jueves, 28 de marzo de 2019

¿Reconoces este fragmento?

-Creo que no es la primera vez que se le previene contra su mal genio -le dijo el padre Lehy al penitente.

-Sí, padre.

-¿Se da cuenta de que el intento fue casi criminal?

-No había intención de matar.

-¿Trata de excusarse? -le preguntó el confesor.

-No, padre. La intención era herir. Me acuso de violar el espíritu del quinto mandamiento de pensamiento y obra, y de pecar contra la caridad y la justicia, trayendo la desgracia y el escándalo sobre mi cargo.

-¿Se da cuenta de que ha roto la promesa de no recurrir nunca a la violencia?

-Sí, padre, y lo lamento profundamente.

-Y la única circunstancia mitigante es que lo vio todo rojo y pegó. ¿Deja a menudo que la razón le abandone de este modo?

Continuó el interrogatorio con el superior de la abadía arrodillado y el prior sentado como un juez por encima de su maestro.

miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Reconoces este fragmento?

El sótano abovedado fue excavado durante los siglos de infiltración nómada procedente del norte, cuando la horda Bayring recorrió la mayor parte de las Llanuras y el desierto, saqueando y destruyendo todos los pueblos que encontraba a su paso. La Memorabilia, el pequeño patrimonio de la abadía conservado desde el pasado, había sido emparedada bajo las bóvedas subterráneas para proteger los escritos tanto de los nómadas como de los soidisant cruzados de las órdenes cismáticas, creados para luchar contra las hordas, pero convertidos a la aventura del pillaje y a la lucha de sectas. Ni los nómadas ni la Orden Militar de San Pancracio eran capaces de valorar los libros de la abadía; los nómadas los habrían destruido por el simple placer de la destrucción y los militares frailes-caballeros habrían quemado a muchos de ellos como «heréticos», de acuerdo con la teología de Vissarion, su antipapa.

Ahora, una era de oscuridad parecía concluir. Durante doce siglos, la pequeña llama del conocimiento había sido conservada latente en los monasterios; sólo entonces estaban sus mentes listas para ser avivadas. Hacía mucho tiempo, durante la última era de la razón, ciertos orgullosos pensadores declararon que el conocimiento válido era indestructible... Que las ideas eran imperecederas, y la verdad, inmortal. Pero aquello fue verdad sólo en el más sutil de los sentidos, pensó el abad, y completamente falso en la superficie. Era seguro que en el mundo existía un propósito objetivo; el logos no moral o designio del Creador; pero aquellos propósitos eran de Dios y no del hombre, hasta que encontraron una encarnación imperfecta, un oscuro reflejo, en la mente, palabra y cultura de una determinada sociedad humana, que podía atribuirle valores a los propósitos para que fuesen válidos en un sentido humano en la cultura. Porque el hombre era un portador de cultura al igual que un portador de alma, pero su cultura no era inmortal y podía morir con una raza o una era, y entonces los reflejos humanos del propósito y las descripciones humanas de la verdad 
retrocedían, sin ser vistas, sólo en el logos objetivo de la naturaleza, y el inefable logos de Dios. La verdad podía ser crucificada; pero pronto quizá se produciría su resurrección.

martes, 26 de marzo de 2019

¿Conoces el fragmento?

Frank Frink miró cómo su ex empleador se alejaba anadeando por el pasillo hacia la sección principal de trabajo de la W-M Corporation, y pensó: lo extraño acerca de Wyndam-Matson es que no parece el dueño de una fábrica. Parece un alegre vagabundo, un hombre que se ha dado un baño, se ha puesto ropa nueva, se ha cortado el pelo, se ha afeitado, ha tomado una dosis de vitaminas y se ha lanzado al mundo con cinco dólares a empezar una nueva vida. El viejo era nervioso, tímido, sumiso a veces, como si todos fueran enemigos potenciales más fuertes que él, a quienes tenía que halagar y aplacar. "Me van a saltar encima" 
parecían decir sus modales.
Y sin embargo el viejo W-M era realmente poderoso y manejaba capitales, bienes raíces y toda una serie de empresas. Además de la fábrica W-M.
Siguiendo al viejo, Frink abrió el portalón metálico y entró en el taller: un rumor de motores - que había oído a su alrededor todos los días durante tanto tiempo -, hombres frente a sus máquinas, luces que zigzagueaban en el aire, polvo, movimiento. Allá iba el viejo. Frink aceleró el paso.
- ¡Eh, señor W-M! - llamó.
El viejo se había detenido junto a Ed McCarthy, el capataz de brazos velludos. 
Frink se acercó y los dos hombres lo miraron.

lunes, 25 de marzo de 2019

Inicio de LA ESPADA DE LA VERDAD

LA ESPADA DE LA VERDAD
La Señora de la Muerte
TERRY GOODKIND

No recordaba haber muerto.

Con una oscura sensación de recelo, se preguntó si las lejanas voces enojadas que flotaban hasta llegar a ella significaban que estaba a punto de padecer aquel trascendental desenlace: la muerte.

No había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto si así era.

Si bien no recordaba haber muerto, rememoraba vagamente solemnes murmullos que decían que la muerte la había hecho suya, pero que él había presionado su boca sobre la de ella y llenado sus pulmones inactivos con su aliento, su vida, y que al hacerlo había reavivado la suya. No tenía ni idea de quién era la persona que hablaba de una hazaña tan inconcebible.

Aquella primera noche, al percibir las distantes voces incorpóreas como poco más que una noción vaga, había caído en la cuenta de que había gente a su alrededor que no creía —a pesar de que volvía a estar viva— que fuera a permanecer con vida durante lo que quedaba de la noche. Pero ahora sabía que lo había hecho; había permanecido con vida muchas más noches, quizá como respuesta a plegarias desesperadas y juramentos fervientes murmurados sobre ella aquella primera noche.

Pero si bien no recordaba haber muerto, recordaba el dolor antes de sumirse en aquella prolongada inconsciencia. El dolor, nunca lo olvidaba. Recordaba de haber peleado sola y salvajemente contra todos aquellos hombres, hombres que mostraban los dientes igual que una jauría de perros salvajes con una liebre. Recordaba la lluvia de golpes brutales que la hizo caer al suelo, las pesadas botas estrellándose contra su cuerpo una vez allí, y el chasquido seco de los huesos al partirse. Recordaba la sangre, tantísima sangre, en los puños de sus atacantes, en sus botas. Recordaba el insoportable terror de carecer de aliento para jadear ante aquella agonía, para gritar contra el peso aplastante del dolor.

domingo, 24 de marzo de 2019

Argumento de LAS RUINAS DE GORLAN

JOHN FLANAGAN
LAS RUINAS DE GORLAN

Will es un chico de 15 años, bajo para su edad, pero ágil y lleno de energía. Toda su vida ha querido ser guerrero para seguir los pasos de ese padre que nunca llegó a conocer. Cuando le rechazan como aprendiz en la Escuela de Combate del castillo Redmont, se hunde en la desesperación, y aún más todavía cuando le asignan como aprendiz del enigmático Halt para formar parte del Cuerpo de Montaraces.
Los montaraces son un grupo misterioso. Entrenados para el uso del arco y las flechas, los movimientos silenciosos y el arte del camuflaje.
La gente común y corriente teme a los montaraces y cree que son brujos, que su habilidad para moverse sin ser vistos tiene algo que ver con la magia negra. Will comparte ese temor supersticioso, pero mientras su entrenamiento progresa… descubre que las cosas son distintas de como siempre pensó.
Cuando se ve envuelto en una conspiración, tiene que utilizar todo el talento para salvar a su compañero y mentor y no perecer en el intento…

sábado, 23 de marzo de 2019

Inicio de Los asesinos de Anubis

Los asesinos de Anubis
Gary Gygax

Muerte en Ys

—¡Otra noche horrible!
Era un lamento en voz alta y áspera, pero el viento de noviembre que cruzaba el océano como un látigo y penetraba en la ciudad situada en el alto brazo de tierra hizo pedazos el sonido.
—Sólo un par de idiotas como nosotros soportarían esta guardia —asintió el segundo hombre, y se arrebujó en su capa de lana marrón y azul. El aire era frío y húmedo, la tela resultaba pesada por el salitre y aquel gesto fue más para consolarse que por buscar abrigo—. Debimos unirnos a una de las compañías libres.
—¿Y morir en uno de esos bosques olvidados de Teutonia? ¡Eres un maldito estúpido, Ollo! —exclamó el hombre más alto.
—Quizá sea un estúpido —concedió con un gruñido el otro guardián de la ciudad—, ¡pero, si nos destinaron a esta guardia, fue gracias a que tú te enredaste con la amante del sargento!
—Retráctate o...
El segundo hombre cogió el brazo de su camarada.
—¡Silencio! —Los dedos se clavaron con fuerza en la carne a pesar de la ropa—. He oído algo extraño... —bajó la voz y prestó atención—. Allí, Alaine. Era un aullido. ¿Lo has oído?

viernes, 22 de marzo de 2019

Inicio de LA SUERTE DE LOS LADRONES

LA SUERTE DE LOS LADRONES
LYNN FLEWELLING

Los enmohecidos huesos se desmoronaron bajo sus botas, mientras Lord Mardus y Vargul Ashnazai descendían a la diminuta cámara que se escondía bajo el montículo. Ignorando el penetrante olor a ciénaga y muerte antigua que reinaba en el lugar, y la húmeda y malsana tierra que manchaba sus cabellos y se escurría espalda abajo por su cuello, Mardus se dirigió hacia el tosco bloque de piedra que se encontraba al fondo de la cámara, haciendo crujir más y más huesos a cada paso. Apartó sin miramientos costillas y cráneos, frágiles como el cristal, y, con ademán reverente, recogió una pequeña bolsa que descansaba sobre la piedra. El podrido cuero se deshizo al contacto y ocho discos de madera grabados cayeron sobre las palmas de sus manos.
-Parece que habéis conseguido vuestro propósito, Vargul Ashnazai -Mardus sonrió y la cicatriz que había debajo de su ojo izquierdo se estiró.
Bajo la escasa luz de la cámara, el cetrino y anguloso rostro de Ashnazai semejaba una máscara fantasmal. Asintió satisfecho y pasó una mano sobre los discos. Por un instante, éstos parecieron temblar y pudo entreverse su verdadera forma.

jueves, 21 de marzo de 2019

Inicio de CORAZÓN DE TINTA

CORAZÓN DE TINTA
CORNELIA FUNKE

Aquella noche llovía. Era una lluvia fina, murmuradora. Incluso años y años después, a Meggie le bastaba cerrar los ojos para oír sus dedos diminutos tamborileando contra el cristal. En algún lugar de la oscuridad ladraba un perro y Meggie no podía conciliar el sueño, por más vueltas que diera en la cama.
Guardaba debajo de la almohada el libro que había estado leyendo. La tapa presionaba su oreja, como si quisiera volver a atraparla entre las páginas impresas.
--Vaya, seguro que es comodísimo tener una cosa tan angulosa y dura debajo de la cabeza -le dijo su padre la primera vez que descubrió un libro debajo de su almohada-. Admítelo, por las noches te susurra su historia al oído.
--A veces -contestó Meggie-. Pero sólo funciona con los niños pequeños. -Como premio Mo le pellizcó la nariz.
Mo. Meggie siempre había llamado así a su padre.
Aquella noche -en la que tantas cosas comenzaron y cambiaron para siempre- Meggie guardaba debajo de la almohada uno de sus libros predilectos, y cuando la lluvia le impidió dormir, se incorporó, se despabiló frotándose los ojos y sacó el libro de debajo de la almohada. Cuando lo abrió, las páginas susurraron prometedoras. Meggie opinaba que ese primer susurro sonaba distinto en cada libro, dependiendo de si sabía lo que le iba a relatar o no. Sin embargo, ahora lo fundamental era disponer de luz. En el cajón de su mesilla de noche escondía una caja de cerillas. Su padre le había prohibido encender velas por la noche. El fuego no le gustaba.
--El fuego devora los libros -decía siempre, pero al fin y al cabo ella tenía doce años y era capaz de controlar un par de velas.
A Meggie le gustaba leer a la luz de las velas. En el antepecho de la ventana tenía tres fanales y tres candeleros. Cuando estaba aplicando la cerilla ardiendo a una de las mechas negras, oyó pasos en el exterior. Asustada, apagó la cerilla de un soplido -¡con qué precisión lo recordaba todavía muchos años después!-, se arrodilló ante la ventana mojada por la lluvia y miró hacia fuera. Entonces lo vio.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Inicio de El Libro de las Sombras Contadas

El Libro de las Sombras Contadas
TERRY GOODKIND

Era una enredadera de extraño aspecto. Abigarradas hojas de color oscuro crecían a lo largo de un tallo que estrangulaba el liso tronco de un abeto. La savia goteaba por la desgarrada corteza, y ramas secas se desplomaban, todo lo cual daba la impresión de que el árbol tratara de lanzar una queja al frío y húmedo aire de la mañana. Por todo lo largo de la enredadera sobresalían vainas, que casi parecía que miraran cautelosas alrededor por si alguien estuviera vigilando.
El olor fue lo primero que le llamó la atención, un olor semejante a la descomposición de algo muy desagradable incluso cuando estaba vivo. Richard se pasó la mano por su espesa mata de pelo mientras su mente se desprendía de la bruma de desesperación y se concentraba en observar la enredadera. Buscó otras, pero no había más. Todo lo demás parecía normal. Los arces del bosque Alto Ven estaban teñidos de carmesí y lucían con orgullo su nuevo manto, que se mecía en la suave brisa. Ahora que las noches eran cada vez más frescas, sus primos del bosque del Corzo, más al sur, no tardarían en imitarlos. Los robles se resistían a la nueva estación y aún conservaban sus copas color verde oscuro.

martes, 19 de marzo de 2019

¿Sabes la procedencia de este fragmento?

Manos suaves y acariciantes lo recorrían; se detenían en cada pulgada de superficie de su cuerpo.

Jasperodus yacía pasivo, concentrándose en las sensaciones placenteras.

La muchacha era la misma pelirroja que participó en aquella primera limpieza que le hicieron, hacía casi dos años. Ahora que él era amo del palacio, ella se había ofrecido para brindarle sus servicios a diario, y lo frotaba y lustraba para conservarlo majestuoso y reluciente. Obviamente la muchacha gozaba con la tarea, que de algún modo la excitaba. A veces se le ahuecaba la respiración, y ocasionalmente al masajear el bulto metálico de la entrepierna de Jasperodus, parecía dominada por un frenesí momentáneo y recorría el aire con la mano como si manipulara el falo inexistente.

lunes, 18 de marzo de 2019

Inicio de La Oscuridad

La Oscuridad
Marianne Curley

Antes de que el mundo pueda ser libre,
será testigo del asesinato de la inocencia
en los bosques que hay sobre la antigua ciudad de Verdemar,
donde se revelarán nueve identidades.

Un rey llegará a gobernar,
pero no antes de que un líder de corazón puro se despierte
y un guerrero sin edad con alma antigua
lo guíe con gracia y providencia.

Mas cuidado, los nueve verán llegar y partir a un traidor,
lo que dará pie a una guerra larga y atroz,
y los Elegidos se unirán con fuerza
aunque la desconfianza causará discordia.

domingo, 17 de marzo de 2019

Inicio de La aprendiz

Trudi Canavan
La aprendiz

Cada verano, durante unas pocas semanas, el cielo sobre Kyralia exhibía un rotundo color azul y el sol caía a plomo. En la ciudad de Imardin, el polvo tomaba las calles y en el Puerto los mástiles sucumbían a la calima, mientras hombres y mujeres se refugiaban en su hogar, abanicándose y sorbiendo zumo o, en las zonas más peligrosas de las barriadas, bebiendo copiosas cantidades de bol.
   
Pero en el Gremio de los Magos de Kyralia estos días abrasadores saludaban la proximidad de un importante evento: el juramento de la promoción estival de aprendices.
   
Sonea hizo una mueca y se tiró del cuello del vestido. Aunque su deseo era llevar los mismos ropajes sencillos pero bien confeccionados que había vestido desde que vivía en el Gremio, Rothen había insistido en que necesitaba algo más elegante para la Ceremonia de Aceptación.
 
—No te preocupes, Sonea —dijo Rothen, riendo por lo bajo—. Terminará pronto y después ya tendrás la túnica con la que vestirás. Estoy seguro de que te hartarás de ella enseguida.
   
—No estoy preocupada —le replicó Sonea con irritación.
 
 Los ojos del mago se iluminaron divertidos.
   
—¿De verdad? ¿Ni siquiera te sientes un poco nerviosa?
   
—No es como la Vista del año pasado. Aquello fue algo salvaje.

sábado, 16 de marzo de 2019

La Nave Robada

La Nave Robada
      
La sensación de hallarse en el hiperespacio, con el cosmos como fondo,  siempre sobrecogía al principio. A Jeff le parecía que estaba perdido para siempre fuera del tiempo y del espacio normal. Pero, en cuanto se hubo recuperado de aquella impresión, Norby regresó. Jeff parpadeó porque esperaba hallarle en el exterior de la rueda del Comando Espacial, flotando en el espacio, pero en cambio sus ojos se llenaron de luz     brillante.
     
—Yo creí que había sintonizado con el paradero de Pera —dijo Norby en voz baja—, pero hemos llegado demasiado tarde.
      
Estaban en la sala de control de una nave que le era familiar. Jeff parpadeó de nuevo y reconoció la primera hipernave experimental del Comando Espacial para viajar por el hiperespacio, y hasta el presente la única, a la que Yobo había vuelto a bautizar recientemente con el nombre de La Búsqueda.
      
—Vaya, vaya. Visitas inesperadas —dijo una voz desagradable que le resultaba amargamente familiar.
...

viernes, 15 de marzo de 2019

Inicio de Antes de que los cuelguen

Joe Abercrombie
Antes de que los cuelguen

Maldita niebla. Se te mete en los ojos, no te deja ver más que un par de zancadas del terreno que tienes delante. Se te mete por las orejas, no te deja oír nada, y si acaso oyes algo, no sabes de dónde viene. Se te mete por la nariz, no te deja oler nada que no sea humedad. Maldita niebla. Es la pesadilla del explorador.

Hacía unos días que habían dejado el Norte y entrado en Angland, cruzando el Torrente Blanco, y desde entonces el Sabueso andaba con los nervios a flor de piel: explorando territorio desconocido en medio de una guerra que ni les iba ni les venía. También sus camaradas andaban inquietos. Aparte de Tresárboles, ninguno de ellos había salido nunca del Norte. Hosco tal vez sí. Pero no solía hablar de los sitios en los que había estado.

Habían pasado unas cuantas granjas incendiadas y un pueblo abandonado por sus habitantes. Las típicas construcciones de la Unión, edificios grandes, cuadrados. Habían visto huellas de caballos y de hombres. Muchas huellas, pero ni un solo hombre. El Sabueso sabía que Bethod no podía andar muy lejos; su ejército estaría desplegado por el territorio, buscando ciudades que incendiar, provisiones que robar, gente a la que matar. Sembrando la destrucción a su paso. Tendría exploradores por todas partes. Si capturaban al Sabueso, o a cualquiera de sus compañeros, volverían al barro, aunque no de forma demasiado rápida. Cruces ensangrentadas, cabezas ensartadas en picas, todas esas cosas; el Sabueso no se hacía demasiadas ilusiones al respecto.

jueves, 14 de marzo de 2019

Argumento de LA PRIMERA CRONICA

GLEN COOK
LA PRIMERA CRONICA

"Antiguamente, nuestra unidad constaba únicamente de soldados negros, de ahí nuestro nombre. La lenta deriva hacia el norte ha resultado no solo en la disminución de nuestro número, sino también en un cambio en nuestro aspecto. Un Ojo es el único hombre negro que queda hoy en día".

"Somos la última de las Doce Auténticas Compañías. Hemos sobrevivido más de un siglo a las demás, pero temo que nos encontremos en nuestro ocaso. Siento que ésta puede ser la última misión. Una página de la historia está a punto de pasar, y una vez lo haga, las grandes hermandades guerreras quedarán destruidas y olvidadas".
Pero el soldado estaba equivocado...

Lejos de princesas elfas, príncipes prometidos, grandes palacios y mundos de ensueño, Glen Cook ha preferido un acercamiento más terrenal: un grupo de mercenarios envueltos en toda suerte de fregados, batallas, apuros y lances fantásticos para ganarse su honesto jornal teniendo como única herramienta el acero. Ellos serán nuestros ojos.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Inicio de ELEGIDOS DEL SOL

ELEGIDOS DEL SOL
Richard E. Dansky

La tumba a la que llamaban el Sepulcro de Talat se encontraba a doce días largos al sudeste de las Grandes Bifurcaciones, cerca de un bosquecillo que, según aseguraban las supersticiones locales, estaba encantado. Más sabios que los extranjeros, los lugareños evitaban el lugar y se cuidaban de que las puertas de sus casas estuvieran bien cerradas tras la caída de la noche. Echaban los postigos, atizaban los fuegos en las chimeneas y mantenían las armas cerca por si a algún muerto errabundo se le ocurría la idea de presentarse sin ser invitado. La tierra de labranza era buena en las proximidades del Sepulcro de Talat ahora que los nudosos laureles y los pinos enanos habían sido arrancados y la vida era más sencilla de lo que podría haber sido en otros lugares. Simplemente, las personas sensatas sabían que no debían aventurarse por los campos tras la caída de la noche si no querían encontrarse con algún muerto. Por lo demás, si trabajaban duro les sería fácil prosperar en aquella tierra. Aun cuando uno de los muertos encontraba una aldea y empezaba a aporrear las puertas, era relativamente fácil solucionar el asunto con antorchas y hoces y devolver la amenaza a su eterno descanso.

martes, 12 de marzo de 2019

Argumento de EL ÚLTIMO PUENTE

STEVEN ERIKSON
EL ÚLTIMO PUENTE

La política expansiva de la Emperatriz de Malaz ha llevado a sus soldados a vagar por más de un continente. Ahora, tras enfrentarse a Anomander Rake, caudillo de los tiste andii, se perfila en el horizonte lo que promete ser el siguiente objetivo: Darujhistan, última de las Ciudades Libres.
Aprovechando un momento de reposo, el sargento Whiskeyjack y su pelotón de Arrasapuentes se disponen a llorar a los muertos. Sin embargo, fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas. La ambición de la Emperatriz no conoce límites y los dioses observan cuanto sucede con ánimo de intervenir.
Un punto de partida en mitad de una tormenta es el elegido para iniciar esta épica saga coral. Steven Erikson se propone no dar ni un respiro al lector, porque tanto dentro como fuera del territorio de Malaz nada es lo que parece. Y nadie es lo que parece. ¿O sí?

lunes, 11 de marzo de 2019

Inicio de EL PORTAL DE LOS ELFOS

EL PORTAL DE LOS ELFOS
Herbie Brennan

Henry se levantó temprano el día en que su vida iba a cambiar. Estaba haciendo una maqueta de cartón, que había dejado preparada la noche anterior para que el pegamento se secase, y lo único que le faltaba para acabar el cerdo volador era colocar un palillo de dientes como eje y añadir algunos adornos. Le había costado tres semanas de trabajo, pero, cuando girara el resorte, el cerdo despegaría batiendo las alas de cartón. En la base de la maqueta decía: «Los cerdos vuelan».
Se levantó a las siete; tardó tres minutos en vestirse, y al minuto siguiente comprobó que el pegamento se había endurecido. Y ¿cómo no iba a endurecerse si lo había dejado toda la noche? Ése era el secreto de las maquetas de cartón: no tener prisa. Había que dedicar tiempo a recortar, y después ir paso a paso. Así se indicaba en las instrucciones: «Ir paso a paso». Y esperar un montón a que el pegamento se secara. Si uno hacía estas tres cosas, conseguía maquetas de cartón tan sólidas como el Taj Mahal. Henry tenía ya siete en su habitación, y entre ellas una que era realmente el Taj Mahal. Pero el cerdo volador era la mejor de todas: en su interior tenía un mecanismo, hecho de ruedas dentadas y ejes de cartón, que hacía que el cerdo se elevase y se le desplegaran las alas.

domingo, 10 de marzo de 2019

¿Sabes a que libro pertenece este texto?

Si alguien hubiese preguntado a Jared Grace en qué trabajarían sus hermanos cuando fuesen mayores, no se lo habría pensado dos veces. Habría respondido que su hermano Simón sería veterinario o domador de leones, y que su hermana Mallory se dedicaría profesionalmente a la esgrima o acabaría en la cárcel por pinchar a alguien con una espada. Sin embargo, el propio Jared no sabía qué quería llegar a ser. No es que nadie se lo preguntase, en realidad. Nadie le pedía su opinión sobre nada. La nueva casa, por ejemplo. Jared Grace alzó la vista y achicó los ojos. Quizás aquello le parecería más bonito si lo viese borroso.

sábado, 9 de marzo de 2019

Inicio de Cúpulas de fuego

Cúpulas de fuego
David Eddings

Era principios de primavera y la lluvia aún conservaba el recuerdo del frío del invierno. Una suave llovizna plateada bajaba del cielo nocturno y formaba espirales en torno a las robustas torres de vigilancia de Cimmura, siseando al tocar las antorchas emplazadas a ambos lados de las anchas puertas y haciendo que las piedras de la carretera que conducía hasta la entrada estuviesen negras y lustrosas. Un jinete solitario se acercaba a la ciudad. Iba envuelto en una pesada capa de viaje y montaba un alto caballo ruano peludo de largo hocico y ojos apagados y ariscos. El viajero era un hombre grande, con una corpulencia de pesados huesos y tendones flexibles más que de carnes. Tenía cabellos ásperos y negros, y en alguna época pasada se había roto la nariz. Cabalgaba tranquilamente pero con ese peculiar estado de alerta de los guerreros entrenados.
El enorme caballo ruano se estremeció con indiferencia para sacudirse la lluvia del velludo pelaje, en el momento en el que se acercaron a la puerta este de la ciudad y se detuvieron en el rojizo círculo de la luz de las antorchas, en el exterior de la muralla.

viernes, 8 de marzo de 2019

Inicio de El pozo de las Tinieblas

El pozo de las Tinieblas
Douglas Niles

Introducción

La diosa despertó lentamente de su frío sueño, recobrando la consciencia a medida que se apartaba el helado manto de la estación cambiante. Volviéndose con gracia imperial, buscó la fuerza vivificante del nuevo sol.
Pronto sintió su calor sobre las largas y arenosas playas de sus costas y sobre las estancadas aguas de sus bajas y llanas marismas. Poco a poco, el sol apartó la cubierta invernal de los ondulados paramos y los campos cultivados.
El espeso manto blanco que cubría los bosques y cañadas de la diosa permaneció sin cambio, y las tierras altas no dieron todavía señales de reconocer el final del invierno. Todo ocurría como debía, y la diosa se regocijó en la creciente vitalidad de su cuerpo: la tierra.
Últimamente se había empequeñecido, pero su fuerza era grande. Su suelo, aunque amenazado, estaba al cuidado competente de sus druidas, e incluso los heraldos de los nuevos dioses la trataban con cierta deferencia. En los Pozos de la Luna -en los que su poder fluía directamente de su espíritu a su cuerpo- el agua de la magia suprema reposaba clara y prístina entre gruesos pinos y en grietas rocosas.
Mares fríos bañaban sus tierras, limpiando los escombros y ruinas producidos por el paso del invierno. La diosa vio que sus hijos seguían durmiendo tranquilamente. Esperaba que pudiesen dormir durante largos años antes de que ella necesitase despertarlos.

jueves, 7 de marzo de 2019

Inicio de El Fuego de la Bruja

El Fuego de la Bruja
James Clemens

MEDIANOCHE EN EL VALLE DE LA LUNA

El estruendo de los tambores batía la quietud del valle invernal mientras el color plateado de la nieve se iba apoderando del paisaje. Un halcón protestaba con sus gritos por la interrupción de su descanso nocturno.
Er'ril apoyó los nudillos en el antepecho desmoronado de la ventana de la posada de tres pisos y miró hacia fuera. El valle estaba salpicado por las hogueras de los hombres que todavía seguían a la Orden. «¡Qué pocas son!», pensó. Las sombras oscuras de los hombres se afanaban alrededor de ellas mientras se armaban: también ellos conocían el significado de los tambores.
En la brisa de la noche le llegaban órdenes fragmentadas y el olor del aceite de las armaduras. El humo de las hogueras se alzaba hacia el cielo llevando consigo las oraciones de los soldados en tierra. Y en el borde del valle, más allá de las hogueras, se cernía una oscuridad que engullía la mismísima luz de las estrellas.
El halcón volvió a proferir un chillido.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Inicio de LA DANZA DE LOS GIGANTES

LA DANZA DE LOS GIGANTES
Robert Carter

En Llamas

Las llamas brotaban del fuego proyectando una larga sombra sobre los verdes campos, y moteaban las casitas de Norton de Abajo con una tenue luz amarilla. La hoguera de este año había sido hermosa. Según el mago Gwydion, esta noche era «Lughnasad» en su lengua verdadera, la fiesta de Lugh, el Señor de la Luz, y coincidía con el primer día de otoño, cuando los primeros haces de trigo segado se llevaban al pueblo y se trillaban siguiendo una antigua tradición. En el Día del Pan se molía el grano y se tostaba pan de Lammas con unos largos tenedores. Después, se comía untado con mantequilla fresca. Ese día, los habitantes del valle reflexionaban sobre los bienes con que la Tierra les obsequiaba.
Hoy, el tiempo era casi tan bueno como el Lammas de dos años atrás, cuando Will había tomado la mano de Willow y juntos dieron tres vueltas alrededor del fuego siguiendo la dirección del sol. De este modo, dejaron claro a todos los presentes que, a partir de ese momento, debían ser tratados como marido y mujer.

martes, 5 de marzo de 2019

Inicio de EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

ROBERT CARTER


El valle que dejamos atrás

Willand, hijo de Eldmar, apartó la mirada de las Cumbres y bajó corriendo hacia el pueblo. El sol templaba, el cielo estaba despejado y la hierba crecía abundante y suave debajo de los pies. Su larga melena fluía libremente a la luz del sol como trigo dorado, mientras atravesaba una agrupación de casas con tejados de paja y llegaba por fin a la taberna Hombre Verde.
--¿Ha llegado Tilwin? -preguntó con la esperanza de que el afilador ya estuviera saciando su sed.
Pero Baldgood, el tabernero, negó con la cabeza. No sabían nada de Tilwin ni de su máquina afiladora, de modo que Will salió del establecimiento y se sentó sobre la hierba.
La luz del sol iluminaba con fuerza su camisa blanca de lino. El lugar era magnífico. Habían brotado margaritas y dientes de león por todo el prado, como si éste supiera que debía vestirse con su mejor traje. Año tras año, el tiempo era agradable y soleado en el día de Cuckootide. Se celebraban carreras hasta la Piedra de Brea, se jugaba a la pelota en el campo y se practicaba todo tipo de deportes. Después, los lugareños se sentaban alrededor de la hoguera. Cantaban canciones, organizaban bailes, juegos y concursos con un cayado de madera antes de beber la sopa del dragón. Este año harían lo mismo que habían hecho siempre, y el próximo año repetirían lo mismo, y así hasta la eternidad.

lunes, 4 de marzo de 2019

Resumen de EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

EL LENGUAJE DE LAS PIEDRAS

La danza de los gigantes es el segundo libro de la trilogía El lenguaje de las piedras. El primero, titulado también El lenguaje de las piedras, relata la historia de Willand, un muchacho cuya vida cambia para siempre cuando el hechicero Gwydion llega al pueblo de Norton de Abajo, en el Valle.
Will descubre que el hechicero Gwydion le abandonó en el Valle cuando era un bebé, y que el hechicero regresa el día en el que el niño cumple trece años con la intención de llevárselo. Antes de que Will abandone su hogar, Breona, la mujer que Will siempre creyó que era su madre, le cuelga alrededor del cuello una piedra verde, un talismán tallado en forma de salmón. Breona le cuenta que encontró la joya dentro de la manta que arropaba a Will cuando era un bebé, y le insta a llevársela ahora que el joven se dispone a abandonar el Valle.
Ningún habitante de Norton de Abajo ha salido nunca del Valle, y Will se siente aterrado ante la inmensidad del mundo. Gwydion le explica que debe abandonar el Valle por su propio bien. Will trata de escapar al mago y regresar a casa en dos ocasiones, pero la magia de Gwydion se lo impide y le revela al muchacho que están siendo perseguidos por un temible enemigo. Al principio, Will cree que ese enemigo debe de ser la Hermandad de los Invidentes, una siniestra orden de recaudadores de impuestos que abusan del pueblo y se dedican a jugar sucio con los señores del Reino. No obstante, Will rápidamente cae en la cuenta de que les acecha un enemigo peor. Gwydion apenas le cuenta nada sobre él, pero sí le confiesa que Will es el «Hijo del Destino», un hombre cuya llegada ha sido predicha en el Libro Negro.
Poco después, Will y Gwydion llegan a una tenebrosa torre inmersa en las profundidades del bosque de Wych, un castillo en el que Will se hospedará con el grotesco Lord Strange, un hombre afligido por un maleficio que le transformó su rostro en la cabeza de un cerdo. Gwydion obliga a Will a quedarse en la torre todo el verano, y allí aprende a leer y a escribir. También aprende de la Mujer Sabia de la zona algo sobre las «leyes de la magia», esas curiosas fórmulas que descubren la sabiduría del mundo y permiten hacer magia. Sin embargo, el espíritu de Will pronto se rebela contra Lord Strange. El joven consulta un libro prohibido y lee unos hechizos que luego utilizará incorrectamente para impresionar a una joven y atractiva lugareña. Pero sus alardes de magia sólo le sirven para atraer a la Arpía del Pantano, una peligrosa criatura sobrenatural que mora en el antiguo bosque. La Arpía intentará ahogar a Will, pero Gwydion regresa y salva a su protegido.
Will también entabla algunas amistades en el bosque de Wych, entre ellas el misterioso Hombre Verde a quien ayuda sin saberlo, y Willow, la chica que conoce en el molino Grendon. Descubren que el molino no es más que la armería secreta de Lord Strange y que varios hombres se dedican a talar los grandes robles de un bosque sagrado para generar el carbón que forja las armas.
Cuando Gwydion regresa, muestra su desagrado por las actividades a las que se dedica Lord Strange. A su vez, Cabeza de Cerdo culpa al rey Hal de estar fabricando las armas del molino. El hechicero abandona el castillo muy enfadado y se lleva a Will con él.

domingo, 3 de marzo de 2019

Inicio de SOMBRAS DE PLATA

SOMBRAS DE PLATA
Elaine Cunningham



Preludio
La noche caía con rapidez sobre el bosque de Tethir y los vigilantes de la caravana miraban de soslayo los altos y espesos muros de vegetación que circundaban la ruta comercial. Los sonidos del bosque parecían multiplicarse y hacerse más siniestros a medida que las tinieblas se adueñaban de su entorno. Por encima de sus cabezas, copas de árboles centenarios formaban una bóveda de tal espesor que los rayos de la luna menguante apenas podían atravesarla, pero los mercaderes siguieron avanzando y, cuando los caballos empezaron a trastabillar, encendieron antorchas y faroles.
El exiguo círculo de luz apenas era capaz de romper la creciente oscuridad ni apaciguar las mentes inquietas de los mercaderes. Es más, el juego de luces y sombras de las antorchas parecía mofarse de ellos, pues parpadeaban y amenazaban constantemente con apagarse y desvanecerse entre los árboles.
Aquel bosque tenía un misterioso halo que inducía a pensar que esas cosas eran posibles. Todos los viajeros habían oído relatos sobre los Observadores de Tethir, y no había hombre o mujer en aquella caravana que no sintiera sobre su persona la mirada de aquellos ojos invisibles.

sábado, 2 de marzo de 2019

Inicio de La Hormiga

La Hormiga
Marco Denevi

Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de identificarlo con el Gran Universo.
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viernes, 1 de marzo de 2019

Fragmento

—¿Por qué lo trajeron? —La chica espetó la pregunta con tono perentorio. 
      
Era pelirroja y tenía ojos verdes, y sabía ser autoritaria muy bien. No era más alta que un niño —uno cincuenta y dos— pero su exasperación la hacía parecer de mayor estatura.
      
El individuo corpulento que los había recibido en la entrada movió la cabeza, afirmativamente.
      
Tres personas más —una mujer robusta, llamada Mara, que frisaba los sesenta; un sujeto barbudo de anteojos sin armazón y el cráneo pelado, el Dr. Gelb; y un tipo flacucho, el Sr. Randolph, de ojos negros y lustrosos que relucían bajo cejas abundantes en una cara larga— parecían tener en mente la misma pregunta.
      
Estaban en un aposento ovalado, situado en lo alto de la torre del castillo. Las ventanas daban al parque, pero no había nada para ver. Se hallaban solemnemente sentados en unas sillas de madera de respaldo alto e incómodo, alrededor de una mesa apolillada.
      
—Es un rematoloico —dijo Gelb, con voz aflautada y nerviosa, mientras jugaba con una bandita elástica—. ¿Desde cuándo damos hospitalidad a los rematoloicos? ¿Qué sentido tiene arriesgarnos de esta manera?
      
—Tienes razón —acotó Randolph con una profunda voz de bajo. Hablaba muy lentamente, como si cada palabra valiera oro, y estaba midiendo la conveniencia de seguir explayándose— Tenemos nuestras reglas, aquí. Nuestra hospitalidad no es extensiva a los rematoloicos. Son socialmente peligrosos.
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