domingo, 31 de agosto de 2014

Resumen de La voz de las espadas

Joe Abercrombie
La voz de las espadas

El inquisidor Glokta, convertido en un cínico tullido tras su paso por las cárceles de los enemigos de la Unión, es ahora a su vez un eficaz torturador capaz de extraer información de cualquiera. A su vez, el capitán Jezal dan Luthar no ha hecho otra cosa en su vida que desplumar a sus amigos jugando a las cartas y soñar con la gloria de vencer en el Certamen de esgrima. Pero se está fraguando una guerra, y en los campos de batalla del Norte la lucha se rige por normas mucho más sangrientas... Logen Nuevededos, infame bárbaro de pasado sangriento, acaba de perder a sus amigos y está decidido a abandonar sus tierras y dirigirse al Sur, pero los espíritus le advierten que le busca un Mago de los Viejos Tiempos... Sus historias se entrelazan en una fantasía negra repleta de acción y personajes memorables.

sábado, 30 de agosto de 2014

Inicio de LOS ABANDONADOS

LOS ABANDONADOS
Rychard Lee Byers

Durante horas, el temor se hizo dueño de Vladawen hasta que, finalmente, se dio cuenta de que ya no tenía sentido dudar.
-La han atrapado.
-¿Cómo puedes estar tan seguro? -preguntó Nindom, un hombrecillo enjuto y nervudo, con el tabique nasal desviado y un gusto vistiendo de lo más extravagante, que le hacía recordar a un puñal enfundado en su vaina.
-Necio -dijo Ópalo-, pues porque de no ser así ya habría vuelto ¿No crees? No es fácil colarse en la fortaleza de un mago curtido y, según cuentan todos, el Castillo Piedrarroja es prácticamente inexpugnable. -Fea y huesuda, Ópalo había sido la que menos problemas había tenido para hacerse pasar por una nativa de la zona. A pesar de la imponente presencia del castillo, se trataba de una región rural.
-Qué comentario más inteligente -dijo Nindom-. Me maravilla pensar lo útil que habría sido si lo hubieras compartido con nosotros hace unas horas, es decir, antes de que Lilly se perdiera en la noche.

jueves, 28 de agosto de 2014

Inicio de Un Cambio Desastroso

Un Cambio Desastroso

¿Sabes quien es su autor?

Jeff estaba de bruces en el suelo. Alguien le lamía el cogote. Al incorporarse vio que se hallaba en la nave pequeña de los Wells, La Esperanza, y Norby estaba instalado ante el panel de control. No pudo ver gran cosa porque su animal de compañía multiformas Ula, se había subido encima de él y le lamía la barbilla como en éxtasis. Un fuerte ronroneo surgía de su pelaje verde.
—¿Dónde has estado, Jeff Wells? ¡Te he estado esperando y esperando! 
—Parecía que Rinda había llorado, pero en aquellos momentos estaba tan furiosa como puede estarlo la hija de una feroz reina Iziana—. ¿Y bien? ¿Qué os ha pasado a los dos?
Jeff soltó una alegre carcajada.
—¡Estamos en casa! ¡El universo está a salvo! ¡Todo existe todavía!
—¿Te has vuelto loco? —preguntó Rinda olfateándole.
—Tu razonamiento es lógico, Jeff —intervino Norby—. Si Rinda está aquí, es porque desde que Ing abandonó el hiperespacio ha transcurrido el tiempo suficiente para que Rinda llegara a nuestro apartamento.
—Pues claro que sí, idiota —dijo Rinda—. Pasé todo el día con el almirante en el Comando Espacial mientras la flota os buscaba, pero él y yo sabíamos que la nave La Búsqueda no sería encontrada porque os habíais ido al hiperespacio donde nadie puede seguiros. Luego Yobo me trajo aquí y esperamos un par de días, Pero tú no apareciste, de modo que tuve que quedarme para consolar a Ula, con la esperanza de que tu hermano regresase a casa después de sus vacaciones, pero no ha vuelto. He estado sola y me he sentido muy desgraciada. No me gusta lo que dan por la holovisión terrícola y ¿dónde has estado?
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miércoles, 27 de agosto de 2014

Inicio de MI MONSTRUO DE OJOS SALTONES

MI MONSTRUO DE OJOS SALTONES
ROBERT BLOCH

Algo poco corriente ocurrió la otra noche. Eran alrededor de las diez, y me encontraba en un bar. 
Hasta aquí no hay nada que no sea habitual, pero lo que no resultó habitual es que aquella fue la noche en que Fast Mickey salvó al mundo. 
Fast Mickey es el barman del bar adonde voy, y si alguien dudara aún en aquel momento que aquella cabeza gordinflona iba a salvar al mundo, nosotros los habituales, hacía ya un montón de tiempo que sabíamos que era ladino como nadie. Muchos chicos distinguidos vienen aquí con el único fin de charlar con Fast Mickey: chicos realmente distinguidos, peces gordos, profesores, médicos de locos, e incluso, de tanto en tanto, vendedores de coches usados. 
Se diría que Fast Mickey tiene especialidad en médicos de locos. Y aquella noche, precisamente, tenía a toda una banda a su alrededor, incluido Sigmund el Subconsciente. Sigmund el Subconsciente viene siempre a contarle sus penas a Fast Mickey. 
—Vosotros, los barmans, sois los mejores psiquiatras del mundo—le dice—. Durante todo el día hay gente que viene a contaros sus problemas, y seguramente os hacen más confesiones que a nosotros. Para mí, vosotros reunís en una sola persona la imagen paternal y el brujo. Veamos, quizá pudieras ayudarme...
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martes, 26 de agosto de 2014

Inicio de FIAT MUNDUS

FIAT MUNDUS 
Carlos Gardini 

Crear un mundo es una tarea enojosa y agotadora que exige la paciencia de un relojero y la perseverancia de un elefante (no sé por qué un elefante, quizá porque la palabra se me ha pegado, con esa «ele» inicial que si se deja caer coincide exactamente con la trompa de ese animal imposible, por cierto una de las obras maestras de mi padre), pero no hay nada tan satisfactorio, ni siquiera un buen jardín, como ver el conjunto casi terminado, cuando sólo necesita un par de golpes de cincel para despertar de una somnolencia precaria a la perfección de una vida ficticia. 

Ahora bastará ese detalle, ese último retoque, para infundir un movimiento propio al mundo populoso y fantástico del que tras tantos esfuerzos me distanciaré con desdén y soberbia. Pero es injusto que yo, sólo por tener esa ocurrencia - magistral, por cierto, e imprescindible, quién podría negarlo - que dará impulso definitivo a una idea vastísima que hasta ahora sólo gozó de una vida potencial, encerrada dentro de sí misma como un feto en la membrana (pero la analogía es más que imperfecta; aunque mi abuelo añadiría, citando a uno de sus propios personajes, que toda analogía es imperfecta), sería injusto, digo, que por contar con ese involuntario privilegio yo negara u olvidara a quienes realizaron el trabajo más arduo y meticuloso. Es verdad que sin mi ocurrencia tantas invenciones serían casi cuerpos sin vida, pero tal vez yo la tuve precisamente porque carezco de imaginación o porque mi imaginación es limitada. Mi mente no está poblada por retablos multitudinarios a los que hay que pintar con diez, cien, mil colores y matices con la exquisitez de un artesano, pero el ojo de mi mente descubre en el acto, en ese mundo que yo sería incapaz de concebir por mi cuenta, el color desleído, el matiz que inevitablemente echa a perder el resto, y da con el tono preciso para volver armónico el conjunto. ¿Qué sería de esos geniales chispazos aislados sin una vocación de síntesis? Todo habría terminado como empezó, en un mero pasatiempo familiar.
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lunes, 25 de agosto de 2014

¿Sabes de dónde es este fragmento?

—Hola, forastero —dijo Sol.
Shirl pudo oír claramente su voz a través del tabique que separaba las dos habitaciones. Estaba sentada junto a la ventana, arreglándose las uñas; dejó caer el estuche de manicura sobre la cama y corrió hacia la puerta.
—Andy... ¿eres tú? —gritó, y cuando abrió la puerta le vio allí de pie, tambaleándose un poco por la fatiga.
Shirl se puso de puntillas para besarle y Andy la besó a su vez, brevemente, antes de entrar en el cuarto y dejarse caer sobre el asiento de automóvil junto a la mesa.
—Estoy hecho polvo —dijo—. No he dormido desde... ¿cuándo fue?... desde anteanoche. ¿Conseguisteis el agua?
—Llenamos los dos tanques y las latas antes de que la cerraran —dijo Sol—. ¿Qué pasa con el agua? He oído algunas explicaciones en la televisión, pero no me han convencido. ¿Qué es lo que nos ocultan?
—¡Estás herido! —exclamó Shirl, dándose cuenta por primera vez de que la manga de la camisa de Andy estaba desgarrada, dejando asomar un vendaje.
—No es nada, un simple rasguño —dijo Andy, y sonrió— Herido en el cumplimiento del deber... y por una horca también.
—Persiguiendo a la hija del granjero probablemente. La historia de siempre—bromeó Sol—. ¿Quieres un trago?
—Si queda algo de alcohol puedes cortarlo con un poco de agua. Me sentará bien.
Cuando Sol le entregó el vaso, Andy sorbió la bebida y se retrepó en el asiento. Pareció relajarse ligeramente, pero sus ojos estaban rojos de fatiga y los mantenía casi cerrados. Shirl y el anciano se sentaron frente a él.
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domingo, 24 de agosto de 2014

Inicio de CANCIÓN ÉLFICA

CANCIÓN ÉLFICA
Elaine Cunningham

Preludio
En el corazón del Norland, a pocos días de camino desde la gran ciudad de Aguas Profundas, se extiende una vasta y antigua espesura conocida con el nombre de Bosque Elevado. Los pocos aventureros que habían osado adentrarse en él volvían contando historias de visiones extrañas y portentosos animales, y eran muchas las leyendas y canciones que describían la belleza y los peligros de aquella región. Sin embargo, uno de aquellos cuentos no llegó a ocupar su lugar entre las historias relatadas junto al fuego ni entre el saber popular de los bardos.
El malvado de aquel cuento no narrado era un dragón verde llamado Grimnoshtadrano —Grimnosh, para sus amigos y víctimas—, y esa falta de notoriedad impedía que el dragón pudiese dedicarse a su pasatiempo favorito. Grimnosh coleccionaba acertijos con la misma avidez con la que atesoraba sus riquezas. Detenía a todo aquel que pasaba cerca de su boscosa guarida para desafiarlo a salvar su vida a cambio de un acertijo que él no pudiera resolver. Los viajeros escaseaban por aquellos dominios y ninguno de ellos había podido ofrecer a Grimnosh una adivinanza que él no fuese capaz de responder. A pesar de todo, el dragón había dejado en libertad a dos o tres con la esperanza de que el relato de su experiencia atrajera al bosque a otros maestros de acertijos y bardos en busca de fama y aventuras. Por supuesto, conforme a su naturaleza, el dragón pretendía zamparse a todos aquellos hombres y mujeres sabios en cuanto hubiese resuelto el dilema que le planteasen.
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sábado, 23 de agosto de 2014

Inicio de LOS ARPISTAS

LOS ARPISTAS
Elaine Cunningham

Preludio
El elfo emergió en un claro, un pequeño prado verde rodeado por un círculo de enormes y milenarios robles situados muy cerca unos de los otros. Su camino lo había llevado a un lugar de extraña belleza que, a unos ojos menos avezados que los suyos, podría parecer totalmente natural. El elfo nunca había visto un lugar tan verde. Unos rayos de sol matutinos atravesaban las hojas y enredaderas, e incluso el aire que lo rodeaba parecía espeso y vivo. A sus pies, gotas esmeralda se adherían a la hierba. Los inquisidores ojos del elfo se estrecharon mientras hacía cábalas. Se arrodilló y examinó la hierba hasta encontrarlo: un rastro casi imperceptible donde la hierba, que llegaba hasta los tobillos, no tenía rocío. Sí, su presa había pasado por allí.

jueves, 21 de agosto de 2014

¿Sabes de dónde es este fragmento?

— ¡BUM!
Se golpeó una puerta. En un altillo el polvo saltó de escritorios y estanterías. Dos viejas se apretaron contra la puerta del altillo, para que no se abriera. Mil palomas parecían haberse elevado desde el techo. Las viejas se doblaron, como abrumadas por el peso de las alas. Luego se detuvieron, con cara de sorpresa. Sólo se oía el sonido puro del pánico, los corazones que golpeaban en los pechos... Sobre ese rugido, trataron de hablarse.
— ¡Qué hemos hecho! ¡Pobre señor Quatermain!
— Debemos de haberlo matado. Y alguien nos ha visto sin duda, y nos ha seguido. Mira...
La señorita Fern y la señorita Roberta miraron entre las telarañas de la ventana del altillo. Abajo, como si no hubiera ocurrido una gran tragedia, los robles y olmos seguían creciendo a la tibia luz del sol. Un chico se paseaba por la acera, mirando hacia arriba.
En el altillo las dos viejas se espiaron como si quisieran verse las caras bajo las aguas de una corriente.
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miércoles, 20 de agosto de 2014

Inicio de EL OCASO DE LA MAGIA

EL OCASO DE LA MAGIA
D.J. Heinrich

Hay muchas razones por las que uno debe escribir sus memorias. Los diarios de los grandes estadistas siempre proporcionan relatos excelentes. A veces es importante dejar un testimonio escrito para los hijos; a veces para rendir un homenaje a los amigos.
Flinn el Poderoso fue el más grandioso héroe de Penhaligon. Encarnaba el espíritu del Quadrivial: el honor, el valor, la fe y la gloria, los Cuatro Pilares del reino. Yo inicié su preparación con la esperanza de que algún día me sucediese como alcaide del Castillo de los Tres Soles. No fue así.
Todos han oído hablar de su batalla final que entabló con Verdilith, el gran Dragón Verde. Y, a pesar de que, con la ayuda de Vencedrag, le dejó lisiada una de las patas delanteras, la bestia asestó un golpe mortal a Flinn antes de que pudiera rematarla. Su cuerpo fue entregado al fuego con los honores propios de un caballero, y su espada, Vencedrag, quedó en posesión de su amada escudero, Johauna Menhir: una joven admirable.
Verdilith tenía un aliado en el Castillo de los Tres Soles, un misterioso hechicero cuyo verdadero nombre era Teryl Uro. Este mago había forjado el abatón, una caja que anulaba el poder de la magia. Uro se las ingenió para que aquella caja, que tantos estragos podía causar, fuese a parar a Armstead -una aldea de magos-. Jo y sus compañeros, Braddoc Briarblood, Karleah Kunzay y Dayin, el muchacho montaraz, se dirigieron a Armstead para interceptar la caja, pero llegaron demasiado tarde. La energía mágica de Armstead ya había activado el abatón, convertido ahora en una puerta dimensional entre Mystara y el mundo de los abelaat, de donde provenía el propio Teryl Uro. Cuando llegaron Jo y sus amigos, el abatón se había abierto, lo que había provocado la destrucción de la aldea con todos sus habitantes.
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martes, 19 de agosto de 2014

Inicio de LA DORADA COMETA, EL PLATEADO VIENTO

— ¿La forma de un cerdo? -preguntó el mandarín.
— La forma de un cerdo -respondió el mensajero y partió.
— ¡Oh, que mal día en un mal año! -exclamó el mandarín- cuando yo era niño, la 
ciudad de Kwan-Si, del otro lado de la montaña, era muy pequeña. Pero ahora ha 
crecido tanto que le pondrán una muralla.
— Pero, ¿por qué una muralla a tres kilómetros de distancia enoja y entristece a 
mi buen padre? -preguntó serenamente la hija del mandarín.
— Esa muralla -dijo el mandarín- ¡tiene la forma de un cerdo!. ¿No entiendes?, 
la muralla de nuestra ciudad tiene forma de una naranja. ¡El cerdo nos devorará 
velozmente!
— Ah.
El mandarín y su hija se quedaron pensando.
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lunes, 18 de agosto de 2014

¿Sabes de dónde es este texto?

Bastante facilito...

Culpa mía no fue: delirio insano 
me enajenó la mente acalorada. 
Necesitaba víctimas mi mano 
que inmolar a mi de desesperada, 
y al verlos en mitad de mi camino 
presa les hice allí de mi locura. 
¡No fui yo, vive Dios! ¡Fue su destino! 
Sabían mi destreza y mi ventura. 
¡Oh! Arrebatado el corazón me siento 
por vértigo infernal..., mi alma perdida 
va cruzando el desierto de la vida 
cual hoja seca que arrebata el viento. 

domingo, 17 de agosto de 2014

Inicio de La marca del lobo

La marca del lobo
           

            El sol empezaba a decaer por detrás de las montañas, allá en el oeste, y su agónica luz iluminaba caprichosamente el valle. Convertía a aquel lugar en un paraje casi tétrico acompañado en su imagen por la monótona y estéril capa de nieve que lo cubría todo. Pero a Molg aquella luz le parecía una bendición: le permitía seguir avanzando y rezaba a sus dioses para que durase lo suficiente hasta encontrar un refugio.
            Llevaba caminando sin descanso desde que unos aullidos de lobo le despertaran bruscamente aquella mañana. Había recorrido desde entonces mucho kilómetros abriéndose paso a través de la maleza y luchando contra la nieve y contra su propio cansancio. Durante todo el dia había estado oyendo los aullidos, cada vez mas cerca, unas veces a su izquierda  y otras a su derecha, siempre rodeándole. Ahora, el crepúsculo avanzaba hacia la oscuridad y Molg sabia que habría de detener su marcha y enfrentarse a los lobos. Era más que probable que no sobreviviese a esa noche pero aunque lo hiciera, al amanecer la manada lo tendría rodeado, así que su destino parecía inexorablemente la muerte.

sábado, 16 de agosto de 2014

Inicio de Una sombra en la noche

Una sombra en la noche
             

            Nunca olvidaría la cara de crispación, dolor e ira del mago cuando escapó con la joya entre sus manos. Alzó las manos al cielo y prorrumpió antiguos conjuros entre gritos y maldiciones, y a Malthus le pareció que en aquel momento el mago abandonaba su alma humana fundiéndose con un poder oscuro y maligno. Sin embargo pudo escapar con vida del castillo deslizándose por una cuerda que previamente había preparado para su huida.

jueves, 14 de agosto de 2014

Inicio de Cómo Dejó el Hotel

Louisa Baldwin
Cómo Dejó el Hotel 

Acostumbraba trabajar en el ascensor del Hotel Empire, esa gran construcción en líneas de ladrillos rojos y blancos como panceta rayada, que se levanta en la esquila de la calle ***. Hice mi servicio militar y fui descargado con galones de buena conducta; y esta es la forma en que obtuve el empleo. El hotel era una gran compañía con un comité de administradores compuesto por oficiales retirados y personas por el estilo; caballeros con dinero invertido en el consorcio y nada que hacer más que ponerse nerviosos sobre ello, y mi finado coronel fue uno de ellos. Fue un hombre de buen carácter que nunca dio un paso cuando su genio estuviera cruzado, y cuando le pregunté por un empleo, me dijo "Mole, eres el hombre justo para trabajar en nuestro gran hotel. Los soldados son civiles y prácticos, y el público los quiere más que a los marinos. Se nos fue un hombre y tu ocuparás su lugar." 
Me gustaba mi trabajo tanto como la paga, y cuidé el puesto por un año, y aún estaría allí de no mediar una circunstancia. Pero no me anticiparé. La nuestra era un ascensor hidráulico. Nada de esas desvencijadas cosas que se mecían como un loro enjaulado en una escalinata, a la que no podría confiar tranquilo mi cuello. La nuestra andaba tan suave como aceite, que un niño podía estar ahí y estar tan seguro como en el suelo. En vez de tenerla repleta de anuncios como un omnibus, teníamos espejos y las damas se podía ver el reflejo, dar palmaditas en sus peinados, y arreglar el maquillaje. Era como una pequeña salita de estar, con almohadones de tercipelo rojo donde sentarse, de esos que uno no quería hacer más nada que apoyarse encima para sentirse flotando como un ave.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Inicio de LA TUMBA DEL DRAGÓN

LA TUMBA DEL DRAGÓN
D. J. Heinrich

Él vino tal como yo sabía que vendría. Como sabía que debía venir. Los humanos son así: previsibles, idealistas; limitados por el honor, sus votos y su absurda pasión. Los caballeros de los Tres Soles, en especial, son así. Resultan una presa fácil, casi tan fácil como matar caballos en un corral, y he matado muchos de ellos desde que tengo memoria.
Sin embargo, a decir verdad, Fain Flinn era diferente. Flinn el Poderoso, lo llamaban, y con razón. Descubrí que no era tan fácil liquidarlo como a los demás. Y la culpa era de su maldita espada, Vencedrag. Nosotros no podíamos, ninguno de los dos, matarnos el uno al otro, y aquella espada se mofaba de nosotros todo el tiempo.
Sí, fue Flinn quien me humilló -a Verdilith, el gran Dragón Verde, el azote de Penhaligon-; fue Flinn quien me impulsó a vencerlo mediante la subversión, ya que no podía lograrlo en el campo de batalla. Así que me despojé de mis preciosas escamas verdes y adopté forma humana. Convencí de mis excelentes gracias a la baronesa de Penhaligon, e incluso seduje a la encantadora esposa de Flinn, Yvaughan, para que lo abandonara... Y, cuando todo estuvo a punto, hice volver a un camarada caballero en su contra e hice que acusaran de deshonor al bueno de Flinn.
Hice que Flinn el Poderoso se hincara de rodillas.
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martes, 12 de agosto de 2014

Inicio de LA TUMBA DEL ASTRONAUTA

LA TUMBA DEL ASTRONAUTA 
Alfonso Álvarez Villar 

Jean Moreau siguió con la mirada el perezoso curso de una nube de oro que se deslizaba como una carabela sobre el océano aéreo del cielo de Guatemala. Tenía la forma de una máscara tolteca que hubiese ascendido, por un extraño fenómeno, a los espacios celestes, dejando un cuerpo mutilado y sangriento en la Tierra. Aquellos altorrelieves monstruosos sólo le inspiraban pensamientos de sangre al arqueólogo francés. Con sus facies convulsas como gorgonas, sus cabezas de serpientes escupiendo veneno por los incisivos y sus extrañas teorías de sacerdotes, con los dedos de los pies cercenados, parecía aquélla una pirámide surgida del humus en el que se fraguan las pesadillas. 

Moreau yacía sentado en la vasta plataforma que remataba la gigantesca arquitectura truncada que dos mil años antes había erigido la más remota civilización maya hasta entonces desenterrada del gigantesco vientre de la jungla de Petén. Miró en derredor suyo y por un momento, al chocar sus ojos con el verde turmalina de la floresta, se creyó asomado a una de las barandillas de hierro de la Torre Eiffel, de París. Pero aquello no era el campo de Marte, sino un animal verdoso que crecía a un ritmo veloz, deglutiendo con rabia civilizaciones enteras. Sus miembros habían reptado durante veinte siglos por aquel gigantesco torreón de más de cien metros de altura. Los peones habían tenido que desenroscar con furia las lianas entrelazadas en torno a la obra del hombre. Y allá, hacia el Oeste, lamiendo casi la base posterior del Teocalli, fulgía un lago de aguas de plomo derretido sobre el que planeaban algunas aves y un enjambre de mosquitos.
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lunes, 11 de agosto de 2014

¿Conoces la historia que aqui empieza?

A pesar de que el siguiente relato está confirmado con tanta seguridad como pueda estarlo cualquier hecho histórico, resulta casi increíble, debido a las monstruosas crueldades de que trata. No hay nada que hayamos oído contar con las mismas garantías de certidumbre que pueda comparársele, ni que muestre con tan horribles detalles hasta que extremos puede conducir a una persona un temperamento brutal, cuando carece del freno de la educación y el conocimiento del mundo. 
Sawney Bean nació en el condado de East Lothian, a unos trece kilómetros al este de la ciudad de Edimburgo, durante el reinado de Jaime I de Escocia. Su padre se dedicaba a recortar setos y excavar zanjas, e inició a su hijo en la misma profesión. En su primera juventud se ganaba el pan cotidiano con aquel oficio, pero siendo muy inclinado a la vagancia, terminó por abandonar a sus padres y trasladarse a la parte deshabitada de la región, llevándose con él a una mujer de inclinaciones tan perversas como las suyas. 
La pareja se instaló en una cueva, cerca de la playa del litoral del condado de Galloway; allí vivieron durante más de veinticinco años, sin ir a ninguna ciudad, pueblo o aldea. En aquel tiempo tuvieron un gran número de hijos y nietos, a los cuales criaron de acuerdo con sus propios hábitos, sin la menor noción de humanidad ni de sociedad civilizada. Nunca tuvieron ninguna compañía, y se mantenían a sí mismos robando, siendo, además tan crueles, que nunca robaron a nadie sin asesinarlo previamente.
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domingo, 10 de agosto de 2014

Inicio de VESPERA

ANSELM AUDLEY
VESPERA


El imperio llegaba a su fin envuelto en luz.
La luz de los faroles refulgentes que iluminaban las calles de la ciudad y a las decenas de miles de personas que aguardaban en el Ágora y el Octágono al final de una noche de fuego y caos. La luz de los palacios, donde los miembros de los clanes se habían reunido bajo el frágil amparo de las guarniciones improvisadas, mientras la infantería de Marina luchaba y moría en la colina Novena. La luz reflejada desde las nubes que amenazaban tormenta sobre la ciudad, un funesto resplandor rojizo en un cielo donde ni tan sólo brillaba una estrella.
La luz desde la hoguera en la colina Novena donde el Palacio Imperial ardía de un extremo al otro. Inmensas columnas de llamas se alzaban hacia el cielo de la noche y cortinas de humo se deslizaban hacia el lago atravesando las ruinas incendiadas de la isla del Almirantazgo. Incluso cuatro horas después de declararse el fuego, éste no mostraba indicios de amainar y hasta la estructura de piedra del palacio comenzaba ya a alabearse y derrumbarse por el calor.
Medio milenio de magnificencia imperial, de esplendor y memoria, había sido reducido a cenizas. Todo estaba en llamas, desde el arte de inestimable valor de los maestros thetianos acumulado durante siglos hasta los archivos secretos de los servicios de inteligencia en los laberínticos sótanos. Lo más excelso y lo más infame del imperio ardía a la vez.
Nadie quería que éste fuera el final. Pocos eran, de hecho, entre los cientos de miles de personas que inundaban las calles del cetro de la ciudad, los que querían que acabara el imperio. No querían su destrucción.
Ya era demasiado tarde.
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sábado, 9 de agosto de 2014

Inicio de EL PRÍNCIPE DE LAS MENTIRAS

JAMES LOWDER
EL PRÍNCIPE DE LAS MENTIRAS

Gwydion no tenía salvación, pero de todos modos seguía corriendo. Apodado «el Veloz» por el sargento de su compañía de los jactanciosos Dragones Púrpura de Cormyr, Gwydion había vencido a todos los que se habían atrevido a desafiarlo en la carrera. Era capaz de correr como una centella desde un extremo al otro del largo Paseo de Suzail sin inmutarse, mientras que los aspirantes a su título empezaban a jadear mucho antes de llegar a la Torre de Vangerdahast, situada a medio camino. Siendo explorador, durante la cruzada, había superado a tres jinetes de Tuigan para entregar un mensaje al rey Azoun. Tan grande era su fama que nadie, por más escéptico que fuera, se habría atrevido a cuestionarlo, aunque nadie más hubiese presenciado la sorprendente hazaña.
Sin embargo, hasta el propio Gwydion dudaba de que la ligereza de sus pies pudiera salvarlo ahora, como tampoco había conseguido salvar a lady Cardea el precioso arco construido por los elfos, ni había librado del mal a Aram Scragglebeard la multitud de encantamientos. No, los cuervos carroñeros que poblaban el cielo gris como el acero estaban allí por él y por sus compañeros caídos.
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viernes, 8 de agosto de 2014

Respuestas en exámenes

Un profesor pide que los alumnos se coloquen en parejas. 

Respuesta de un alumno: ¿parejas de dos o de tres?

jueves, 7 de agosto de 2014

Inicio de AQUELLOS DÍAS EN ODESSA

HEINRICH BÖLL
AQUELLOS DÍAS EN ODESSA

Hacía mucho frío en Odessa aquellos días. Cada mañana íbamos al aeropuerto en grandes y ruidosos camiones, por la carretera mal adoquinada. Allí esperábamos, muertos de frío, a los grandes pájaros grises que rodaban por el campo de aterrizaje. Pero los dos primeros días, cuando estábamos a punto de subir a bordo, llegó una orden en sentido contrario, porque sobre el mar Negro había una niebla muy densa, o bien demasiadas nubes, y volvimos a subir a los grandes y ruidosos camiones y regresamos al cuartel por la carretera empedrada. El cuartel era muy grande. Estaba sucio y lleno de piojos. Pasábamos el rato sentados en el suelo o bien nos acordábamos en las mugrientas mesas y jugábamos a las cartas, o cantábamos. Siempre esperábamos una ocasión para saltar el muro y hacer una escapada. En el cuartel había muchos soldados que esperaban para entrar en combate, y no se nos permitía ir a la ciudad. Los dos primeros días habíamos intentado escabullirnos, pero nos atraparon, y como castigo nos hicieron transportar las grandes cafeteras llenas de café hirviente y descargar panes. 
Mientras descargábamos los panes nos vigilaba el contador, que llevaba un magnífico abrigo de pieles, el cual, sin duda, estaba destinado al frente. El contador contaba los panes para que no desapareciese ninguno. El cielo de Odessa estaba siempre nublado y oscuro, y los centinelas paseaban arriba y abajo, a lo largo de los negros y sucios muros del cuartel. El tercer día esperamos a que hubiera oscurecido del todo y nos dirigimos simplemente a la entrada principal. Cuando el centinela nos dio el alto, gritamos «comando Seltscbáni, y nos dejó pasar. Éramos tres, Kurt, Erich y yo. Caminábamos muy despacio. Sólo eran las cuatro y ya estaba oscuro. 
Lo único que habíamos ansiado era salir de aquellos altos, negros y sucios muros, y ahora que estábamos fuera casi habríamos preferido estar dentro otra vez. Sólo hacía ocho semanas que nos habían movilizado y teníamos mucho miedo. Pero nos dábamos cuenta de que, si hubiéramos estado otra vez en el cuartel, habríamos querido salir a toda costa, y entonces habría sido imposible. Eran sólo las cuatro, y no podríamos dormir a causa de los piojos y de las canciones, y también porque temíamos y al mismo tiempo esperábamos que a la mañana siguiente haría buen tiempo para volar y nos llevarían en los aviones a Crimea, donde seguramente moriríamos.
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miércoles, 6 de agosto de 2014

Inicio de LA SOMBRA DE PRANTHAS

LA SOMBRA DE PRANTHAS

Shernan Kroll llevaba veinte años en el ejército, en infantería. Siempre en primera línea de combate, sobreviviendo a las múltiples campañas militares que su rey había promovido. Era un hombre recio y fuerte, tanto de cuerpo como de carácter. Un hombre de sólidos principios y una moral inquebrantable.
Por eso, sus tripas se revolvían cuando escuchaba las órdenes que estaba recibiendo de su inmediato superior. Aquello había sido una carnicería, una cacería de gallinas. Tres cuerpos, tendidos a sus pies en mitad del camino cubierto de hojas y tapados con sus propias capas de viaje, le pedían explicaciones. Por eso, apenas oía lo que se le decía.
--Llévatelos lejos y quémalos. No quiero saber dónde. Hazlo bien y rápido. Luego vuelve y serás condecorado como te mereces. Las cosas han cambiado, no podemos anclarnos en el pasado.
Las palabras de su capitán pretendían convencerle de que aquello había estado bien, pero nada conseguiría que desapareciera aquella sensación de asco, que empezaba a revolverle el estómago.
Unos instantes después, observaba cómo dos soldados rasos introducían los cuerpos en un carro y aparejaban el caballo. Kroll veía la escena como si estuviera muy lejos, en un mundo ajeno en el que aquellas cosas no estaban ocurriendo.
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martes, 5 de agosto de 2014

Los 10 Libros de la Historia de la Tierra Media

A través de sus recuerdos y el estudio de escritos y borradores de J.R.R. Tolkien, su hijo, Christopher Tolkien nos conduce por el mundo de la Tierra Media y de El Señor de los Anillos. En una gran obra analiza de forma concienzuda todos los escritos de su padre referentes a la mitología y la evolucion del mundo imaginario por él creado. Así mismo nos muestra y comenta los borradores y escritos que J.R.R. Tolkien lleva a cabo hasta conseguir su obra cumbre “El Señor de los Anillos”.
En España esta magna obra se presenta en dos partes, cada una de ellas dividida, a su vez, en varios tomos. 

1-HISTORIA DE LA TIERRA MEDIA 2-HISTORIA DE EL SEÑOR DE LOS ANILLOS
1. El libro de los cuentos perdidos 1. El retorno de la Sombra
2. Las baladas de Beleriand 2. La traición de Isengard
3. La formación de la Tierra Media 3. La Guerra del Anillo
4. El camino perdido 4. El fin de la Tercera Edad
5. La caída de Númenor
6. El Anillo de Morgoth

1-HISTORIA DE LA TIERRA MEDIA
Tomos 1 y 2: El libro de los cuentos perdidos 1 y 2

El libro de los Cuentos Perdidos fue la primera gran obra de imaginación de J.R.R. Tolkien, comenzando en 1916-1917, cuando tenía veinticinco años, y abandonada varios años después. Es en realidad el principio de toda la concepción de la Tierra Media y Valinor, y el primer esbozo de los mitos y leyendas que constituirían El Silmarillion. El marco narrativo es el largo viaje hacia el Oeste que emprende un marinero llamado Eriol (Aelfwíne) a Tol Eressëa, la isla solitaria donde habitan los Elfos. Allí conoce los Cuentos Perdidos de Elfenesse, en los que aparecen las ideas y concepciones más tempranas sobre los Dioses y los Elfos, los Enanos, los Balrogs y los Orcos, los Silmarils, los dos árboles de Valinor, Nargothrond y Gondolin, y la geografía y la cosmología de la Tierra Media.

El libro de los Cuentos Perdidos se publica en dos volúmenes. El primero contiene los cuentos de Valinor, y el segundo incluye Beren y Lúthíen, Túrin y el Dragón, y las historias del Collar de los Enanos y la Caída de Gondolin. Cada cuento es seguido de un comentario --un ensayo breve--, y de algún poema relacionado con el texto, y en cada uno de los volúmenes hay abundante información sobre el vocabulario y los nombres de las primeras lenguas élficas.

Tomo 3: Las baladas de Beleriand.

Las baladas de Beleriand cuentan la historia de los Días Antiguos. Esta colección, reunida por vez primera por Christopher Tolkien, incluye la Balada de los hijos de Húrin, obra temprana e inédita y la más sólida de cuantas J.R.R. Tolkien escribió en antigua métrica inglesa, y que narra la tragedia de Túrin Turambar; de los Días Antiguos. Tolkien da forma poética a la leyenda de la búsqueda del Silmaril en la Balada de Leithian. El libro incluye también una notable y minucioso estudio crítico de la Balada de Leithian escrito por C.S. Lewis en 1929.  

Tomo 4: La formación de la Tierra Media

Ambarkanta

La Primera Edad

Los originales de J.R.R Tolkien incluidos en este volumen, reunidas y editadas por Christopher Tolkien, muestran el desarrollo de las estructuras cronológicas y geográficas de las leyendas de la Tierra Media y Valinor. Ambarkanta, la única descripción de la naturaleza del Universo imaginado por Tolkien, está acompañada por diagramas y mapas del mundo antes y después los cataclismos de La Guerra de los Dioses y La Caída de Númenor. El libro incluye el primer mapa de Beleriand, los Anales de Valinor y los Anales de Beleriand, fragmentos de las traducciones de Aelfwine, el "Silmarillion" escrito en 1926, y la Quenta Noldorinwa de 1930, la única versión de los mitos y leyendas de la Primera Edad que J.R.R Tolkien llegó a completar.

Tomo 5: El camino perdido

A fines de 1937 J.R.R. Tolkien dejó a un lado de mala gana la ya muy desarrollada obra sobre los mitos y heroicas leyendas de Valinor y la Tierra Media y comenzó El Señor de los Anillos. Este quinto volumen de La Historia de la Tierra Media, editado por Christopher Tolkien, completa la presentación de los temas que habían preocupado hasta entonces a J.R.R. Tolkien. Ya había compuesto nuevas versiones de los Anales de Beleriand; El Silmarillion estaba casi terminado y se había trazado un nuevo mapa; el mito de la música de los Ainur se había convertido en una obra independiente, y en las leyendas de la caída de Númenor aparecían por primera vez las ideas cardinales del Mundo Redondeado y al Sendero Recto en el desvanecido Oeste. Christopher Tolkien incluye también el abandonado relato de "un viaje por el tiempo"; El Camino Perdido, que uniría el mundo de Númenor y la Tierra Media con las leyendas de otras regiones y gentes, y un largo ensayo (Las Lhammas) que estudia las complejas relaciones de los lenguajes y dialectos de la Tierra Media. Cierra el libro un "diccionario etimológico" que registra y explica gran número de palabras y nombres élficos

Tomo 6: La caída de Númenor

Los papeles del Notion Club fueron escritos por Tolkien en 1945-1946, en el intervalo entre Las Dos Torres y El Retorno del Rey. Estos misteriosos papels reproducen las discusiones que se oían en un supuesto club literario de Oxford entre los años 1966/1967, y en las que sus miembros se plantean la posibilidad de los viajes en el espacio y el tiempo a traveés de los "sueños verdaderos", las extrañas comunicaciones que parecen referirse a la Atlántida, y la violenta irrupción de la leyenda en el noroeste de Europa. El hundimiento de Anadûne es una nueva versión de la leyenda númenoreana y una elaborada aunque incompleta descripción del lenguaje de los Hombres del Oeste, el Adunaic, que Arundel Lowdham, miembro del Notion Club, aprendió en sueños.

Tomo 7: El Anillo de Morgoth

En El Anillo de Morgoth, Christopher Tolkien describe y documenta la última parte de la historia de El Silmarillion desde el momento en que su padre retomó "la cuestión de los Días Antiguos" tras concluir El Señor de los Anillos. El volumen incluye el texto de los Anales de Aman, el "Reino Bendecido" de Occidente, y cuenta las dificultades que enfrentó Tolkien en sus últimos años a medida que nuevas y radicales ideas -que presagiaban un cataclismo en las antiguas narraciones -brotaban en el corazón de la mitología.

2-HISTORIA DE EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

Tomo 1: El retorno de la Sombra

En este primer volumen de la Historia de El Señor dé los Anillos, Christopher Tolkien describe, citando notas y borradores, la intrincada evolución de La Comunidad del Anillo, y la gradual emergencia de las concepciones que transformaron lo que iba a ser un libro mucho más corto: una secuela de El hobbit. El anillo mágico de Bilbo crece, hasta convertirse en el peligroso y poderoso Anillo del Señor Oscuro, y en un asombroso e inesperado salto narrativo, un jinete Negro, entra cabalgando en la Comarca. La identidad del supuesto hobbit llamado Trotter (más tarde Trancos o Aragorn) es en un principio un misterio insoluble, hasta que al fin, muy lentamente, Tolkien descubre que tiene que ser un hombre. Muchas de las figuras mayores del libro aparecen con otros nombres y extrañas características: un siniestro Bárbol, aliado del Enemigo, un feroz y malévolo granjero Maggot. La historia concluye en el punto en que J.R.R. Tolkien abandona el relato durante largo tiempo, cuando la Compañía del Anillo, en la que todavía faltan Legolas y Gimli, se encuentra ante la tumba de Balin, en las Minas de Moria.

Tomo 2: La traición de Isengard

La traición de Isengard es el segundo volumen dedicado a la evolución de El Señor de los Anillos. En este libro, siguiendo a la extensa pausa en la oscuridad de las Minas de Moria con que concluye El Retorno de la Sombra, se rastrea la gran expansión de la historia en nuevas tierras y gentes al sur y al este de las Montañas Nubladas; la emergencia de Lothórian, los Ents, los Jinetes de Rohan y Saruman el Blanco en la fortaleza de Isengard. En breves esbozos y borradores a lápiz se asiste a la primera aparición de Galadriel, las primeras ideas sobre la historia de Gondor, el encuentro original de Aragorn y éowyn, cuyo significado cambiará más tarde totalmente. Muchas de las primeras ideas y concepciones desaparecen a medida que la historia sigue sus propios caminos, como el relato de la captura de Frodo y el episodio en que Sam Gamyi lo rescata de Minas Morgul, escrito mucho antes de que J.R.R. Tolkien llegara a ese punto en la redacción de El Señor de los Anillos. Una característica importante de este libro es la historia de como nació el mapa original, redibujado en fases sucesivas, y que durante mucho tiempo fue la base de la geografía de la Tierra Media. Cierra el libro un apéndice dedicado a los alfabetos rúnicos tal como eran entonces, con ilustraciones de las formas y un análisis de las runas utilizadas en el Libro de Mazarbul encontrado en Moria junto a la tumba de Balin.

Tomo 3: La Guerra del Anillo

La batalla del Abismo de Helm, la inundación de Isengard, y cómo Frodo, Sam y Gollum llegaron al Paso de Cirith Ungol son algunos de los grandes episodios que Christopher Tolkien recoge en este tercér volumen de la Historia de El Señor de los Anillos

Tomo 4: El fin de la Tercera Edad

Después de El Retorno de la Sombra, La Traición de Isengard y La Guerra del Anillo, con El fin de la Tercera Edad, Christopher Tolkien la historia de comoJ.R.R. Tolkien, escribió El Señor de los Anillos. Christopher Tolkien empieza con el rescate de Frodo por Sam de la Torre de Cirith Ungol, y explica una versión muy distinta de El Saneamiento de La Comarca. Por vez primera se publican las versiones del Epilogo, en el cual, años despues de la partida de Bilbo y Frodo de los Puertos Grises, Sam intenta contestar a todas las preguntas de sus hijos. Sam rescata a Frodo de la Torre de Cirith Ungol.

lunes, 4 de agosto de 2014

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

CESARE PAVESE

VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esa muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, cara esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.