2. La relación práctica de consumo que existe entre las disciplinas literarias y
su objeto no puede considerarse como una relación de conocimiento científico.
La
"cultura" que daban las humanidades en sus diversas ramas (letras, lógica,
historia, moral, filosofía, etc.) no era otra cosa que el comentario, a través
de objetos relevantes, de la "cultura" que existía en la sociedad. Para
comprender el significado de la "cultura" que daban las humanidades, hay que
analizar, no las humanidades en sí mismas, ni solamente las humanidades, sino la
"cultura" que existía en la sociedad que "cultivaba" esas letras, y las
funciones de clase de esta cultura, es decir, la división en clases de esta
sociedad.
La Cultura que se enseña en las escuelas nunca es mas que una "cultura
de Segundo grado" una cultura que"cultiva" para un número más o menos amplio de
individuos de esta sociedad, y mediante objetos considerados como privilegiados
(las letras, las artes, la lógica, la filosofía, etc.), el arte de relacionarse
con esos objetos: como instrumento apto para inculcar a dichos individuos normas
definidas de conducta práctica de cara a las instituciones, "valores"" y hechos
de esta sociedad.
La cultura es la ideología de elite y/o de masas de una
sociedad dada. No la ideología real de las masas (ya que, debido a la Oposición
entre las clases existen tendencias diversas en la cultura), sino la ideología
que la clase dominante se propone inculcar, directa o indirectamente, a través
de la enseñanza u otros medios, y basándose en la discriminación de las masas a
las que domina (cultura de elites, cultura para las masas populares). Es una
tarea de carácter hegemónico (Gramsci): obtener el consentimiento de las masas
mediante la propagación de la ideología (mediante las formas de presentación y
de inculcación de la cultura).
La ideología dominante siempre es impuesta a las
masas en contra de ciertas tendencias de su propia cultura, que no se reconoce
ni admite, pero que resiste.
La imagen que estamos presentando de las letras no siempre está de acuerdo con
las ideas recibidas. Pero no podemos limitarnos a creer en la definición que las
letras dan de sí mismas. Tras las disciplinas literarias subsiste una antigua
herencia: la de las humanidades. Para poder comprender las humanidades, hay que
descubrir el sentido de la "cultura" que administran las normas de
comportamiento dominantes de la sociedad a la que nos referimos: en la ideología
religiosa, moral, jurídica, política, etc., es decir, en las ideologías
practicas.
Esa es la consecuencia: la "cultura" literaria administrada en la
enseñanza de las escuelas no es un fenómeno puramente escolar, es una etapa,
entre otras, de la "educación" ideológica de las masas populares. Por los medios
que utiliza y por sus efectos, se confunde con otros, a los que al mismo tiempo
moviliza: religiosos, jurídicos, morales, políticos, etc., instrumentos
ideológicos de la hegemonía de la clase dominante—instrumentos agrupados en
torno al Estado, cuyo poder detenta la clase dominante. No es preciso insistir
en que esta conexión, que podría denominarse también Sincronización, entre la
cultura literaria (que es el objeto y el objetivo de las humanidades clásicas) y
la acción ideológica de masas ejercida por la Iglesia, por el Estado, por el
derecho, por las modalidades del régimen político, etc., está la mayoría de las
veces enmascarada.
Pero sale a la superficie en las grandes crisis políticas e
ideológicas, durante las cuales las reformas en la enseñanza, por ejemplo, son
abiertamente reconocidas como una revolución en los métodos de acción ideológica
sobre las masas. Es entonces cuando se ve claramente que la enseñanza esta
directamente relacionada con la ideología dominante, y que su concepción, su
orientación y su control son un campo esencial de la lucha de clases.
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