resultado de la fuerza combinada de su magia.
Ante ellos se desplegaba una amplia superficie cubierta de hierba y flores silvestres, en el mismo lugar donde en el instante anterior se erguía un alcázar antiguo y asediado. La fortaleza había desaparecido, y con ella las poderosas criaturas que habían tomado refugio en su interior. También se habían esfumado todos los supervivientes..., como sacrificio a la guerra contra los seres diabólicos que habían emergido de las profundidades del cercano Ascalcorno. Esfumados, sin dejar más huella que un remoto recuerdo en la memoria de los dos hombres que habían invocado semejante destrucción.
Ambos eran jóvenes, pero ésa era su única similitud. Renwick Manto de Nieve Caradoon era de baja estatura y complexión ligera, con rasgos delicados y un rostro enjuto y pálido. Iba vestido de blanco de pies a cabeza y la vaporosa capa que llevaba lucía ricos bordados de hilo de seda blanco e iba ribeteada de nívea piel de armiño. Tenía el pelo prematuramente cano y en el centro de la frente se le ondulaba en un remolino. Su porte traducía orgullo y ambición, y contemplaba el resultado del hechizo conjunto con satisfacción.
Su compañero era una cabeza más alto que él y ancho de espaldas y de pecho. Tenía los ojos negros y el semblante tostado por el sol a pesar de lo incipiente del año. Cualquiera que lo contemplase podría confundirlo con un montaraz o un leñador, salvo por la inequívoca áurea de magia que todavía flotaba a su alrededor. Contemplaba con ojos llenos de terror lo que acababan de hacer.

martes, 2 de abril de 2019

Tío Gilito

Dependiendo del país en el que nos encontremos podemos preguntar por el Tío Gilito si tenemos en cuenta los distintos nombres con que es conocido el famosísimo y adinerado Tío Gilito:

Estados unidos: ? / Mc pato
España: Tío Gilito / Gil Pato
Dinamarca: Onkel Joakim / Joakim von And
Holanda: Oom Dagobert / Dagobert Duck
Finlandia: Roope-Setä / Roope Ankka
Francia: Oncle Picsou / Balthazar Picsou
Alemania: Onkel Dagobert / Dagobert Duck
Italia: Zio Paperone / Paperon de Paperoni
Noruega: Onkel Skrue / Skrue McDuck
Portugal: Tio Patinhas / Patinhas Mc Pato
Suecia: Farbror Joakim / Joakim von Anka

lunes, 1 de abril de 2019

Inicio de VERSOS LUMINOSOS

VERSOS LUMINOSOS

De todas las personas del mundo, la última a quien nadie habría creído capaz de cometer un asesinato era la señora Avis Lardner. Viuda del gran astronauta mártir, era filántropa, coleccionista de arte, anfitriona extraordinaria y, todo el mundo estaba de acuerdo en ello, artista genial. Pero sobre todo era el ser humano más dulce y bondadoso que se pudiera imaginar.
Como todos recordamos, su marido, William J. Lardner, murió por efecto de la radiación de una erupción solar, después de haberse quedado deliberadamente en el espacio para que una nave de viajeros pudiera llegar sin contratiempo a la Estación Espacial 5.
La hazaña de su difunto esposo le había valido a la señora Lardner una generosa pensión, que ella invirtió con acierto y prudencia. Ya en plena edad madura, era una mujer rica.
Su casa era una vitrina, un verdadero museo, que sólo contenía colecciones extremadamente selectas de objetos extraordinariamente hermosos, adornados con joyas. Procedentes de una docena de culturas distintas, había conseguido reliquias de casi todos los artefactos imaginables que se pudieran incrustar de joyas y destinar al servicio de la aristocracia de la cultura en cuestión. 
Poseía uno de los primeros relojes de pulsera recamados de joyas fabricados en América, un puñal enjoyado de Camboya, unas gafas incrustadas de joyas de Italia, y un largo etcétera, casi interminable.
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jueves, 28 de marzo de 2019

¿Reconoces este fragmento?

-Creo que no es la primera vez que se le previene contra su mal genio -le dijo el padre Lehy al penitente.

-Sí, padre.

-¿Se da cuenta de que el intento fue casi criminal?

-No había intención de matar.

-¿Trata de excusarse? -le preguntó el confesor.

-No, padre. La intención era herir. Me acuso de violar el espíritu del quinto mandamiento de pensamiento y obra, y de pecar contra la caridad y la justicia, trayendo la desgracia y el escándalo sobre mi cargo.

-¿Se da cuenta de que ha roto la promesa de no recurrir nunca a la violencia?

-Sí, padre, y lo lamento profundamente.

-Y la única circunstancia mitigante es que lo vio todo rojo y pegó. ¿Deja a menudo que la razón le abandone de este modo?

Continuó el interrogatorio con el superior de la abadía arrodillado y el prior sentado como un juez por encima de su maestro.

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Reconoces este fragmento?

El sótano abovedado fue excavado durante los siglos de infiltración nómada procedente del norte, cuando la horda Bayring recorrió la mayor parte de las Llanuras y el desierto, saqueando y destruyendo todos los pueblos que encontraba a su paso. La Memorabilia, el pequeño patrimonio de la abadía conservado desde el pasado, había sido emparedada bajo las bóvedas subterráneas para proteger los escritos tanto de los nómadas como de los soidisant cruzados de las órdenes cismáticas, creados para luchar contra las hordas, pero convertidos a la aventura del pillaje y a la lucha de sectas. Ni los nómadas ni la Orden Militar de San Pancracio eran capaces de valorar los libros de la abadía; los nómadas los habrían destruido por el simple placer de la destrucción y los militares frailes-caballeros habrían quemado a muchos de ellos como «heréticos», de acuerdo con la teología de Vissarion, su antipapa.

Ahora, una era de oscuridad parecía concluir. Durante doce siglos, la pequeña llama del conocimiento había sido conservada latente en los monasterios; sólo entonces estaban sus mentes listas para ser avivadas. Hacía mucho tiempo, durante la última era de la razón, ciertos orgullosos pensadores declararon que el conocimiento válido era indestructible... Que las ideas eran imperecederas, y la verdad, inmortal. Pero aquello fue verdad sólo en el más sutil de los sentidos, pensó el abad, y completamente falso en la superficie. Era seguro que en el mundo existía un propósito objetivo; el logos no moral o designio del Creador; pero aquellos propósitos eran de Dios y no del hombre, hasta que encontraron una encarnación imperfecta, un oscuro reflejo, en la mente, palabra y cultura de una determinada sociedad humana, que podía atribuirle valores a los propósitos para que fuesen válidos en un sentido humano en la cultura. Porque el hombre era un portador de cultura al igual que un portador de alma, pero su cultura no era inmortal y podía morir con una raza o una era, y entonces los reflejos humanos del propósito y las descripciones humanas de la verdad 
retrocedían, sin ser vistas, sólo en el logos objetivo de la naturaleza, y el inefable logos de Dios. La verdad podía ser crucificada; pero pronto quizá se produciría su resurrección.

martes, 26 de marzo de 2019

¿Conoces el fragmento?

Frank Frink miró cómo su ex empleador se alejaba anadeando por el pasillo hacia la sección principal de trabajo de la W-M Corporation, y pensó: lo extraño acerca de Wyndam-Matson es que no parece el dueño de una fábrica. Parece un alegre vagabundo, un hombre que se ha dado un baño, se ha puesto ropa nueva, se ha cortado el pelo, se ha afeitado, ha tomado una dosis de vitaminas y se ha lanzado al mundo con cinco dólares a empezar una nueva vida. El viejo era nervioso, tímido, sumiso a veces, como si todos fueran enemigos potenciales más fuertes que él, a quienes tenía que halagar y aplacar. "Me van a saltar encima" 
parecían decir sus modales.
Y sin embargo el viejo W-M era realmente poderoso y manejaba capitales, bienes raíces y toda una serie de empresas. Además de la fábrica W-M.
Siguiendo al viejo, Frink abrió el portalón metálico y entró en el taller: un rumor de motores - que había oído a su alrededor todos los días durante tanto tiempo -, hombres frente a sus máquinas, luces que zigzagueaban en el aire, polvo, movimiento. Allá iba el viejo. Frink aceleró el paso.
- ¡Eh, señor W-M! - llamó.
El viejo se había detenido junto a Ed McCarthy, el capataz de brazos velludos. 
Frink se acercó y los dos hombres lo miraron.

lunes, 25 de marzo de 2019

Inicio de LA ESPADA DE LA VERDAD

LA ESPADA DE LA VERDAD
La Señora de la Muerte
TERRY GOODKIND

No recordaba haber muerto.

Con una oscura sensación de recelo, se preguntó si las lejanas voces enojadas que flotaban hasta llegar a ella significaban que estaba a punto de padecer aquel trascendental desenlace: la muerte.

No había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto si así era.

Si bien no recordaba haber muerto, rememoraba vagamente solemnes murmullos que decían que la muerte la había hecho suya, pero que él había presionado su boca sobre la de ella y llenado sus pulmones inactivos con su aliento, su vida, y que al hacerlo había reavivado la suya. No tenía ni idea de quién era la persona que hablaba de una hazaña tan inconcebible.

Aquella primera noche, al percibir las distantes voces incorpóreas como poco más que una noción vaga, había caído en la cuenta de que había gente a su alrededor que no creía —a pesar de que volvía a estar viva— que fuera a permanecer con vida durante lo que quedaba de la noche. Pero ahora sabía que lo había hecho; había permanecido con vida muchas más noches, quizá como respuesta a plegarias desesperadas y juramentos fervientes murmurados sobre ella aquella primera noche.

Pero si bien no recordaba haber muerto, recordaba el dolor antes de sumirse en aquella prolongada inconsciencia. El dolor, nunca lo olvidaba. Recordaba de haber peleado sola y salvajemente contra todos aquellos hombres, hombres que mostraban los dientes igual que una jauría de perros salvajes con una liebre. Recordaba la lluvia de golpes brutales que la hizo caer al suelo, las pesadas botas estrellándose contra su cuerpo una vez allí, y el chasquido seco de los huesos al partirse. Recordaba la sangre, tantísima sangre, en los puños de sus atacantes, en sus botas. Recordaba el insoportable terror de carecer de aliento para jadear ante aquella agonía, para gritar contra el peso aplastante del dolor.

domingo, 24 de marzo de 2019

Argumento de LAS RUINAS DE GORLAN

JOHN FLANAGAN
LAS RUINAS DE GORLAN

Will es un chico de 15 años, bajo para su edad, pero ágil y lleno de energía. Toda su vida ha querido ser guerrero para seguir los pasos de ese padre que nunca llegó a conocer. Cuando le rechazan como aprendiz en la Escuela de Combate del castillo Redmont, se hunde en la desesperación, y aún más todavía cuando le asignan como aprendiz del enigmático Halt para formar parte del Cuerpo de Montaraces.
Los montaraces son un grupo misterioso. Entrenados para el uso del arco y las flechas, los movimientos silenciosos y el arte del camuflaje.
La gente común y corriente teme a los montaraces y cree que son brujos, que su habilidad para moverse sin ser vistos tiene algo que ver con la magia negra. Will comparte ese temor supersticioso, pero mientras su entrenamiento progresa… descubre que las cosas son distintas de como siempre pensó.
Cuando se ve envuelto en una conspiración, tiene que utilizar todo el talento para salvar a su compañero y mentor y no perecer en el intento…

sábado, 23 de marzo de 2019

Inicio de Los asesinos de Anubis

Los asesinos de Anubis
Gary Gygax

Muerte en Ys

—¡Otra noche horrible!
Era un lamento en voz alta y áspera, pero el viento de noviembre que cruzaba el océano como un látigo y penetraba en la ciudad situada en el alto brazo de tierra hizo pedazos el sonido.
—Sólo un par de idiotas como nosotros soportarían esta guardia —asintió el segundo hombre, y se arrebujó en su capa de lana marrón y azul. El aire era frío y húmedo, la tela resultaba pesada por el salitre y aquel gesto fue más para consolarse que por buscar abrigo—. Debimos unirnos a una de las compañías libres.
—¿Y morir en uno de esos bosques olvidados de Teutonia? ¡Eres un maldito estúpido, Ollo! —exclamó el hombre más alto.
—Quizá sea un estúpido —concedió con un gruñido el otro guardián de la ciudad—, ¡pero, si nos destinaron a esta guardia, fue gracias a que tú te enredaste con la amante del sargento!
—Retráctate o...
El segundo hombre cogió el brazo de su camarada.
—¡Silencio! —Los dedos se clavaron con fuerza en la carne a pesar de la ropa—. He oído algo extraño... —bajó la voz y prestó atención—. Allí, Alaine. Era un aullido. ¿Lo has oído?

viernes, 22 de marzo de 2019

Inicio de LA SUERTE DE LOS LADRONES

LA SUERTE DE LOS LADRONES
LYNN FLEWELLING

Los enmohecidos huesos se desmoronaron bajo sus botas, mientras Lord Mardus y Vargul Ashnazai descendían a la diminuta cámara que se escondía bajo el montículo. Ignorando el penetrante olor a ciénaga y muerte antigua que reinaba en el lugar, y la húmeda y malsana tierra que manchaba sus cabellos y se escurría espalda abajo por su cuello, Mardus se dirigió hacia el tosco bloque de piedra que se encontraba al fondo de la cámara, haciendo crujir más y más huesos a cada paso. Apartó sin miramientos costillas y cráneos, frágiles como el cristal, y, con ademán reverente, recogió una pequeña bolsa que descansaba sobre la piedra. El podrido cuero se deshizo al contacto y ocho discos de madera grabados cayeron sobre las palmas de sus manos.
-Parece que habéis conseguido vuestro propósito, Vargul Ashnazai -Mardus sonrió y la cicatriz que había debajo de su ojo izquierdo se estiró.
Bajo la escasa luz de la cámara, el cetrino y anguloso rostro de Ashnazai semejaba una máscara fantasmal. Asintió satisfecho y pasó una mano sobre los discos. Por un instante, éstos parecieron temblar y pudo entreverse su verdadera forma.

jueves, 21 de marzo de 2019

Inicio de CORAZÓN DE TINTA

CORAZÓN DE TINTA
CORNELIA FUNKE

Aquella noche llovía. Era una lluvia fina, murmuradora. Incluso años y años después, a Meggie le bastaba cerrar los ojos para oír sus dedos diminutos tamborileando contra el cristal. En algún lugar de la oscuridad ladraba un perro y Meggie no podía conciliar el sueño, por más vueltas que diera en la cama.
Guardaba debajo de la almohada el libro que había estado leyendo. La tapa presionaba su oreja, como si quisiera volver a atraparla entre las páginas impresas.
--Vaya, seguro que es comodísimo tener una cosa tan angulosa y dura debajo de la cabeza -le dijo su padre la primera vez que descubrió un libro debajo de su almohada-. Admítelo, por las noches te susurra su historia al oído.
--A veces -contestó Meggie-. Pero sólo funciona con los niños pequeños. -Como premio Mo le pellizcó la nariz.
Mo. Meggie siempre había llamado así a su padre.
Aquella noche -en la que tantas cosas comenzaron y cambiaron para siempre- Meggie guardaba debajo de la almohada uno de sus libros predilectos, y cuando la lluvia le impidió dormir, se incorporó, se despabiló frotándose los ojos y sacó el libro de debajo de la almohada. Cuando lo abrió, las páginas susurraron prometedoras. Meggie opinaba que ese primer susurro sonaba distinto en cada libro, dependiendo de si sabía lo que le iba a relatar o no. Sin embargo, ahora lo fundamental era disponer de luz. En el cajón de su mesilla de noche escondía una caja de cerillas. Su padre le había prohibido encender velas por la noche. El fuego no le gustaba.
--El fuego devora los libros -decía siempre, pero al fin y al cabo ella tenía doce años y era capaz de controlar un par de velas.
A Meggie le gustaba leer a la luz de las velas. En el antepecho de la ventana tenía tres fanales y tres candeleros. Cuando estaba aplicando la cerilla ardiendo a una de las mechas negras, oyó pasos en el exterior. Asustada, apagó la cerilla de un soplido -¡con qué precisión lo recordaba todavía muchos años después!-, se arrodilló ante la ventana mojada por la lluvia y miró hacia fuera. Entonces lo vio.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Inicio de El Libro de las Sombras Contadas

El Libro de las Sombras Contadas
TERRY GOODKIND

Era una enredadera de extraño aspecto. Abigarradas hojas de color oscuro crecían a lo largo de un tallo que estrangulaba el liso tronco de un abeto. La savia goteaba por la desgarrada corteza, y ramas secas se desplomaban, todo lo cual daba la impresión de que el árbol tratara de lanzar una queja al frío y húmedo aire de la mañana. Por todo lo largo de la enredadera sobresalían vainas, que casi parecía que miraran cautelosas alrededor por si alguien estuviera vigilando.
El olor fue lo primero que le llamó la atención, un olor semejante a la descomposición de algo muy desagradable incluso cuando estaba vivo. Richard se pasó la mano por su espesa mata de pelo mientras su mente se desprendía de la bruma de desesperación y se concentraba en observar la enredadera. Buscó otras, pero no había más. Todo lo demás parecía normal. Los arces del bosque Alto Ven estaban teñidos de carmesí y lucían con orgullo su nuevo manto, que se mecía en la suave brisa. Ahora que las noches eran cada vez más frescas, sus primos del bosque del Corzo, más al sur, no tardarían en imitarlos. Los robles se resistían a la nueva estación y aún conservaban sus copas color verde oscuro.

martes, 19 de marzo de 2019

¿Sabes la procedencia de este fragmento?

Manos suaves y acariciantes lo recorrían; se detenían en cada pulgada de superficie de su cuerpo.

Jasperodus yacía pasivo, concentrándose en las sensaciones placenteras.

La muchacha era la misma pelirroja que participó en aquella primera limpieza que le hicieron, hacía casi dos años. Ahora que él era amo del palacio, ella se había ofrecido para brindarle sus servicios a diario, y lo frotaba y lustraba para conservarlo majestuoso y reluciente. Obviamente la muchacha gozaba con la tarea, que de algún modo la excitaba. A veces se le ahuecaba la respiración, y ocasionalmente al masajear el bulto metálico de la entrepierna de Jasperodus, parecía dominada por un frenesí momentáneo y recorría el aire con la mano como si manipulara el falo inexistente.

lunes, 18 de marzo de 2019

Inicio de La Oscuridad

La Oscuridad
Marianne Curley

Antes de que el mundo pueda ser libre,
será testigo del asesinato de la inocencia
en los bosques que hay sobre la antigua ciudad de Verdemar,
donde se revelarán nueve identidades.

Un rey llegará a gobernar,
pero no antes de que un líder de corazón puro se despierte
y un guerrero sin edad con alma antigua
lo guíe con gracia y providencia.

Mas cuidado, los nueve verán llegar y partir a un traidor,
lo que dará pie a una guerra larga y atroz,
y los Elegidos se unirán con fuerza
aunque la desconfianza causará discordia.

domingo, 17 de marzo de 2019

Inicio de La aprendiz

Trudi Canavan
La aprendiz

Cada verano, durante unas pocas semanas, el cielo sobre Kyralia exhibía un rotundo color azul y el sol caía a plomo. En la ciudad de Imardin, el polvo tomaba las calles y en el Puerto los mástiles sucumbían a la calima, mientras hombres y mujeres se refugiaban en su hogar, abanicándose y sorbiendo zumo o, en las zonas más peligrosas de las barriadas, bebiendo copiosas cantidades de bol.
   
Pero en el Gremio de los Magos de Kyralia estos días abrasadores saludaban la proximidad de un importante evento: el juramento de la promoción estival de aprendices.
   
Sonea hizo una mueca y se tiró del cuello del vestido. Aunque su deseo era llevar los mismos ropajes sencillos pero bien confeccionados que había vestido desde que vivía en el Gremio, Rothen había insistido en que necesitaba algo más elegante para la Ceremonia de Aceptación.
 
—No te preocupes, Sonea —dijo Rothen, riendo por lo bajo—. Terminará pronto y después ya tendrás la túnica con la que vestirás. Estoy seguro de que te hartarás de ella enseguida.
   
—No estoy preocupada —le replicó Sonea con irritación.
 
 Los ojos del mago se iluminaron divertidos.
   
—¿De verdad? ¿Ni siquiera te sientes un poco nerviosa?
   
—No es como la Vista del año pasado. Aquello fue algo salvaje.

sábado, 16 de marzo de 2019

La Nave Robada

La Nave Robada
      
La sensación de hallarse en el hiperespacio, con el cosmos como fondo,  siempre sobrecogía al principio. A Jeff le parecía que estaba perdido para siempre fuera del tiempo y del espacio normal. Pero, en cuanto se hubo recuperado de aquella impresión, Norby regresó. Jeff parpadeó porque esperaba hallarle en el exterior de la rueda del Comando Espacial, flotando en el espacio, pero en cambio sus ojos se llenaron de luz     brillante.
     
—Yo creí que había sintonizado con el paradero de Pera —dijo Norby en voz baja—, pero hemos llegado demasiado tarde.
      
Estaban en la sala de control de una nave que le era familiar. Jeff parpadeó de nuevo y reconoció la primera hipernave experimental del Comando Espacial para viajar por el hiperespacio, y hasta el presente la única, a la que Yobo había vuelto a bautizar recientemente con el nombre de La Búsqueda.
      
—Vaya, vaya. Visitas inesperadas —dijo una voz desagradable que le resultaba amargamente familiar.
...

viernes, 15 de marzo de 2019

Inicio de Antes de que los cuelguen

Joe Abercrombie
Antes de que los cuelguen

Maldita niebla. Se te mete en los ojos, no te deja ver más que un par de zancadas del terreno que tienes delante. Se te mete por las orejas, no te deja oír nada, y si acaso oyes algo, no sabes de dónde viene. Se te mete por la nariz, no te deja oler nada que no sea humedad. Maldita niebla. Es la pesadilla del explorador.

Hacía unos días que habían dejado el Norte y entrado en Angland, cruzando el Torrente Blanco, y desde entonces el Sabueso andaba con los nervios a flor de piel: explorando territorio desconocido en medio de una guerra que ni les iba ni les venía. También sus camaradas andaban inquietos. Aparte de Tresárboles, ninguno de ellos había salido nunca del Norte. Hosco tal vez sí. Pero no solía hablar de los sitios en los que había estado.

Habían pasado unas cuantas granjas incendiadas y un pueblo abandonado por sus habitantes. Las típicas construcciones de la Unión, edificios grandes, cuadrados. Habían visto huellas de caballos y de hombres. Muchas huellas, pero ni un solo hombre. El Sabueso sabía que Bethod no podía andar muy lejos; su ejército estaría desplegado por el territorio, buscando ciudades que incendiar, provisiones que robar, gente a la que matar. Sembrando la destrucción a su paso. Tendría exploradores por todas partes. Si capturaban al Sabueso, o a cualquiera de sus compañeros, volverían al barro, aunque no de forma demasiado rápida. Cruces ensangrentadas, cabezas ensartadas en picas, todas esas cosas; el Sabueso no se hacía demasiadas ilusiones al respecto.

jueves, 14 de marzo de 2019

Argumento de LA PRIMERA CRONICA

GLEN COOK
LA PRIMERA CRONICA

"Antiguamente, nuestra unidad constaba únicamente de soldados negros, de ahí nuestro nombre. La lenta deriva hacia el norte ha resultado no solo en la disminución de nuestro número, sino también en un cambio en nuestro aspecto. Un Ojo es el único hombre negro que queda hoy en día".

"Somos la última de las Doce Auténticas Compañías. Hemos sobrevivido más de un siglo a las demás, pero temo que nos encontremos en nuestro ocaso. Siento que ésta puede ser la última misión. Una página de la historia está a punto de pasar, y una vez lo haga, las grandes hermandades guerreras quedarán destruidas y olvidadas".
Pero el soldado estaba equivocado...

Lejos de princesas elfas, príncipes prometidos, grandes palacios y mundos de ensueño, Glen Cook ha preferido un acercamiento más terrenal: un grupo de mercenarios envueltos en toda suerte de fregados, batallas, apuros y lances fantásticos para ganarse su honesto jornal teniendo como única herramienta el acero. Ellos serán nuestros ojos.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Inicio de ELEGIDOS DEL SOL

ELEGIDOS DEL SOL
Richard E. Dansky

La tumba a la que llamaban el Sepulcro de Talat se encontraba a doce días largos al sudeste de las Grandes Bifurcaciones, cerca de un bosquecillo que, según aseguraban las supersticiones locales, estaba encantado. Más sabios que los extranjeros, los lugareños evitaban el lugar y se cuidaban de que las puertas de sus casas estuvieran bien cerradas tras la caída de la noche. Echaban los postigos, atizaban los fuegos en las chimeneas y mantenían las armas cerca por si a algún muerto errabundo se le ocurría la idea de presentarse sin ser invitado. La tierra de labranza era buena en las proximidades del Sepulcro de Talat ahora que los nudosos laureles y los pinos enanos habían sido arrancados y la vida era más sencilla de lo que podría haber sido en otros lugares. Simplemente, las personas sensatas sabían que no debían aventurarse por los campos tras la caída de la noche si no querían encontrarse con algún muerto. Por lo demás, si trabajaban duro les sería fácil prosperar en aquella tierra. Aun cuando uno de los muertos encontraba una aldea y empezaba a aporrear las puertas, era relativamente fácil solucionar el asunto con antorchas y hoces y devolver la amenaza a su eterno descanso.

martes, 12 de marzo de 2019

Argumento de EL ÚLTIMO PUENTE

STEVEN ERIKSON
EL ÚLTIMO PUENTE

La política expansiva de la Emperatriz de Malaz ha llevado a sus soldados a vagar por más de un continente. Ahora, tras enfrentarse a Anomander Rake, caudillo de los tiste andii, se perfila en el horizonte lo que promete ser el siguiente objetivo: Darujhistan, última de las Ciudades Libres.
Aprovechando un momento de reposo, el sargento Whiskeyjack y su pelotón de Arrasapuentes se disponen a llorar a los muertos. Sin embargo, fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas. La ambición de la Emperatriz no conoce límites y los dioses observan cuanto sucede con ánimo de intervenir.
Un punto de partida en mitad de una tormenta es el elegido para iniciar esta épica saga coral. Steven Erikson se propone no dar ni un respiro al lector, porque tanto dentro como fuera del territorio de Malaz nada es lo que parece. Y nadie es lo que parece. ¿O sí?

lunes, 11 de marzo de 2019

Inicio de EL PORTAL DE LOS ELFOS

EL PORTAL DE LOS ELFOS
Herbie Brennan

Henry se levantó temprano el día en que su vida iba a cambiar. Estaba haciendo una maqueta de cartón, que había dejado preparada la noche anterior para que el pegamento se secase, y lo único que le faltaba para acabar el cerdo volador era colocar un palillo de dientes como eje y añadir algunos adornos. Le había costado tres semanas de trabajo, pero, cuando girara el resorte, el cerdo despegaría batiendo las alas de cartón. En la base de la maqueta decía: «Los cerdos vuelan».
Se levantó a las siete; tardó tres minutos en vestirse, y al minuto siguiente comprobó que el pegamento se había endurecido. Y ¿cómo no iba a endurecerse si lo había dejado toda la noche? Ése era el secreto de las maquetas de cartón: no tener prisa. Había que dedicar tiempo a recortar, y después ir paso a paso. Así se indicaba en las instrucciones: «Ir paso a paso». Y esperar un montón a que el pegamento se secara. Si uno hacía estas tres cosas, conseguía maquetas de cartón tan sólidas como el Taj Mahal. Henry tenía ya siete en su habitación, y entre ellas una que era realmente el Taj Mahal. Pero el cerdo volador era la mejor de todas: en su interior tenía un mecanismo, hecho de ruedas dentadas y ejes de cartón, que hacía que el cerdo se elevase y se le desplegaran las alas.

domingo, 10 de marzo de 2019

¿Sabes a que libro pertenece este texto?

Si alguien hubiese preguntado a Jared Grace en qué trabajarían sus hermanos cuando fuesen mayores, no se lo habría pensado dos veces. Habría respondido que su hermano Simón sería veterinario o domador de leones, y que su hermana Mallory se dedicaría profesionalmente a la esgrima o acabaría en la cárcel por pinchar a alguien con una espada. Sin embargo, el propio Jared no sabía qué quería llegar a ser. No es que nadie se lo preguntase, en realidad. Nadie le pedía su opinión sobre nada. La nueva casa, por ejemplo. Jared Grace alzó la vista y achicó los ojos. Quizás aquello le parecería más bonito si lo viese borroso.

sábado, 9 de marzo de 2019

Inicio de Cúpulas de fuego

Cúpulas de fuego
David Eddings

Era principios de primavera y la lluvia aún conservaba el recuerdo del frío del invierno. Una suave llovizna plateada bajaba del cielo nocturno y formaba espirales en torno a las robustas torres de vigilancia de Cimmura, siseando al tocar las antorchas emplazadas a ambos lados de las anchas puertas y haciendo que las piedras de la carretera que conducía hasta la entrada estuviesen negras y lustrosas. Un jinete solitario se acercaba a la ciudad. Iba envuelto en una pesada capa de viaje y montaba un alto caballo ruano peludo de largo hocico y ojos apagados y ariscos. El viajero era un hombre grande, con una corpulencia de pesados huesos y tendones flexibles más que de carnes. Tenía cabellos ásperos y negros, y en alguna época pasada se había roto la nariz. Cabalgaba tranquilamente pero con ese peculiar estado de alerta de los guerreros entrenados.
El enorme caballo ruano se estremeció con indiferencia para sacudirse la lluvia del velludo pelaje, en el momento en el que se acercaron a la puerta este de la ciudad y se detuvieron en el rojizo círculo de la luz de las antorchas, en el exterior de la muralla.

viernes, 8 de marzo de 2019

Inicio de El pozo de las Tinieblas

El pozo de las Tinieblas
Douglas Niles

Introducción

La diosa despertó lentamente de su frío sueño, recobrando la consciencia a medida que se apartaba el helado manto de la estación cambiante. Volviéndose con gracia imperial, buscó la fuerza vivificante del nuevo sol.
Pronto sintió su calor sobre las largas y arenosas playas de sus costas y sobre las estancadas aguas de sus bajas y llanas marismas. Poco a poco, el sol apartó la cubierta invernal de los ondulados paramos y los campos cultivados.
El espeso manto blanco que cubría los bosques y cañadas de la diosa permaneció sin cambio, y las tierras altas no dieron todavía señales de reconocer el final del invierno. Todo ocurría como debía, y la diosa se regocijó en la creciente vitalidad de su cuerpo: la tierra.
Últimamente se había empequeñecido, pero su fuerza era grande. Su suelo, aunque amenazado, estaba al cuidado competente de sus druidas, e incluso los heraldos de los nuevos dioses la trataban con cierta deferencia. En los Pozos de la Luna -en los que su poder fluía directamente de su espíritu a su cuerpo- el agua de la magia suprema reposaba clara y prístina entre gruesos pinos y en grietas rocosas.
Mares fríos bañaban sus tierras, limpiando los escombros y ruinas producidos por el paso del invierno. La diosa vio que sus hijos seguían durmiendo tranquilamente. Esperaba que pudiesen dormir durante largos años antes de que ella necesitase despertarlos.

jueves, 7 de marzo de 2019

Inicio de El Fuego de la Bruja

El Fuego de la Bruja
James Clemens

MEDIANOCHE EN EL VALLE DE LA LUNA

El estruendo de los tambores batía la quietud del valle invernal mientras el color plateado de la nieve se iba apoderando del paisaje. Un halcón protestaba con sus gritos por la interrupción de su descanso nocturno.
Er'ril apoyó los nudillos en el antepecho desmoronado de la ventana de la posada de tres pisos y miró hacia fuera. El valle estaba salpicado por las hogueras de los hombres que todavía seguían a la Orden. «¡Qué pocas son!», pensó. Las sombras oscuras de los hombres se afanaban alrededor de ellas mientras se armaban: también ellos conocían el significado de los tambores.
En la brisa de la noche le llegaban órdenes fragmentadas y el olor del aceite de las armaduras. El humo de las hogueras se alzaba hacia el cielo llevando consigo las oraciones de los soldados en tierra. Y en el borde del valle, más allá de las hogueras, se cernía una oscuridad que engullía la mismísima luz de las estrellas.
El halcón volvió a proferir un chillido.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Inicio de LA DANZA DE LOS GIGANTES

LA DANZA DE LOS GIGANTES
Robert Carter

En Llamas

Las llamas brotaban del fuego proyectando una larga sombra sobre los verdes campos, y moteaban las casitas de Norton de Abajo con una tenue luz amarilla. La hoguera de este año había sido hermosa. Según el mago Gwydion, esta noche era «Lughnasad» en su lengua verdadera, la fiesta de Lugh, el Señor de la Luz, y coincidía con el primer día de otoño, cuando los primeros haces de trigo segado se llevaban al pueblo y se trillaban siguiendo una antigua tradición. En el Día del Pan se molía el grano y se tostaba pan de Lammas con unos largos tenedores. Después, se comía untado con mantequilla fresca. Ese día, los habitantes del valle reflexionaban sobre los bienes con que la Tierra les obsequiaba.
Hoy, el tiempo era casi tan bueno como el Lammas de dos años atrás, cuando Will había tomado la mano de Willow y juntos dieron tres vueltas alrededor del fuego siguiendo la dirección del sol. De este modo, dejaron claro a todos los presentes que, a partir de ese momento, debían ser tratados como marido y mujer.

martes, 5 de marzo de 2019

Inicio de EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

ROBERT CARTER


El valle que dejamos atrás

Willand, hijo de Eldmar, apartó la mirada de las Cumbres y bajó corriendo hacia el pueblo. El sol templaba, el cielo estaba despejado y la hierba crecía abundante y suave debajo de los pies. Su larga melena fluía libremente a la luz del sol como trigo dorado, mientras atravesaba una agrupación de casas con tejados de paja y llegaba por fin a la taberna Hombre Verde.
--¿Ha llegado Tilwin? -preguntó con la esperanza de que el afilador ya estuviera saciando su sed.
Pero Baldgood, el tabernero, negó con la cabeza. No sabían nada de Tilwin ni de su máquina afiladora, de modo que Will salió del establecimiento y se sentó sobre la hierba.
La luz del sol iluminaba con fuerza su camisa blanca de lino. El lugar era magnífico. Habían brotado margaritas y dientes de león por todo el prado, como si éste supiera que debía vestirse con su mejor traje. Año tras año, el tiempo era agradable y soleado en el día de Cuckootide. Se celebraban carreras hasta la Piedra de Brea, se jugaba a la pelota en el campo y se practicaba todo tipo de deportes. Después, los lugareños se sentaban alrededor de la hoguera. Cantaban canciones, organizaban bailes, juegos y concursos con un cayado de madera antes de beber la sopa del dragón. Este año harían lo mismo que habían hecho siempre, y el próximo año repetirían lo mismo, y así hasta la eternidad.

lunes, 4 de marzo de 2019

Resumen de EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

La danza de los gigantes es el segundo libro de la trilogía El lenguaje de las piedras. El primero, titulado también El lenguaje de las piedras, relata la historia de Willand, un muchacho cuya vida cambia para siempre cuando el hechicero Gwydion llega al pueblo de Norton de Abajo, en el Valle.
Will descubre que el hechicero Gwydion le abandonó en el Valle cuando era un bebé, y que el hechicero regresa el día en el que el niño cumple trece años con la intención de llevárselo. Antes de que Will abandone su hogar, Breona, la mujer que Will siempre creyó que era su madre, le cuelga alrededor del cuello una piedra verde, un talismán tallado en forma de salmón. Breona le cuenta que encontró la joya dentro de la manta que arropaba a Will cuando era un bebé, y le insta a llevársela ahora que el joven se dispone a abandonar el Valle.
Ningún habitante de Norton de Abajo ha salido nunca del Valle, y Will se siente aterrado ante la inmensidad del mundo. Gwydion le explica que debe abandonar el Valle por su propio bien. Will trata de escapar al mago y regresar a casa en dos ocasiones, pero la magia de Gwydion se lo impide y le revela al muchacho que están siendo perseguidos por un temible enemigo. Al principio, Will cree que ese enemigo debe de ser la Hermandad de los Invidentes, una siniestra orden de recaudadores de impuestos que abusan del pueblo y se dedican a jugar sucio con los señores del Reino. No obstante, Will rápidamente cae en la cuenta de que les acecha un enemigo peor. Gwydion apenas le cuenta nada sobre él, pero sí le confiesa que Will es el «Hijo del Destino», un hombre cuya llegada ha sido predicha en el Libro Negro.
Poco después, Will y Gwydion llegan a una tenebrosa torre inmersa en las profundidades del bosque de Wych, un castillo en el que Will se hospedará con el grotesco Lord Strange, un hombre afligido por un maleficio que le transformó su rostro en la cabeza de un cerdo. Gwydion obliga a Will a quedarse en la torre todo el verano, y allí aprende a leer y a escribir. También aprende de la Mujer Sabia de la zona algo sobre las «leyes de la magia», esas curiosas fórmulas que descubren la sabiduría del mundo y permiten hacer magia. Sin embargo, el espíritu de Will pronto se rebela contra Lord Strange. El joven consulta un libro prohibido y lee unos hechizos que luego utilizará incorrectamente para impresionar a una joven y atractiva lugareña. Pero sus alardes de magia sólo le sirven para atraer a la Arpía del Pantano, una peligrosa criatura sobrenatural que mora en el antiguo bosque. La Arpía intentará ahogar a Will, pero Gwydion regresa y salva a su protegido.
Will también entabla algunas amistades en el bosque de Wych, entre ellas el misterioso Hombre Verde a quien ayuda sin saberlo, y Willow, la chica que conoce en el molino Grendon. Descubren que el molino no es más que la armería secreta de Lord Strange y que varios hombres se dedican a talar los grandes robles de un bosque sagrado para generar el carbón que forja las armas.
Cuando Gwydion regresa, muestra su desagrado por las actividades a las que se dedica Lord Strange. A su vez, Cabeza de Cerdo culpa al rey Hal de estar fabricando las armas del molino. El hechicero abandona el castillo muy enfadado y se lleva a Will con él.

domingo, 3 de marzo de 2019

Inicio de SOMBRAS DE PLATA

SOMBRAS DE PLATA
Elaine Cunningham



Preludio
La noche caía con rapidez sobre el bosque de Tethir y los vigilantes de la caravana miraban de soslayo los altos y espesos muros de vegetación que circundaban la ruta comercial. Los sonidos del bosque parecían multiplicarse y hacerse más siniestros a medida que las tinieblas se adueñaban de su entorno. Por encima de sus cabezas, copas de árboles centenarios formaban una bóveda de tal espesor que los rayos de la luna menguante apenas podían atravesarla, pero los mercaderes siguieron avanzando y, cuando los caballos empezaron a trastabillar, encendieron antorchas y faroles.
El exiguo círculo de luz apenas era capaz de romper la creciente oscuridad ni apaciguar las mentes inquietas de los mercaderes. Es más, el juego de luces y sombras de las antorchas parecía mofarse de ellos, pues parpadeaban y amenazaban constantemente con apagarse y desvanecerse entre los árboles.
Aquel bosque tenía un misterioso halo que inducía a pensar que esas cosas eran posibles. Todos los viajeros habían oído relatos sobre los Observadores de Tethir, y no había hombre o mujer en aquella caravana que no sintiera sobre su persona la mirada de aquellos ojos invisibles.

sábado, 2 de marzo de 2019

Inicio de La Hormiga

La Hormiga
Marco Denevi

Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de identificarlo con el Gran Universo.
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viernes, 1 de marzo de 2019

Fragmento

—¿Por qué lo trajeron? —La chica espetó la pregunta con tono perentorio. 
      
Era pelirroja y tenía ojos verdes, y sabía ser autoritaria muy bien. No era más alta que un niño —uno cincuenta y dos— pero su exasperación la hacía parecer de mayor estatura.
      
El individuo corpulento que los había recibido en la entrada movió la cabeza, afirmativamente.
      
Tres personas más —una mujer robusta, llamada Mara, que frisaba los sesenta; un sujeto barbudo de anteojos sin armazón y el cráneo pelado, el Dr. Gelb; y un tipo flacucho, el Sr. Randolph, de ojos negros y lustrosos que relucían bajo cejas abundantes en una cara larga— parecían tener en mente la misma pregunta.
      
Estaban en un aposento ovalado, situado en lo alto de la torre del castillo. Las ventanas daban al parque, pero no había nada para ver. Se hallaban solemnemente sentados en unas sillas de madera de respaldo alto e incómodo, alrededor de una mesa apolillada.
      
—Es un rematoloico —dijo Gelb, con voz aflautada y nerviosa, mientras jugaba con una bandita elástica—. ¿Desde cuándo damos hospitalidad a los rematoloicos? ¿Qué sentido tiene arriesgarnos de esta manera?
      
—Tienes razón —acotó Randolph con una profunda voz de bajo. Hablaba muy lentamente, como si cada palabra valiera oro, y estaba midiendo la conveniencia de seguir explayándose— Tenemos nuestras reglas, aquí. Nuestra hospitalidad no es extensiva a los rematoloicos. Son socialmente peligrosos.
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jueves, 28 de febrero de 2019

¿Conoces la procedencia de este fragmento?

Nellie se detuvo al pie de la escalera para echar una rápida ojeada al espejo fijado a la pared. Los cabellos castaños le caían en desorden sobre el cuello, había una mancha de chocolate en la comisura de los labios y otra verde -probablemente espinaca- en el cuello. No deseaba examinar su viejo vestido de algodón pardo, pues sabía que el ruedo estaba sucio y que había un lamparón indeleble en la falda. Terel siempre le decía que necesitaba prendas nuevas, e incluso había ofrecido ayudarla a elegir; pero nunca disponía de tiempo para comprar ropas. Tenía mucha tarea cocinando y limpiando lo que Anna descuidaba, y ayudando a Terel a organizar su intensa vida social; por eso, Nellie parecía no poder ocuparse de nada tan frívolo como la compra de prendas nuevas.

miércoles, 27 de febrero de 2019

Argumento de SOMBRAS FLUCTUANTES

GLEN COOK
SOMBRAS FLUCTUANTES

ARGUMENTO
La Compañía Negra, soldados mercenarios al servicio de la Dama, se enfrenta a los Rebeldes de la Rosa Blanca. Son hombres duros, orgullosos de honrar sus contratos. La Dama es malvada, pero también lo son quienes profesan falsamente seguir a la Rosa Blanca, reencarnación de una heroína muerta hace siglos. Sin embargo, ahora algunos de los miembros de la Compañía han descubierto que la muchacha muda a la que rescataron y dieron refugio hace años es realmente la Rosa Blanca renacida. Ahora puede que haya un sendero hacia la luz, incluso para gente como ellos. Si pueden sobrevivir el tiempo suficiente.

martes, 26 de febrero de 2019

Inicio de LOS SIETE CANTARES DE MERLIN

LOS SIETE CANTARES DE MERLIN
T. A. Barron

A veces, durante las largas horas que preceden al alba, permanezco despierto en la cama escuchando el murmullo de las ramas de los chopos que se agitan con el viento. La gran lechuza crestada que ulula pausadamente. Y, en raras ocasiones, la voz de Merlín en susurros. Antes de que yo empezara siquiera a oír la voz de Merlín —y mucho menos oírla con la suficiente claridad como para narrar la historia de su juventud perdida—, necesitaba aprender un poco. Y desaprender mucho. Por encima de todo, debía escuchar con atención, utilizando algo más que las orejas. Porque este mago está lleno de sorpresas.
Los años perdidos de Merlín, el primer volumen de esta serie, revelaba los extraños sucesos que marcaron el inicio de sus años perdidos en el tiempo. ¿Por qué habían desaparecido de la tradición popular, sólo para salir a la luz ahora, siglos más tarde? La respuesta quizá tenga algo que ver con los profundos cambios —y el terrible dolor— que el propio Merlín experimentó en ese período. No obstante, esos años resultaron ser excepcionalmente importantes para la persona que un día se convertiría en mentor del rey Arturo.

lunes, 25 de febrero de 2019

Inicio de Los seres fulgentes

David Eddings
Los seres fulgentes

Una compilación como ésta es el trabajo de numerosos eruditos y por tanto, de forma inevitable, refleja puntos de vista diferentes. Mientras que el autor de esta parte del trabajo, que tenemos ahora delante, siente un enorme respeto por su eminente colega, que redactó el capítulo precedente, debemos advertirle al lector, con toda franqueza, que este escritor difiere de su colega en la interpretación de algunos de los recientes acontecimientos. Principalmente, no está de acuerdo en que la intervención de los agentes de la iglesia de Chyrellos en El asunto Cyrga estuviera completamente libre de interés personal por parte de los mismos.
Sin embargo, me uno a mi colega para expresar admiración y respeto por Zalasta de Estiricum. Los inestimables servicios que rindió al imperio este sabio y fiel hombre de estado no pueden ser elogiados en exceso. Así pues, cuando la verdadera importancia del Asunto Cyrga se reveló ante los ojos del gobierno de su majestad, fue natural que nuestros ministros se volvieran hacia Zalasta en busca de consejo. No obstante, a pesar de nuestra admiración por este preeminente ciudadano de Estiricum, debemos admitir que la mente de Zalasta es tan noble que a veces no percibe cualidades menos admirables en otras personas. Surgieron graves dudas en algunos sectores del Gobierno de su majestad cuando Zalasta los instó a centrar la atención fuera de las fronteras de Tamuli en su búsqueda de soluciones para un problema que estaba adquiriendo rápidamente las dimensiones de una crisis. Su sugerencia de que el caballero pandion, Sparhawk, era el más adecuado para enfrentarse con la situación, inquietó a los miembros más conservadores del Consejo Imperial.

domingo, 24 de febrero de 2019

INICIO DE LOS RENEGADOS

LOS RENEGADOS
Rychard Lee Byers

Vladawen había esperado acceder a la ciudad con cierta majestuosidad ya que, aunque hacia tiempo que había dejado de preocuparse por las apariencias, sabía bien que muchos otros lo hacían. Sus agotados compañeros de viaje probablemente sólo deseaban entrar a toda prisa al lugar, antes que el rojizo crepúsculo abandonase el cielo. El otoño había acogido en su abrazo al continente de Ghelspad, e incluso aquí, en las cercanías de los abrasadores páramos que eran conocidos como el Desierto de Ukrudan, las noches se hacían cada vez más frías. Sin embargo, caballos y mulas frustraron todos aquellos deseos al frenarse frente a la imponente puerta de la ciudadela.
Delgada y con los cabellos negros como el azabache, tan hermosa como podía considerarse acompañada de una espada sin adornos pero de bella factura, Lillatu maldijo a los animales y espoleó a su negra yegua. Vladawen encontró algo tranquilizadora esa demostración de mal humor, sobre todo al comprobar como los guardias en lo alto del majestuoso muro sonreían al presenciar la escena. El elfo sospechaba que debía ser habitual que los viajeros tuvieran dificultades al convencer a sus bestias para entrar en Hollowfaust, y los guerreros por lo general encontrarían divertida la situación.
Vladawen lo encontraba bastante comprensible. Tiempo atrás había ostentado la poderosa magia de un sumo sacerdote. Ya apenas le quedaba nada de aquello, pero aún era capaz de percibir lo que los caballos estaban sintiendo, la memoria concentrada y condensada de la muerte, y algo aún peor que eso, encerrado en el interior de aquellas murallas. El elfo se recordaba con inquietud que era parte esencial de lo que había ido a buscar.

sábado, 23 de febrero de 2019

ARGUMENTO DE LOS JARDINES DE LA LUNA

STEVEN ERIKSON
LOS JARDINES DE LA LUNA

La política expansiva de la Emperatriz de Malaz ha llevado a sus soldados a vagar por más de un continente. Ahora, tras enfrentarse a Anomander Rake, caudillo de los tiste andii, se perfila en el horizonte lo que promete ser el siguiente objetivo: Darujhistan, última de las Ciudades Libres.
Aprovechando un momento de reposo, el sargento Whiskeyjack y su pelotón de Arrasapuentes se disponen a llorar a los muertos. Sin embargo, fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas. La ambición de la Emperatriz no conoce límites y los dioses observan cuanto sucede con ánimo de intervenir.

viernes, 22 de febrero de 2019

Inicio de EL EMPERADOR PÚRPURA

EL EMPERADOR PÚRPURA
Herbie Brennan

Al final de una calle sin salida se alzaba la casa del señor Fogarty. Las ventanas delanteras, parcialmente cubiertas con tablones, le conferían aspecto de abandono y ruina. Sin embargo, Henry recordaba que cuando el anciano vivía allí ya estaban medio tapiadas, así que los vecinos no notarían la diferencia. Y nadie con un mínimo sentido común iría a visitar al señor Fogarty, ya que éste le había roto el brazo a su último visitante con un bate de criquet.
Henry tenía un juego completo de llaves, pero prefirió no abrir la puerta principal y se dirigió a la trasera, que siempre estaba en penumbra, pues el anciano había levantado una valla altísima para que los vecinos no lo espiaran; tampoco había mucho que ver: una franja de césped gris y musgoso y el cobertizo del jardín al lado de la budleya, donde Henry había encontrado a Pyrgus. El chico pasó junto al arbusto, uno de los sitios favoritos de Hodge, y gritó:
-¡Hodge! ¡Vamos Hodge, es hora de cenar!

jueves, 21 de febrero de 2019

Inicio de El anteojo asombroso

El anteojo asombroso
Tony DiTerlizzi y Holly Black

Tony y yo somos amigos desde hace años, y siempre hemos compartido cierta fascinación por la literatura fantástica. No siempre habíamos sido conscientes de la importancia de esa afinidad ni sabíamos que sería puesta a prueba.
Un día, Tony y yo —junto con varios otros autores— estábamos firmando ejemplares en una librería grande. Cuando terminamos, nos quedamos para ayudar a apilar libros y charlar, hasta que se nos acercó un dependiente y nos dijo que alguien había dejado una carta para nosotros. Cuando le pregunté exactamente a quién iba destinada, su respuesta nos sorprendió.
—A vosotros dos —señaló.
La carta aparece transcrita íntegramente en la siguiente página. Tony se pasó un buen rato contemplando la fotocopia que la acompañaba. Luego, en voz muy baja, se preguntó dónde estaría el resto del manuscrito. Escribimos una nota a toda prisa, la metimos en el sobre y le pedimos al dependiente que se la entregase a los hermanos Grace.
No mucho después alguien dejó un paquete atado con una cinta roja delante de mi puerta. Al cabo de pocos días, tres niños llamaron al timbre y me contaron esta historia.
Lo que ha ocurrido desde entonces es difícil de describir. Tony y yo nos hemos visto inmersos en un mundo en el que nunca creímos realmente. Ahora sabemos que los cuentos de hadas son algo más que relatos para niños. Nos rodea un mundo invisible, y queremos desvelarlo ante tus ojos, querido lector.

Holly Black

miércoles, 20 de febrero de 2019

Inicio de AMADOS DE LOS MUERTOS

AMADOS DE LOS MUERTOS
Richard E. Dansky

El hombre muerto se incorporó en la losa sobre la que había estado tendido y buscó a tientas algo puntiagudo para poder introducírselo en el ojo derecho.
Apenas debía de haber pasado una hora desde el anochecer y desde entonces hasta los más jóvenes aprendices y los más diligentes artesanos de la ciudad de Sijan habían regresado a sus tristes moradas. La cámara de embalsamado en la que descasaba el cadáver del hombre era una de las principales, y media docena de cuerpos más, en diferentes estados de preparación, yacían tendidos a su alrededor en otras tantas losas. Su cuerpo había sido el último que habían traído aquel día y, aparte de un examen preliminar a manos de un oficial embalsamador, había escapado a la atención de los hombres píos de Sijan. Hasta los más comunes ensalmos realizados para impedir que un espíritu maligno se introdujera en el cadáver habían sido olvidados en la precipitación de los aprendices, que corrían de un lado a otro llevando jarros canopios, sierras de hueso y hierbas fragantes a sus exigentes maestros.
Y así, después de que la última de las lámparas de aceite se hubiera extinguido y las grandes puertas de la cámara hubieran sido cerradas y atrancadas, el hombre muerto se incorporó. Una luz tenue se filtraba por debajo de la puerta, la suficiente para permitirle ver. Se volvió lentamente y contempló los alrededores, mientras su mano izquierda seguía agitándose, presa de un temblor frenético.

martes, 19 de febrero de 2019

Inicio de EL DIOS DE LA MUERTE

EL DIOS DE LA MUERTE
Douglas Niles

El llano de Gehenna era un reino desolado y opresivo, hostil a la vida mortal. Era un mundo construido sobre una vasta e interminable ladera de montaña, siempre escarpada y que no llegaba nunca a un fondo o a una cima. Chorros de vapor surgían de la vertiente y ríos de lava la recorrían, chisporroteando en grandes cataratas, y se depositaban en burbujeantes charcas.
Tales eran los dominios de Bhaal, terrible dios de la Muerte. Bhaal era un dios agitado y colérico, a quien le encantaban los actos sangrientos y violentos. A medida que sus devotos se desparramaban por el mundo, matando en su horrible nombre, él se hacía mas fuerte.
Bhaal buscaba venganza.
Un secuaz del dios había sido asesinado hacía casi un año del mundo mortal, apenas un instante para el dios. Kazgoroth no era el siervo mas poderoso de Bhaal, ni su predilecto. Pero lo había matado un mortal, y el hombre que se atrevía a atacar a un siervo de Bhaal podía atacar igualmente al mismo dios.
La sed de sangre del dios empezó como un sencillo odio, un deseo de ver muertos a aquel mortal y a los que lo habían ayudado. Bhaal preveía sus muertes con lúgubre placer.
Pero aquel hombre era un principe. Y era amado por una druida. Esta mujer tenía un poder propio y servía a una diosa que era extranjera y, por ende, odiosa para Bhaal.
Y así su necesidad de venganza evolucionó y se convirtió en algo mucho mas terrible que un complot de asesinato. El príncipe era un líder de su tierra, y la druida protegía a aquella tierra. Bhaal creía que no sólo los mortales, sino también su tierra misma tenían que morir.
El dios tenía un poderoso instrumento para llevar a cabo su venganza. El secuaz de Bhaal, Kazgoroth, aunque muerto, no había desaparecido del todo. Un fragmento de la Bestia -su corazón- estaba en poder de uno de sus antiguos servidores, que lo retenía desesperadamente. Bhaal tomó buena nota del Corazón de Kazgoroth. Pronto lo utilizaría.
Sí, decidió. La tierra de aquellos mortales se convertiría en una tierra de muerte, en una nación en que los muertos serían gobernados por los muertos. Ningún ser viviente haría fracasar su empeño.
Así fue concebida la venganza de Bhaal.

lunes, 18 de febrero de 2019

Argumento de LA TORMENTA DE LA BRUJA

JAMES CLEMENS
LA TORMENTA DE LA BRUJA

Elena luce la marca de la bruja en la mano, una mancha de color carmesí que implica la posesión de un poder sobrecogedor. Y sólo una mujer que controle la magia de la sangre será capaz de  enfrentarse a los secuaces del Señor de las Tinieblas.
Pero Elena todavía no domina por completo sus poderes. Protegida por un guerrero sin edad y una
banda de renegados, parte en busca de una ciudad perdida en la que, según las profecías, se encuentra un libro que contiene la clave para derrotar al Señor de las Tinieblas.
Sy-wen, una joven perteneciente a un clan que habita en el océano y que está en contacto con los terribles dragones marinos, posee otra clase de poder.