martes, 10 de enero de 2012

Convención de Narratología Preternatural Hispana

El pasado 31 de febrero, en una importante capital de provincia cuyo nombre obviaremos por razones de seguridad, se celebró la primera Convención de Narratología Preternatural Hispana. El evento, organizado por la Presidencia Federativa de Fantasía Pertinaz (P. F. F. P.), contó con diversas actividades relacionadas con la literatura, como talleres de corte y confección, concursos de disfraces, actuaciones de funambulismo, karaoke, desfiles de modelos en ropa interior y firmas de ejemplares. Lo que puede leerse en los siguientes párrafos es una transcripción de la charla titulada El Narratólogo Preternatural Patrio y los Demonios que lo Acechan, que se celebró ante un limitado público asistente. A día de hoy, la verdadera identidad del hombre que ofició de moderador sigue siendo un misterio.
« C. Prieto: Muy buenas tardes a todos. Mi nombre es Curro Prieto, Currito para los amigos. Parece que la organización ha considerado que soy la persona más idónea para moderar la charla, aunque reconozco que no estoy muy familiarizado con nada de todo esto. En cualquier caso, sean todos bienvenidos a la primera edición de Narratología Preternatural Hispana. Nuestro objetivo es darle un repaso al panorama literario fantástico patrio de más candente actualidad, centrándonos en sus aspectos más generales. Dicho de otro modo. No se pretende ahondar en grandezas y miserias de ninguna clase. Sólo disfrutar de una tertulia improvisada, dentro de un ambiente distendido y agradable. Permítanme que recurra a las tarjetas que me han preparado para presentar a los ponentes. En primer lugar, tenemos a Primus Maximus, autor de la exitosa saga de Fantasía Épica “Dragones, escamas y quemaduras de tercer grado”.
Primus Maximus: Buenas tardes, Carlos. Para mí representa un orgullo y una satisfacción estar aquí, en este marco inconmensurable, para departir con tan selecta concupiscencia.
C. Prieto: Curro. Me llamo Curro. Perdone mi ignorancia, pero, ya que estamos con los nombres… El suyo me parece realmente peculiar. ¿Tiene reminiscencias greco-latinas?
Primus Maximus: Eres un hombre observador, Cosme. Pero me temo que tu curiosidad está embocada a la decepción. En realidad me llamo Gervasio Celedoniez. Sin embargo, quisieron los embates del destino que mi editorial, con muy buen criterio, considerara precioso un cambio de nomenclatura, para que el público relacionase mi persona con un escritor de origen foréneo y así aumentar las ventas potentadas.
El moderador parpadea un par de veces, confuso. Desde el fondo de la sala, alguien le hace señas para que continúe como si no pasara nada.
C. Prieto: Esto… Bien. Junto al señor Maximus tenemos a Bloody Divine, escritora revelación del género emo gótico juvenil y ganadora del premio “Soledades Desoladas” de novela corta con su ópera prima “Nívea es mi carne”.
Bloody Divine: La vida es dolor. Los años, escobas que barren hacia la fosa. Somos como fuegos fatuos que se precipitan hacia su propia extinción. Permíteme decirte, Currito, que las nalgas que rematan tu poderosa espalda hacen honor a ese apellido que gastas.
C. Prieto: Vaya. Muchas gracias, supongo. Veamos la siguiente tarjeta… Hummm… Sí. Nos acompaña Cándido Rubio, administrador del portal web “www.escritoresinbarreras.com” y miembro fundador del colectivo “Mi ciudad también aporrea la tecla tanto como puede, no se vayan a pensar”.
Cándido Rubio: Buenas tardes a todos. Tengo contacto con la mayoría de vosotros a través de internet desde hace un montón de tiempo, y ya tenía ganas de conoceros en persona. Para mí es un placer estar entre tantos amigos. Espero que después salgamos a cenar y a tomar unas birras juntos.
C. Prieto: Seguro que sí, pero antes disfrutemos de la charla. Presento al último invitado y nos ponemos a ello. ¿Dónde está la tarjeta? Sí, aquí. Por último, pero no por ello menos importante, contamos también con la presencia de Rigoberto Tizón, artista autodidacta y multidisciplinar con dos discos de hard rock melódico a la venta en su sitio web, varias exposiciones de pintura realizadas a lo largo de la geografía española y seis antologías de relatos cortos publicadas por la editorial Panfletos Recalcitrantes.
Rigoberto Tizón: Saludos, gente. Todo esto me enrolla.
C. Prieto: Sean todos bienvenidos. Creo que una buena forma de empezar es respondiendo a una simple pregunta, y que a partir de ese punto la conversación vaya tomando los derroteros que ella misma elija. ¿Os parece? Perfecto. Ahí va la pregunta. ¿Cómo definiríais el estado actual de la literatura fantástica en nuestro país?
Primus Maximus: Bueno, mi querido amigo Calixto, si tuviera que definirlo con una sola palabra, esa sería “ambivalente”. Tenemos infinidad de buenos escritores dentro de nuestras fronteras. Yo mismo he sido testigo oclusar de ello, pues muchos son amigos personales míos y he tenido el privilegio de leer sus novelas. Por eso, puedo asegurar que hay cantidades sinusitadas de talento, pero las grandes editoriales no confían en los escritores de nueva hornada. Hasta hace muy poco tiempo, un escritor patrio que trabajase la fantasía estaba condenado a fracasar ostentosamente. Por suerte, la tendencia parece cambiar. Están surgiendo nuevas editoriales que apuestan por nosotros y creo que podemos ser optimistas acerca del futuro.
Cándido Rubio: Me gustaría compartir ese optimismo, pero conozco a casi todos en este mundillo, y yo diría que la situación no es tan brillante como pueda parecer en un principio.
Primus Maximus: La evidencia es perentoria, amigo mío. Basta con darse una vuelta por una cantidad infinitesimal de blogs, foros y portales web para darse cuenta de ello.
Cándido Rubio: Todos esos sitios no reflejan la realidad. Las editoriales pequeñas distan mucho de ser la mejor de las opciones. Cierto que es mucho más fácil publicar con ellas, pero tienen más pegas que ventajas.
Primus Maximus: Pues yo diría que son la mejor opción para alguien que empieza. Las pequeñas editoriales de hoy, serán las grandes del mañana.
Cándido Rubio: No estoy de acuerdo.
Primus Maximus: Estoy seguro de que lo estarías si fueras más comulgativo.
Cándido Rubio: Tenemos el caso de Bloody, sin ir más lejos. Da la casualidad de que es mi pareja actual, así que puedo hablar con datos de primera mano. Ha pasado más de un año desde la publicación de “Nívea es mi carne”, y la editorial que organizó el concurso “Soledades Desoladas” aún no ha cumplido con su parte del contrato. A día de hoy, Bloody no ha cobrado todo el dinero que se le prometió en su momento. Ni siquiera la mitad de ese dinero. Por eso, no creo que sea bueno confiar en según qué editoriales. Se pueden decir muchas cosas de las grandes, pero tiendo a pensar que esto no le habría pasado, si hubiera publicado su novela con una de ellas. ¿Verdad, cariño?
Bloody Divine: Ignoro por completo a qué se refiere usted, caballero.
Cándido Rubio: Vamos, vida mía. Díselo. Dile lo complicadas que son las cosas.
Bloody Divine: ¿Por qué insiste usted en hablarme con esa familiaridad? No creo haberle dado pie para ello en ningún momento.
Cándido Rubio: ¿A qué viene todo esto? ¿Es por la cláusula de confidencialidad? No pasa nada, pastelito. Estamos entre amigos.
Bloody Divine: En serio. No conozco de nada a este hombre.
C. Prieto: Me dicen que se os ha visto entrar juntos al pabellón. De hecho, hace apenas unos instantes, los dos estabais cogidos de la mano en actitud bastante cariñosa...
Bloody Divine: Eso es una calumnia. Voy a demandaros a todos por difamación. Atentáis contra mi honor y mi imagen pública. Sois unos desgraciados. Y unos mediocres.
Cándido Rubio: Pero… Mi amor… ¿Por qué dices esas cosas tan crueles? No puedo creer que después de todo lo que hemos pasado juntos…
Bloody Divine: ¿Hay alguien de la organización por ahí? Me gustaría sentarme tan lejos de este desagradable sujeto como sea posible. Es más. Lo exijo. Inmediatamente. O me voy de aquí ahora mismo. Con la cabeza bien alta. Qué demontre. Me voy de todas formas. ¡Pensaba que se me trataría con una mínima parte del respeto que merezco!
Los tacones de aguja de la mujer resuenan por la sala hasta desvanecerse en la distancia.
C. Prieto: Señor Rubio… ¿Se encuentra bien?
Una lágrima furtiva resbala por la mejilla derecha del aludido, que se sorbe la nariz y le quita importancia al incidente con un gesto de la mano.
Cándido Rubio: No pasa nada, Curro. Continúa.
Rigoberto Tizón: Bien encajado, tío. A las mujeres hay que castigarlas. Sé duro y ese caramelito siniestro volverá a ti chorreante de dulzura. Te lo dice uno que sabe.
C. Prieto: Reconozco que no esperaba esto, pero, por suerte, la organización me ha preparado unas tarjetas con temas a los que recurrir en caso de emergencia. Vamos a ver… ¿Cómo creéis que hay que potenciar la literatura fantástica en nuestro país?
Primus Maximus: Bueno, yo creo que lo primordial es publicar buenas novelas. Hay que respetar los convencionalismos del género, desde una óptica más actual y moderna. Todo ello aderezado con cierto sabor picante. Cualquier relato de fantasía es mejor si imbrica la presencia de una mujer de formas volubles. Tú ya me entiendes, Camilo. Lo aprendí de Robert E. Howard. La crítica no suele valorar muy bien a los escritores pulp, pero esos tíos tenían que asegurarse de que sus relatos se publicaban si querían llegar a fin de mes. Sabían lo que se hacían.
C. Prieto: ¿Volubles? ¿Qué quiere decir exactamente con “mujeres de formas volubles”? ¿Se refiere a “cambiantes” desde un punto de vista físico, emocional, o alegórico?
Primus Maximus: Bueno… Yo me refería más bien a mujeres con un par de tetas bien grandes, César. Por decirlo de alguna manera.
El moderador se masajea ambas sienes. Finalmente, después de exhalar un suspiro particularmente hondo, saca pecho y se atreve a sugerir algo.
C. Prieto: Quizá quiso decir “mujeres de formas voluptuosas”...
Primus Maximus: Eso también, sí.
Hay un largo silencio mientras el señor Prieto se gira hacia el público y dirige la mirada a un punto concreto de la sala. Los altavoces reproducen sus siguientes palabras, a pesar de que está cubriendo el micrófono con una mano.
C. Prieto: En serio. ¿Estáis seguros de que no tenéis a nadie más que pueda hacerse cargo de esta mierda? ¿No os hace falta alguien en el karaoke? Estaría dispuesto a coser cotas de malla con anillas de botes de refrescos, si es necesario. No, claro. Que me quede y apechugue. Tenéis una jeta impresionante, majetes.
Rigoberto Tizón: Las novelas son una mierda.
Primus Maximus: Perdón. ¿Cómo dice?
Rigoberto Tizón: Que son una mierda. Como un castillo de grande. Además de una total, absoluta y completa pérdida de tiempo. Las novelas de fantasía actuales parecen monumentos al ego de más de seiscientas páginas. Cualquiera puede escribir una novela de éxito, si le dedica bastante tiempo. En los micro relatos. Ahí es donde está el verdadero sacrificio artístico y anida el germen de la creación en su estado más puro. Prosa pura. Sin adornos. Surgida de las entrañas. Precisamente he preparado uno, mientras el resto de los ponentes hablaba. Se lo voy a leer al público, en primicia.
Tizón se pone en pie, con un fragmento de papel en la mano.
Rigoberto Tizón: Aquel pequeño punto captó mi atención. Y resultó ser una cicatriz. Tuve esa extraña sensación, como si un oscuro presagio se cerniera sobre mí. Quise abrir la cicatriz. Sabía que tenía que hacerlo. Era un pasadizo estrecho tratando de cerrarse a sí mismo. Pero pasé a través de él. No cejé, ni aflojé, ni abandoné. Ni siquiera cuando empezó a brotar la sangre. En ese momento lo recordé todo. La noche anterior, había estado buscando nuevos límites del placer. Ahora sé por qué las cosas no son tan bonitas por dentro.
C. Prieto: Vale. Se acabó. Es más de lo que puedo soportar.
El moderador presiona un botón oculto en la hebilla de su cinturón y un resplandor cegador llena la sala. Cuando los presentes recuperan la vista, Prieto ha desaparecido. Sólo queda una fina columna de humo blanco, en el lugar preciso que ocupaba segundos antes.
Primus Maximus: ¡Oh, qué maravilla! No sabía que la organización tuviera preparado un número de prestidigitación. El desfile de lencería fue maravilloso, pero este fin de fiesta lo supera de largo. Creo que es la convención más completa a la que haya asistido nunca.
Cándido Rubio: Me temo que no. Esa desaparición sólo puede explicarse de una forma. Creo que no somos reales. Todo esto es ficción.
Rigoberto Tizón: No sé lo real que serás tú, tronco. Pero Rigoberto Tizón es un hombre de carne y hueso, de los pies a la cabeza. Todo un artista. Maese Tizón deja huella allá por donde pasa. Puedes preguntarle a cualquiera.
Cándido Rubio: Lo siento, pero no. No somos nadie, solo un pastiche de diferentes opiniones, comentarios y anécdotas recogidas de aquí y de allá. Una forma de presentar todo eso sin tener que comprometerse. De reducirlo al absurdo para divertirse un rato.
Rigoberto Tizón: ¿Me estás diciendo que no somos reales? ¿Que alguien nos ha creado por pasar la tarde? ¿Es eso lo que estás tratando de decirle al puto amo? ¿A mí? ¿Al HOMBRE?
Cándido Rubio: Justamente eso, sí.
Rigoberto Tizón: Hijo de la gran puta.
Primus Maximus: ¿Y qué se supone que tenemos que hacer ahora?
Cándido Rubio: Bueno. Supongo que tendremos que ver el lado positivo de la cuestión.
Primus Maximus: ¿Lado positivo? ¿Qué lado positivo? ¡Por el amor de Dios, esto es una tragedia de proporciones epicúreas! ¡Tenía sueños, anhelos, aspiraciones, una carrera literaria! ¡Toda una vida por delante! ¿Y ahora me dices que no existo?
Cándido Rubio: Entiendo que, así, en caliente, te parezca trágico. Pero eso es porque no lo has pensado bien.
Primus Maximus: ¿Cómo? No… No entiendo. Yo…
Cándido Rubio: De verdad que en todo esto hay un lado bueno. A partir de ahora, no tendrás que preocuparte nunca más por la hipoteca.»

1 comentario: