miércoles, 4 de enero de 2012

La Venganza Más Dulce


Competición de moñeces. A veces al descargar todos los libros, te aparece alguno no esperado, asi que aprovecho para colocar alguno que no he leído, pero que igual atrapa al lector más inteligente con sus espectaculares inicios. He preparado unos cuantos, pero los espaciaré en el tiempo.

La Venganza Más Dulce (1999)
1º de la Serie Blackhawk/Sinclair
Barbara McCauley
Título Original: Blackhawk's sweet revenge
Editorial: Harlequin Ibérica

Protagonistas: Lucas Blackhawk y Julianna Hadley

Argumento:
Lucas Blackhawk era un renegado, un fugitivo... y el objeto de su antigua pasión adolescente. Y cuando regresó a casa triunfalmente en busca de venganza, Julianna Hadley no dudó en aceptar su sorprendente petición de mano.
Se había casado con el hombre que quería destruir a su padre... porque estaba convencida de que sólo su amor incondicional podría aplacar los resentimientos de Lucas. Y mientras éste luchaba por conquistar el cuerpo de su virginal novia, Julianna estaba decidida a ganarse el corazón de Blackhawk.

Prólogo


La luna dominaba el cielo.
Llena y brillante, destellaba a través de las nubes amenazantes mientras una brisa constante lo impregnaba todo con su aroma otoñal.
Tres chicos se deslizaban con sigilo en la oscuridad, avanzando entre rígidos bloques de piedra, hasta alcanzar el extremo más lejano del cementerio de Wolf River. No había allí flores ni placas conmemorativas; ninguna lápida, ninguna esquela... sólo tierra, tosca y fría.
Los chicos rodearon la tumba con caras serias.
Lucas Blackhawk fue el primero en hablar. Tenía trece años y era el mayor de los tres por cinco meses de diferencia.
— ¿Tienes lo que necesitamos, Santos?
Nick Santos, el más joven por diez meses, metió la mano bajo su jersey y sacó un martillo de la cintura de sus vaqueros.
—No pude agarrar los clavos. Carrasperas apareció por el pasillo y estuvo a punto de atraparme en el taller. 
Carrasperas, como llamaban al vigilante nocturno del Reformatorio de Menores de Wolf River, debía su mote a su respiración asmática. Aunque a él pudiera resultarle un incordio, para los chicos era una suerte, pues los avisaba de su cercanía.

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