miércoles, 31 de julio de 2013

Anton Chejov - La muerte de un funcionario público (y II)


(Viene de ayer)

Cuando el general acabó su recepción y pasó a su gabinete, Tcherviakof adelantóse otra vez y balbuceó: 

-¡Excelencia! Me atrevo a molestarle otra vez; crea usted que me arrepiento infinito... No lo hice adrede; usted mismo lo comprenderá... 

El consejero torció el gesto y con impaciencia añadió: 

-¡Me parece que usted se burla de mí, señor mío! 

Y con estas palabras desapareció detrás de la puerta. 

«Burlarme yo? -pensó Tcherviakof, completamente aturdido-. ¿Dónde está la burla? ¡Con su consejero del Estado; no lo comprende aún! Si lo toma así, no pediré más excusas a este fanfarrón. ¡Que el demonio se lo lleve! Le escribiré una carta, pero yo mismo no iré más! ¡Le juro que no iré a su casa!           

A tales reflexiones se entregaba tornando a su casa. Pero, a pesar de su decisión, no le escribió carta alguna al consejero. Por más que lo pensaba, no lograba redactarla a su satisfacción, y al otro día juzgó que tenía que ir personalmente de nuevo a darle explicaciones. 

-Ayer vine a molestarle a vuecencia -balbuceó mientras el consejero dirigía hacia él una mirada interrogativa-; ayer vine, no en son de burla, como lo quiso vuecencia suponer. Me excusé porque estornudando hube de salpicarle... No fue por burla, créame... Y, además, ¿qué derecho tengo yo a burlarme de vuecencia? Si nos vamos a burlar todos, los unos de los otros, no habrá ningún respeto a las personas de consideración... No habrá... 

-¡Fuera! ¡Vete ya! -gritó el consejero temblando de ira. 

-¿Qué significa eso? -murmuró Tcherviakof inmóvil de terror. 

-¡Fuera! ¡Te digo que te vayas! -repitió el consejero, pataleando de ira. 

Tcherviakof sintió como si en el vientre algo se le estremeciera. Sin ver ni entender, retrocedió hasta la puerta, salió a la calle y volvió lentamente a su casa... Entrando, pasó maquinalmente a su cuarto, acostóse en el sofá, sin quitarse el uniforme, y... murió.

martes, 30 de julio de 2013

Anton Chejov - La muerte de un funcionario público (I)

Anton Chejov
La muerte de un funcionario público

El gallardo alguacil Iván Dmitrievitch Tcherviakof hallábase en la segunda fila de butacas y veía a través de los gemelos Las Campanas de Corneville. Miraba y sentíase del todo feliz..., cuando, de repente... -en los cuentos ocurre muy a menudo el «de repente»; los autores tienen razón: la vida está llena de improvisos-, de repente su cara se contrajo, guiñó los ojos, su respiración se detuvo..., apartó los gemelos de los ojos, bajó la cabeza y... ¡pchi!, estornudó. 

Como usted sabe, todo esto no está vedado a nadie en ningún lugar. Los aldeanos, los jefes de Policía y hasta los consejeros de Estado estornudan a veces. Todos estornudan..., a consecuencia de lo cual Tcherviakof no hubo de turbarse; secó su cara con el pañuelo y, como persona amable que es, miró en derredor suyo, para enterarse de si había molestado a alguien con su estornudo. Pero entonces no tuvo más remedio que turbarse. Vio que un viejecito, sentado en la primera fila, delante de él, se limpiaba cuidadosamente el cuello y la calva con su guante y murmuraba algo. En aquel viejecito, Tcherviakof reconoció al consejero del Estado Brischalof, que servía en el Ministerio de Comunicaciones. 

-Le he salpicado probablemente -pensó Tcherviakof-; no es mi jefe; pero de todos modos resulta un fastidio...; hay que excusarse. Tcherviakof tosió, echóse hacia delante y cuchicheó en la oreja del consejero: 

-Dispénseme, excelencia, le he salpicado...; fue involuntariamente... 

-No es nada..., no es nada... 

-¡Por amor de Dios! Dispénseme. Es que yo...; yo no me lo esperaba... 

-Esté usted quieto. ¡Déjeme escuchar! 

Tcherviakof, avergonzado, sonrió ingenuamente y fijó sus miradas en la escena. Miraba; pero no sentía ya la misma felicidad: estaba molesto e intranquilo. En el entreacto se acercó a Brischalof, se paseó un ratito al lado suyo y, por fin, dominando su timidez, murmuró: 

-Excelencia, le he salpicado... Hágame el favor de perdonarme... Fue involuntariamente. 

-¡No siga usted! Lo he olvidado, y usted siempre vuelve a lo mismo -contestó su excelencia moviendo con impaciencia los hombros. 

-«Lo ha olvidado»; mas en sus ojos se lee la molestia -pensó Tcherviakof mirando al general con desconfianza-; no quiere ni hablarme... Hay que explicarle que fue involuntariamente..., que es la ley de la Naturaleza; si no, pensará que lo hice a propósito, que escupí. ¡Si no lo piensa ahora, lo puede pensar algún día!... Al volver a casa, Tcherviakof refirió a su mujer su descortesía. Mas le pareció que su esposa tomó el acontecimiento con demasiada ligereza; desde luego, ella se asustó; pero cuando supo que Brischalof no es su «jefe», calmóse y dijo: 

-Lo mejor es que vayas a presentarle tus excusas; si no, puede pensar que no conoces el trato social. 

-¡Precisamente! Yo le pedí perdón; pero lo acogió de un modo tan extraño...; no dijo ni una palabra razonable...; es que, en realidad, no había ni tiempo para ello. 

Al día siguiente, Tcherviakof vistió su nuevo uniforme, cortóse el pelo y fuese a casa de Brischalof a disculparse de lo ocurrido. Entrando en la sala de espera, vio muchos solicitantes y al propio consejero que personalmente recibía las peticiones. Después de haber interrogado a varios de los visitantes, acercóse a Tcherviakof. 

-Usted recordará, excelencia, que ayer en el teatro de la Arcadia... -así empezó su relación el alguacil -yo estornudé y le salpiqué involuntariamente. Dispen... 

-¡Qué sandez!... ¡Esto es increíble!... ¿Qué desea usted? 

Y dicho esto, el consejero volvióse hacia la persona siguiente. 

«¡No quiere hablarme! -pensó Tcherviakof palideciendo-. Es señal de que está enfadado... Esto no puede quedar así...; tengo que explicarle... 

(Continúa mañana)

lunes, 29 de julio de 2013

Vocabulario


Soluciones a la semana anterior

abolsarse
Ahuecarse, adquirir algo figura de bolsa.

abotagarse
Hincharse parte del cuerpo, generalmente por enfermedad.

abotargarse
Abrochar una prenda uniendo los botones con los correspondientes ojales.

abrumarse
Saturarse de bruma la atmósfera.

domingo, 28 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

Gigantescos dragones surcan los cielos de Krynn y luchan por hacerse con el control de las tierras que sobrevuelan.

En la isla de Sancrist, los debilitados Caballeros de Solamnia piden ayuda a sus viejos enemigos, los Caballeros de Takhisis. Ante la insistencia de lord Gunthar, los caballeros renuevan la alianza forjada en los últimos días de la Guerra de Caos, pero entonces el Gran Maestre de los Caballeros de Solamnia muere repentinamente. Ya nosólo está en juego quién será su sucesor, sino la misma supervivencia de la Orden.

El viejo orden cambió, dejando paso al nuevo.

Alfred, lord Tennyson, Idilios del rey.

sábado, 27 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

Los cohetes incendiaron las rocosas praderas, transformaron la piedra en lava, la pradera en carbón, el agua en vapor, la arena y la sílice en un vidrio verde que reflejaba y multiplicaba la invasión, como espejos hechos trizas. Los cohetes vinieron como langostas y se posaron como enjambres envueltos en rosadas flores de humo. Y de los cohetes salieron de prisa los hombres armados de martillos, con las bocas orladas de clavos como animales feroces de dientes de acero, y dispuestos a dar a aquel mundo extraño una forma familiar, dispuestos a derribar todo lo insólito, escupieron los clavos en las manos activas, levantaron a martillazos las casas de madera, clavaron rápidamente los techos que suprimirían el imponente cielo estrellado e instalaron unas persianas verdes que ocultarían la noche. Y cuando los carpinteros terminaron su trabajo, llegaron las mujeres con tiestos de flores y telas de algodón y cacerolas, y el ruido de las vajillas, cubrió el silencio de Marte, que esperaba detrás de puertas y ventanas.

viernes, 26 de julio de 2013

Desconexión semanal

Tres ingenieros discutiendo sobre el diseño del cuerpo humano.
- Obviamente, el que lo hizo era un ingeniero mecanico, fijate en las articulaciones, en los huesos de la mano, en...
- No hombre, fue un ingeniero electrico, fijate en el sistema nervioso, en lo complejo que es el cerebro, en...
- Nah, tios, ni idea, esto lo hizo un ingeniero civil; a nadie mas se le ocurre poner un desagüe toxico al lado de un área recreativa.

jueves, 25 de julio de 2013

Inicio de Taxi, de Pierre Desprogres

Señor conductor 
Señor conductor del taxi 790 BRR 75, 
Jamás podré olvidarlo. 

Mientras Dios me dé vida (gracias Dios mío por dejarme el cancer a la sordina) volveré a ver con la diabólica precisión de entomólogo la miserable configuración abotargada de su sucia cara de turfista fofo, la aviesa zafiedad de su obtusa mirada y la increible vulgaridad de sus grotecos rasgos, enmarcados detrás de su parabrisas con gracias de vaca mirando la salsa verde en el escaparate del tripero bovino. 

Homero o Ray Charles, ya no sé qué ciego de nacimiento fue el que osó a afirmar que el hábito no hace al monje. Sin embargo hay jetas que son toda una declaración, y la suya, señor conductor del taxi 790 BRR 75, no tiene perdón. 

Era una de esas mañanas del abril parisino, que se estremecía toda entera de primavera bajo los plátanos verde tierno, en la que a los imbéciles y a los poetas les da por encontrar dulce la vida. Así iba yo, al idiota compás de mi paso alejandrino, con los pensamientos brillantes que bullían en mi mente, cuando apareció usted, señor, y mi tranquilidad se ensombrecío de pronto. Usted estaba al lado de la acera a unos diez metros delante de mí. La puerta traserá del lado de la acera se entreabrió con una lentitud infinita, bajo la presión de una mano febril, prolongación de un brazo desnudo y descarnado. Era una mano espantosamente retorcida por los reumatismos, desesperadamente encorvada para no dejar escapar la vida, una mano traslúcida sembrada de extrañas manchas oscuras planas que a veces dibujan moscas imposibles en la piel de los viejos reviejos. 
...

miércoles, 24 de julio de 2013

Breve bio de Lord Dunsany


LORD DUNSANY

Escritor irlandés, nacido el 24 de julio de 1878. Estudió en el Eton College y el Royal Military College de Sandhurst. Participó en la guerra de los bóers y en la I Guerra Mundial.

Escribió novelas breves y relatos fantásticos: El tiempo y los Dioses (1906), Cuentos de un Soñador (1922). Autor de comedias que anticipan el teatro del absurdo: La Puerta Resplandeciente (1909), El Sombrero de Seda Perdido (1913). En 1938 publicó su autobiografía: Pedazos de Luz.

Lord Dunsany cultivó diversos géneros literarios, pero tuvo más éxito como dramaturgo. Casi todas sus obras se caracterizan por el misticismo, la fantasía, el humor y el uso de un lenguaje rico e imaginativo. Con frecuencia extraía sus historias de la mitología celta y oriental.

Murió el 25 de octubre de 1957.

martes, 23 de julio de 2013

Inicio de Imagen Virtual, de Eric Lavín

De pronto, como el inesperado resplandor de un relámpago emergente desde las penumbras más absorbentes que humano alguno pudiese imaginar, Umberto comenzó a tomar consciencia del sitio donde se hallaba en aquel indefinido instante. Poco a poco, sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la obscuridad que en dicho momento lo rodeaba, para ir percibiendo algunas difusas y lejanas siluetas a través de la incierta penumbra. 

El silencio lo envolvía todo y ningún sonido, incluyendo el de su propia voz, era perceptible. Algunos segundos más tarde, aunque la noción del tiempo aún constituía un factor ignorado por su rudimentario nivel de consciencia, sus recuerdos regresaron, uno tras otro, para atormentarlo y recordarle lo insignificante de su existencia dentro de su propio y particular universo. 

Junto a ello, segundo a segundo, su fuerza de voluntad se debilitaba cada vez con mayor prisa. No era primera vez que tal situación ocurría y, con gran seguridad, tampoco sería la última. De improviso, Umberto sintió la imperiosa necesidad por acercarse hacia una de las paredes de su obscura e indefinida prisión. Una fuerza extraña y poderosa lo obligó, sin razón alguna, a permanecer en aquel sitio. 

...

lunes, 22 de julio de 2013

Vocabulario


De entre las siguientes definiciones.
¿Cual crees que corresponde a abotagarse?


- Ahuecarse, adquirir algo figura de bolsa.

- Hincharse parte del cuerpo, generalmente por enfermedad.

- Abrochar una prenda uniendo los botones con los correspondientes ojales.

- Saturarse de bruma la atmósfera.


Y lo más difícil. Con las definiciones que rechaces encuentra un término que corresponda con las mismas, empezando por AB

domingo, 21 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

—Sí —repuso Zebulah aclarándose la garganta—. Tenemos que irnos, aunque dudo que él y su compañera se hayan puesto en marcha. Estaba muy débil...

—¿Herido? —le interrumpió Goldmoon preocupada.

—No en su cuerpo —repuso el mago, a la vez que se dirigía a un ruinoso edificio por una calleja jalonada de escombros—. Es su alma la que ha sido lastimada, lo comprendí antes de que la muchacha me hablase del hermano gemelo.

Una línea oscura apareció con total nitidez en el entrecejo de Goldmoon, que había apretado los labios en una siniestra mueca.

—Discúlpame, Señora de las Llanuras —dijo Zebulah sonriendo—, pero veo arder en tus ojos ese fuego de fragua al que antes aludías.

—Creo haberte mencionado también mi fragilidad —se justificó ella, no sin un cierto rubor—. Debería aceptar a Raistlin y lo que hizo con su hermano como un designio de los dioses del Bien que mi pobre entendimiento no acierta a discernir. Si mi fe fuera firme me abstendría de cuestionar las acciones del hechicero, pero me temo que eso es imposible. Lo único que puedo hacer es rogar a las divinidades que lo mantengan lejos de mi camino.

sábado, 20 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

La mujer se sentó junto a él en la hamaca, en camisón, no delgada como las muchachas sin amor a los diecisiete, no gorda como las mujeres sin amor a los cincuenta, sino redonda, firme, como las mujeres de cualquier edad, pensó él, cuando no hay problemas.

Lena era un milagro. Su cuerpo, como el de él, pensaba siempre por ella, pero de modo diferente, dando forma a los niños, o adelantándose para cambiar el aire de cualquier habitación de acuerdo con el humor de su marido. No pensaba mucho tiempo, en apariencia. El pensamiento y la acción pasaban de la cabeza a la mano, y viceversa, en un circuito suave y natural que Leo Auffmann no podía, y no intentaba, reproducir.

viernes, 19 de julio de 2013

Desconexión semanal

- De que curso de matematicas se habla siempre en voz baja, y solo entre amigos o personas de la mayor confianza?
- Matematicas discretas.

jueves, 18 de julio de 2013

Alfredo Bryce Echenique - Inicio y final de "El amor juvenil"

Los jóvenes, con tremenda audacia, se sumergen en el mar de su intimidad oscura sin ahogarse nunca, pero no es para yacer ahi ni aletargarse en la melancolía. Dentro del yo cerrado y en continua vuelta sobre si mismo, crean las condiciones de la posibilidad de su amor.

A esta pasión pura la denomina Kant empatía, por la que el joven va configurando su amor desinteresado, ajeno a criaturas concretas. Sin embargo Kant sostiene que no existe una pasión totalmente pura, porque  todas ellas estan dirigidas a la búsqueda de algo que, por deseado, es mas valioso. Asombrosamente, el amor juvenil es una armoniosa conciliación o síntesis de la pasión pura, solitaria, creadora, y la pasión impura, ardorosa, posesiva.
...

En consecuencia, el amor juvenil es una dichosa desdicha o una desdichada dicha.

miércoles, 17 de julio de 2013

Ideas sobre las relaciones entre disciplinas literarias, para Louis Althusser (y II)

2. La relación práctica de consumo que existe entre las disciplinas literarias y su objeto no puede considerarse como una relación de conocimiento científico.

La "cultura" que daban las humanidades en sus diversas ramas (letras, lógica, historia, moral, filosofía, etc.) no era otra cosa que el comentario, a través de objetos relevantes, de la "cultura" que existía en la sociedad. Para comprender el significado de la "cultura" que daban las humanidades, hay que analizar, no las humanidades en sí mismas, ni solamente las humanidades, sino la "cultura" que existía en la sociedad que "cultivaba" esas letras, y las funciones de clase de esta cultura, es decir, la división en clases de esta sociedad.

La Cultura que se enseña en las escuelas nunca es mas que una "cultura de Segundo grado" una cultura que"cultiva" para un número más o menos amplio de individuos de esta sociedad, y mediante objetos considerados como privilegiados (las letras, las artes, la lógica, la filosofía, etc.), el arte de relacionarse con esos objetos: como instrumento apto para inculcar a dichos individuos normas definidas de conducta práctica de cara a las instituciones, "valores"" y hechos de esta sociedad.

La cultura es la ideología de elite y/o de masas de una sociedad dada. No la ideología real de las masas (ya que, debido a la Oposición entre las clases existen tendencias diversas en la cultura), sino la ideología que la clase dominante se propone inculcar, directa o indirectamente, a través de la enseñanza u otros medios, y basándose en la discriminación de las masas a las que domina (cultura de elites, cultura para las masas populares). Es una tarea de carácter hegemónico (Gramsci): obtener el consentimiento de las masas mediante la propagación de la ideología (mediante las formas de presentación y de inculcación de la cultura).

La ideología dominante siempre es impuesta a las masas en contra de ciertas tendencias de su propia cultura, que no se reconoce ni admite, pero que resiste. La imagen que estamos presentando de las letras no siempre está de acuerdo con las ideas recibidas. Pero no podemos limitarnos a creer en la definición que las letras dan de sí mismas. Tras las disciplinas literarias subsiste una antigua herencia: la de las humanidades. Para poder comprender las humanidades, hay que descubrir el sentido de la "cultura" que administran las normas de comportamiento dominantes de la sociedad a la que nos referimos: en la ideología religiosa, moral, jurídica, política, etc., es decir, en las ideologías practicas.

Esa es la consecuencia: la "cultura" literaria administrada en la enseñanza de las escuelas no es un fenómeno puramente escolar, es una etapa, entre otras, de la "educación" ideológica de las masas populares. Por los medios que utiliza y por sus efectos, se confunde con otros, a los que al mismo tiempo moviliza: religiosos, jurídicos, morales, políticos, etc., instrumentos ideológicos de la hegemonía de la clase dominante—instrumentos agrupados en torno al Estado, cuyo poder detenta la clase dominante. No es preciso insistir en que esta conexión, que podría denominarse también Sincronización, entre la cultura literaria (que es el objeto y el objetivo de las humanidades clásicas) y la acción ideológica de masas ejercida por la Iglesia, por el Estado, por el derecho, por las modalidades del régimen político, etc., está la mayoría de las veces enmascarada.

Pero sale a la superficie en las grandes crisis políticas e ideológicas, durante las cuales las reformas en la enseñanza, por ejemplo, son abiertamente reconocidas como una revolución en los métodos de acción ideológica sobre las masas. Es entonces cuando se ve claramente que la enseñanza esta directamente relacionada con la ideología dominante, y que su concepción, su orientación y su control son un campo esencial de la lucha de clases.

martes, 16 de julio de 2013

Ideas sobre las relaciones entre disciplinas literarias, para Louis Althusser (I)

Tradicionalmente, las disciplinas literarias se apoyar en una relación muy particular con su" Objeto": relación práctica de utilización, de apreciación, de degustación, o, si se profiere, de consumo. Las letras, las humanidades y las modalidades de enseñanza y de investigación que desde siglos practican, hacen de esas disciplinas una escuela de "Cultura". Lo cual Significa que:

1. La relación entre las disciplinas literarias v su objeto (literatura propiamente dicha, bellas artes, historia, lógica, filosofía, moral, religión) tiene como función dominante no tanto el Conocimiento de este objeto cuanto la definición y el aprendizaje de las reglas, normas prácticas destinadas a fijar en los "letrados" determinadas relaciones "culturales". entre ellos y esos objetos. Y, por encima de todo, saber manejar esos objetos para consumirlos como "se debe", saber "leer", es decir, "degustar", "apreciar". un texto clásico, saber "utilizar las lecciones" de la historia, saber aplicar un buen método para "Bien" pensar (lógica), saber recurrir a las ideas correctas (filosofía) a fin de encontrar un camino adecuado en los grandes problemas de la existencia humana, la Ciencia, la moral, la religión, etc. Por su relación particular, las letras o las humanidades daban así un cierto saber: no el saber científico de su objeto, no un saber sobre el mecanismo de su objeto, sino, aparte de una cierta erudición indispensable para esta familiaridad, un saber-hacer o mas exactamente un "saber-como-hacer-para" bien apreciar-juzgar, degustar-consumir utilizar este objeto. Es decir lo que precisamente constituye la Cultura: un saber convertido en un saber cómo-hacer-para. Ahora bien, de estos dos términos (saber-hacer) lo secundario (y por eso se queda en superficial, formal, aunque no sea despreciable) es el saber; lo que domina es el saber-como-hacer-para. Por consiguiente, en lo fundamental, las letras eran el lugar por excelencia de la pedagogía; es decir, del aprendizaje Cultural: aprender a bien pensar, juzgar, degustar, consumir, a saber comportarse ante todos los objetos culturales de la existencia humana. Como objetivo: el hombre honesto, o el hombre "cultivado".

lunes, 15 de julio de 2013

Vocabulario


Soluciones a la semana anterior

absceso
Formación de pus en los tejidos orgánicos.

abscisa
Coordenada horizontal del sistema cartesiano que permite situar un punto en un plano.

absentismo
Ausencia de un acto al que se debería asistir.

absidiolo
Cada una de las pequeñas capillas que rodean el ábside o la girola de un templo.

domingo, 14 de julio de 2013

Sabes de donde es este curioso texto?

Débilmente, la voz cantó los números bajo los ardientes árboles del mediodía.
— ... nueve, diez, once, doce.
Douglas avanzó lentamente por el césped de la acera.
— Tom, ¿qué cuentas'?
— ... trece, catorce, quince, cállate, dieciséis, diecisiete, cigarras,
dieciocho, diecinueve.
— ¿Cigarras?
— ¡Oh, demonios! -Tom abrió los ojos.- ¡Demonios!
— ¡Cuidado, que te van a oír!
— ¡Demonios mil veces! -gritó Tom-. Ahora tengo que empezar otra vez. Contaba cuántas veces cantan las cigarras cada quince segundos. -alzó su reloj de dos dólares.- Cuentas las veces, luego restas veinte y tienes la temperatura de ese momento. -Miró el reloj con un ojo, torció la cabeza y susurró otra vez:- Uno, dos, tres...

sábado, 13 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

Tom despertó mucho después de medianoche y descubrió a Doug que escribia rápidamente a la luz de una linterna.
— ¿Doug, qué pasa?
— ¿Qué pasa? ¡Todo pasa! Estoy anotando la suerte que tengo, Tom. Oye, la Máquina de la Felicidad no funcionó, ¿no es cierto? ¡Pero qué importa! Tengo arreglado todo el año. Necesidad de ir a alguna parte en las calles principales: tomo el tranvía y puedo mirar alrededor y espiar el mundo. Necesidad de ir a alguna parte fuera de las calles principales; golpeo la puerta de la señorita Fern y la señorita Roberta y ellas cargan las baterías de su coche eléctrico y salimos navegando. Necesidad de correr por los callejones y pasar sobre las cercas, y ver esa parte del pueblo que sólo se puede ver dando un rodeo y encaramándose: me pongo los zapatos de tenis nuevos. ¡Zapatos, corridas, tranvías! ¡Todo arreglado! Pero hay algo mejor, Tom, todavía mejor. Escucha. Si quiero ir a alguna parte donde ningún otro puede ir, pues no son bastante listos para pensarlo, si quiero ir a 1890 y luego a 1875 y cruzar otra vez hasta 1860, ¡me subo al expreso del viejo coronel Freeleigh! Estoy escribiéndolo de este modo: Quizá los viejos nunca fueron niños, como decimos de la señora Bentley; pero, grandes o pequeños, algunos estuvieron cerca de Appomattox en el verano de 1865. Allí aprendieron a tener vista de indio, y pueden ver hacia atrás mucho más que tú o yo hacia adelante.

jueves, 11 de julio de 2013

DESGRACIADAMENTE, de Fredric Brown

DESGRACIADAMENTE
Fredric Brown

Ralph NC-5 suspiró aliviado cuando tuvo a la vista el Cuarto Planeta de Arturo en el espacioscopio, exactamente en el lugar en que el computador le había advertido que lo encontraría. Arturo IV era el único planeta habitable o inhabitable de su ruta y se encontraba a muy pocos años luz del más próximo sistema estelar.

Necesitaba alimento - las reservas de combustible y de agua eran las correctas, pero el departamento de Plutón había cometido un error al cargar comida - y, probablemente, de acuerdo con el manual espacial, los nativos eran amistosos: le darían cualquier cosa que les pidiera.

El manual resultaba poco claro en aquel punto; volvió a releer la breve sección dedicada a los arturianos tan pronto como hubo dispuesto los mandos para el aterrizaje automático.

Los arturianos, leyó, son inhumanos, pero muy amables. Un piloto que aterrice en Arturo IV sólo tendrá que pedir lo que quiere y ellos se le entregarán gratuita, amablemente y sin pedir explicación alguna.

La comunicación con ellos, sin embargo, debe hacerse mediante papel y lápiz, pues carecen de órganos vocales y auditivos. No obstante, leen y escriben inglés con cierta corrección.

Ralph NC-5 intentó decidir que querría comer en primer lugar, después de dos días de completa abstinencia alimenticia, precedidos por cinco de alimentación racionada: hacía una semana que descubrió el error de la carga de comida en las bodegas.

Comidas, maravillosas comidas, pasaban una tras otras por su mente.

Aterrizó. Los arturianos, una docena de seres efectivamente inhumanos - doce pies de alto, con seis brazos y de un brillante color magenta - se acercaron a él; su jefe hizo una reverencia y le tendió un papel y un lápiz. En aquel instante, supo exactamente lo que quería: escribió rápidamente y devolvió el bloc. Pasó de mano en mano entre los arturianos.

Abruptamente, sintió que le agarraban y que le maniataban. Y que le llevaban hasta una estaca donde los inhumanos apilaban ramas y arbustos. Uno de ellos les prendió fuego.

Chilló en protesta, pero ellos, como no tenían orejas, no pudieron oírle. Gritó de dolor y luego dejó de gritar.

El manual del espacio era muy correcto al decir que los arturianos leían y escribían el inglés con cierta corrección. Pero omitía el hecho de que eran muy parcos de vocabulario: lo último que tendría que haber pedido Ralph NC-5 era un filete a la plancha.

FIN

miércoles, 10 de julio de 2013

ANTON CHEJOV - ¡CHIST! ( y II)

(Iniciado ayer)

-¡Mamá, agua!-grita la voz de su hijo. 

-¡Chist!-dice la madre-. Papá escribe. Chist... 

Papá escribe a toda velocidad, sin tachones ni pausas, sin tiempo apenas para volver las hojas. Los bustos y los retratos de los escritores famosos contemplan el correr de su pluma, inmóviles, y parecen pensar: "¡Muy bien, amigo mío! ¡Qué marcha!" 

-¡Chist!-rasguea la pluma. 

-¡Chist!-dicen los escritores cuando un rodillazo los sobresalta, al mismo tiempo que la mesa. 

Bruscamente, Krasnukin se endereza, deja la pluma y aguza el oído... Oye un cuchicheo monótono... Es el inquilino de la habitación contigua, Tomás Nicolaievich, que está rezando sus oraciones. 

-¡Oiga!-grita Krasnukin-. ¿Es que no puede rezar más bajo? No me deja escribir. 

-Perdóneme-responde tímidamente Nicolaievich. 

-¡Chist! 

Cuando ha escrito cinco páginas, Krasnukin se estira de piernas y brazos, bosteza y mira al reloj. 

-¡Dios mío, ya son las tres!-gime-. La gente duerme y yo... ¡sólo yo estoy obligado a trabajar! 

Roto, agotado, con la cabeza caída hacia a un lado, se va al dormitorio, despierta a su mujer y le dice con voz lánguida: 

-Nadia, dame más té. Estoy sin fuerzas... 

Escribe hasta las cuatro y escribiría gustosamente hasta las seis, si el asunto no se hubiese agotado. Coquetear, hacer zalamerías ante sí mismo, delante de los objetos inanimados, al abrigo de cualquier mirada indiscreta que le atisbe, ejercer su despotismo y su tiranía sobre el pequeño hormiguero que el destino ha puesto por azar bajo su autoridad, he ahí la sal y la miel de su existencia. ¡De qué manera este tirano doméstico se parece un poco al hombre insignificante, oscuro, mudo y sin talento que solemos ver en las salas de redacción! 

-Estoy tan agotado que me costará trabajo dormirme...-dijo al acostarse-. Nuestro trabajo, un trabajo maldito, ingrato, un trabajo de forzado, agota menos el cuerpo que el alma... Debería tomar bromuro... ¡Ay, Dios es testigo de que si no fuera por mi familia dejaría este trabajo!... ¡Escribir de encargo! ¡Esto es horrible! 

Duerme hasta las doce o la una, con un sueño profundo y tranquilo... ¡Ay, cuánto más dormiría aún, qué hermosos sueños tendría, cómo florecería si fuese un escritor o un editorialista famoso o al menos un editor conocido!... 

-¡Ha escrito toda la noche!-cuchichea su mujer con gesto apurado-. ¡Chist! Nadie se atreve a hablar ni andar, ni a hacer el menor ruido. Su sueño es una cosa sagrada que costaría caro profanar. 

-¡Chist!-se oye a través de la casa-. ¡Chist!

martes, 9 de julio de 2013

ANTON CHEJOV - ¡CHIST! (I)

ANTON CHEJOV - ¡CHIST! 

Iván Krasnukin, periodista de no mucha importancia, vuelve muy tarde a su hogar, con talante desapacible, desaliñado y totalmente absorto. Tiene el aspecto de alguien a quien se espera para hacer una pesquisa o que medita suicidarse. Da unos paseos por su despacho, se detiene, se despeina de un manotazo y dice con tono de Laertes disponiéndose a vengar a su hermana: 

-¡Estás molido, moralmente agotado, te entregas a la melancolía, y, a pesar de todo, enciérrate en tu despacho y escribe! ¿Y a ésto se llama vida? ¿Por qué no ha descrito nadie la disonancia dolorosa que se produce en el alma de un escritor que está triste y debe hacer reír a la gente o que está alegre y debe verter lágrimas de encargo? Yo debo ser festivo, matarlas callando, e ingenioso, pero imagínese que me entrego a la melancolía o, una suposición, ¡que estoy enfermo, que ha muerto mi niño, que mi mujer está de parto!... 

Dice todo esto agitando los brazos y moviendo los ojos desesperadamente... Luego entra en el dormitorio y despierta a su mujer. 

-Nadia-le dice-, voy a escribir... Te ruego que no me molesten, me es imposible escribir si los niños chillan, si las cocineras roncan... Procura que tenga té y... un bistec, ¿eh?... Ya lo sabes, no puedo escribir sin té... El té es lo que me sostiene cuando trabajo. 

Aquí nada es resultado del azar, del hábito, sino que todo, hasta la cosa más insignificante, denota una madura reflexión y un programa estricto. Unos pequeños bustos y retratos de grandes escritores, una montaña de borradores, un volumen de Belinski con una página doblada, una página de periódico, plegada negligentemente, pero de manera que se ve un pasaje encuadrado en lápiz azul, y al margen, con grandes letras, la palabra: "¡Vil!" También hay una docena de lápices con la punta recién sacada y unos cortaplumas con plumas nuevas, para que causas externas y accidentes del género de una pluma que se rompe no puedan interrumpir, ni siquiera un segundo, el libre impulso creador... 

Krasnukin se recuesta contra el respaldo del sillón y, cerrando los ojos, se abisma en la meditación del tema. Oye a su mujer que anda arrastrando las zapatillas y parte unas astillas para calentar el samovar. Que no está aún despierta del todo se adivina por el ruido de la tapadera del samovar y del cuchillo que se le caen a cada instante de las manos. No se tarda en oír el ruido del agua hirviendo y el chirriar de la carne. La mujer no cesa de partir astillas y de hacer sonar las tapas redondas y las puertecillas de la estufa. De pronto, Krasnukin se estremece, abre unos ojos asustados y olfatea el aire. 

-¡Dios mío, el óxido de carbono!-gime con una mueca de mártir-. ¡El óxido de carbono! ¡Esta mujer insoportable se empeña en envenenarme! ¡Dime, en el nombre de Dios, si puedo escribir en semejantes condiciones! 

Corre a la cocina y se extiende en lamentaciones caseras. Cuando, unos instantes después, su mujer le lleva, caminando con precaución sobre la punta de los pies, una taza de té, él se halla, como antes, sentado en su sillón, con los ojos cerrados, abismado en su tema. está inmóvil, tamborilea ligeramente en su frente con dos dedos y finge no advertir la presencia de su mujer... Su rostro tiene la expresión de inocencia ultrajada de hace un momento. Igual que una jovencita a quien se le ofrece un hermoso abanico, antes de escribir el título coquetea un buen rato ante sí mismo, se pavonea, hace carantoñas... Se aprieta las sienes o bien se crispa y mete los pies bajo el sillón, como si se sintiese mal o entrecierra los ojos con aire lánguido, como un gato tumbado sobre un sofá... Por último, y no sin vacilaciones, adelanta la mano hacia el tintero y, como quien firma una sentencia de muerte, escribe el título... 

(Continúa mañana)

lunes, 8 de julio de 2013

Vocabulario


De entre las siguientes definiciones.
¿Cual crees que corresponde a abcisal?


- Formación de pus en los tejidos orgánicos.

- Coordenada horizontal del sistema cartesiano que permite situar un punto en un plano.

- Ausencia de un acto al que se debería asistir.

-Cada una de las pequeñas capillas que rodean el ábside o la girola de un templo.


Y lo más difícil. Con las definiciones que rechaces encuentra un término que corresponda con las mismas, empezando por AB

domingo, 7 de julio de 2013

¿Sabes de dónde es este fragmento?

La niebla envolvía la Torre de la Alta Hechicería de Wayreth, y caía una fina llovizna que brillaba en las ventanas divididas por el parteluz. Las gotas que se acumulaban en los alféizares de piedra rebosaban y se escurrían por las negras paredes de obsidiana de la Torre hasta el patio, donde formaban charcos. En ese patio había una burra y dos caballos cargados con petates y alforjas, listos para emprender viaje.

La burra tenía gacha la cabeza, las orejas caídas y el lomo combado; era un animal malcriado al que le gustaba la avena seca, un establo cómodo y caliente, una calzada soleada y un paso de marcha sosegado y fácil. Jenny no veía razón por la que su amo tuviera que viajar en un día tan húmedo, así que se había resistido tercamente a todos los intentos de sacarla del establo. El corpulento humano que había tratado de hacerlo se estaba frotando ahora el muslo contusionado.

La burra seguiría todavía dentro de la cálida cuadra, pero había sido víctima de una treta, una sucia artimaña que le había tendido el humano corpulento. El aroma fragante a zanahoria, el jugoso olor a manzana... Eso había sido su tentación y su perdición. Y ahora estaba bajo la lluvia, sintiéndose explotada y completamente decidida a hacérselo pagar al humano grande, a todos ellos.

sábado, 6 de julio de 2013

¿Sabes de donde es este fragmento?

Damien ingresó al enorme salón de recepción donde la música y el baile ya habían dado comienzo. A diferencia del baile de la noche anterior, mucho más informal, esta fiesta recibió invitados con una esplendorosa elegancia. La decoración era perfecta: candelabros lustrosos, plantas por doquier y perfumados ramos de flores, muchas de las cuales se habían cultivado en los jardines de Braithwaite. Todas las mesas estaban cubiertas con manteles de lienzo azul, el color de los Warwick.

Damien no pudo más que sonreír. Como siempre. Marianne se encargaba hasta de los detalles más pequeños. No había anfitriona alguna, desde Yorkshire hasta Londres que no consultara con Lady Lyttleton al hacer los arreglos necesarios para una velada de gala. Todo Inglaterra la adoraba, de un modo u otro. Nadie se preocuparía ni en lo más mínimo si algún día ella decidiera divorciarse de su esposo. Si bien no era su deseo, Damien pensó que si él le ofrecía matrimonio a Marianne esa misma noche, a la mañana siguiente la mujer comenzaría las tramitaciones necesarias para su divorcio, aunque lo negara. Hasta podría serle fiel. 

Por un tiempo. Sin duda sería un convenio muy interesante.

viernes, 5 de julio de 2013

Desconexión semanal

A dos extraterrestres se les estropea la nave y tienen que aterrizar en la Tierra para buscar un taller. Al poco de bajar ven a un ser humano y le preguntan:
- Hola, buenos dias, nos podria decir donde estamos ?
El tío se lo queda pensando un rato y al final les dice:
- Están ustedes en la Tierra.
Entonces uno de los extraterrestres le dice al otro :
- Venga, vamonos, que hemos tropezado con un terrestre idiota.
- No, hombre, no es idiota, lo que pasa es que es matematico.
- Ah, si? y como lo sabes?
- Pues muy sencillo, mira. Le hemos hecho una pregunta bien sencilla, que cualquier ser pseudo-inteligente de la galaxia podría haber respondido inmediata y eficazmente; pero se ha quedado un rato pensando la respuesta, y al final nos ha dicho algo que es absolutamente cierto, pero que ya sabíamos y que ademas no nos sirve para nada.

jueves, 4 de julio de 2013

León Arsenal


En los dos días pasados hemos publicado un relato de León Arsenal, que es el pseudónimo que utiliza José Antonio Álvaro Garrido (Madrid, 1960), un escritor español que también es traductor y director de revistas literarias.

Aunque nacido en Madrid, residío en A Coruña, ciudad donde cursó estudios en la Escuela Superior de la Marina Civil.

(A ver si sigue la senda nuestro colaborador Fran Domínguez).

Tras navegar durante varios años, desempeñó varios oficios en tierra. A principios de los años 90 comenzó a escribir relatos y hasta el año 2000 no publicó su primera novela.

Su página es www.leonarsenal.com

miércoles, 3 de julio de 2013

El Libro Negro, de Leon Arsenal (y II)

(Iniciado ayer)

Aquel hombre volvió a sonreír divertido. 
-Usted subestima la vanidad de la gente. Considere que estas páginas están rubricadas, de puño y letra, por emperadores, reyes, estadistas, figuras históricas y algunos ilustres desconocidos. La posibilidad de firmar el Libro Negro se le ofrece a muy pocas personas; es como un club muy exclusivo y, por tanto, su ingreso en él es un honor muy codiciado. 
-Curioso. 
Creo que pasamos horas ojeando el Libro Negro; su propio dueño, que debía conocerlo de memoria, acabó girando su silla para poder leerlo a la par que yo. Había inscripciones de todos los siglos y lugares, en una docena de alfabetos. 
-Observará- me comentó- que las anotaciones del final, las de este siglo, son mucho mas abundantes. 
-Ha sido un siglo sangriento - admití. 
-Tonterías, le aseguro que, en este siglo, no hay nada que no haya sido hecho ya con anterioridad. No, la mayor proporción se debe a la mejora de las comunicaciones -volvió hacia atrás, para mostrarme un poema escrito en un alfabeto oriental-. Esta anotación es del siglo XVII, conseguirla significó un viaje de casi dos años. Con las comunicaciones actuales, eso ha cambiado. 
-Y dígame - le pregunté -, en todo este tiempo, ¿el libro ha estado en posesión de su familia? 
-No, claro - sonrió ante mi candidez -, dieciocho siglos pesan mucho. El Libro Negro pasa normalmente de padre a hijo, pero en todo este tiempo ha habido muchos cambios, la mayoría de las veces por extinción de líneas familiares... aunque se han dado casos más violentos. 
-Bien. - levanté mi maletín y lo dejé sobre la mesa. Aquel hombre volvió a ajustarse las gafas, esta vez con gesto de asombro. 
-Ni por todo el oro del mundo – balbuceó -, me desprendería del Libro Negro. 
-No pensaba ofrecerle dinero - abrí el maletín y le mostré su contenido -. Orejas de mujer momificadas, todas del lado derecho; un centenar exacto, ni una de más, ni una de menos -puse sobre la mesa la libreta y el sobre -, fotografías, fechas, lugares, datos diversos... 
Alzó la mano con gesto pensativo. 
-No siga, no siga - sonrió, ajustándose las gafas -. Comprendo. Usted ha venido a firmar.

martes, 2 de julio de 2013

El Libro Negro, de Leon Arsenal (I)

Leon Arsenal - El Libro Negro

Ahora que pienso en ello, no sé por qué, pero imaginaba de otra forma al dueño del Libro Negro. Desde luego, no esperaba encontrarme con un hombre fuerte y entrado en años, con algo que me recordaba a los tenderos de antes: uno de aquellos personajes de mandiles a rayas que conocían el nombre de sus clientes y que atendían el mostrador con un lápiz detrás de la oreja. Y, sin embargo, un hombre así fue quien respondió a mis llamadas. 
-El Libro Negro - dije simplemente -. 
-¿El Libro Negro? - me miró con expresión perpleja. 
-El Libro Negro - asentí, sin dejarme confundir por su falsa ignorancia -, usted lo tiene. 
Dudó un par de segundos, estudiándome pensativamente. Luego, con un gesto, me franqueó el umbral de su casa. Aquel hombre vivía con modestia, en un piso interior de paredes empapeladas. Le seguí hasta un salón minúsculo y sombrío, abarrotado de viejos muebles oscuros y macetas con plantas de interior. Me señaló una silla, cerrando los visillos de la ventana. Con el índice, se ajustó las gafas de gruesos cristales. 
-Poca gente ha oído hablar del Libro Negro. 
Acepté ese hecho con un vaivén de la cabeza. 
-La primera vez que supe del Libro Negro, fue hace casi veinte años - entonces, recordé mis buenos modales -. Disculpe por presentarme de esta forma en su casa. Desde que tuve la certeza de que el libro existía, he dedicado mucho tiempo a descubrir su paradero, y no ha sido nada fácil. Por supuesto, usted no sabe nada sobre mí y... Me interrumpió con un gesto, dando por buenas mis explicaciones. 
-No soy bebedor, pero puedo ofrecerle un café. 
-Gracias – decliné -, pero no se moleste por mí. 
-Bien, un minuto.- y se marchó por el pasillo. Cuando volvió, sentí que el corazón me daba un vuelco. Entre las manos traía un tomo grueso y grande, como esos volúmenes que vemos expuestos tras las vitrinas de los museos y que solemos asociar con la antigüedad. 
-El Libro Negro - dijo con cierta solemnidad, y lo depositó sobre la mesa. Estudié atentamente el tomo. Le señalé las tapas de madera. 
-Había oído, ejem – carraspeé -, me habían dicho que estaba encuadernado en piel humana. 
-Piel humana, ¿eh? - volvió a ajustarse las gafas con gesto divertido -. A la gente le gusta exagerar. La actual encuadernación data del siglo XV y está realizada con planchas de madera, como puede usted comprobar. Los folios son de muchas épocas; pero, hasta donde yo sé, todos son pergaminos vulgares. 
Se sentó frente a mí, colocando el libro entre ambos. 
-Bien – dijo -, antes de nada y para evitarnos equívocos, ¿sabe usted que es exactamente el Libro Negro? 
-Por lo que conozco, el Libro Negro es una especie de libro de honor, una especie de cuaderno de autógrafos, muy antiguo y dedicado a una clase de gente en particular. 
-Correcto - abrió el libro -, el primer folio está rubricado por Marco Cómodo Antonino, un emperador romano... 
-Sucesor de Marco Aurelio - le atajé- y famoso por su crueldad. 
-Así es - pasó el folio -, inmediatamente tras él, tenemos varias anotaciones de la misma época, de personajes mucho menos conocidos, pero igual de feroces que Cómodo. Así fue como se creó el libro Negro. Yo se lo iré mostrando: algunos pergaminos tienen muchos siglos y hay sellos de cera que se deterioran con mucha facilidad. Comenzó a pasar lentamente las hojas. Folios y folios repletos de sellos, rúbricas y dedicatorias. -Unos son personajes históricos, otros fueron famosos en su tiempo y algunos pasaron desapercibidos incluso en su época. Todos eran personajes sedientos de sangre, de una u otra forma. 
-Hay algo que me intriga: parece difícil creer que tanta gente aceptara estampar su firma en un libro que es como un recuento de asesinos. 
(Continúa mañana)

lunes, 1 de julio de 2013

Actividades en Julio y Agosto

Durante estos dos meses tendremos una publicación diaria.
Aguardamos que os gusten y entre las entregas recuperaremos las actividades de vocabulario de los lunes.
Un saludo y feliz verano.