domingo, 29 de julio de 2012

¿Sabes de que libro es este fragmento?

Turjan estaba sentado en su sala de trabajo, las piernas abiertas y dobladas bajo el taburete y los codos clavados en el banco. Al otro lado de la estancia había una jaula; Turjan miraba su interior con desconsolado enojo. La criatura de la jaula le devolvía el escrutinio con emociones más allá de toda conjetura.
Era un ser que despertaba piedad..., una gran cabeza sobre un pequeño y largo cuerpo, con enfermizos ojos reumáticos y una nariz parecida a un fofo botón. La boca colgaba blandamente húmeda, la piel brillaba con un color rosa cerúleo. Pese a su manifiesta imperfección, era hasta la fecha el producto más logrado de los tanques de Turjan.
Turjan se puso en pie, tomó un bol de papilla. Con una cuchara de mango largo fue metiendo comida en la boca de la criatura. Pero la boca rechazó la comida, y la papilla resbaló en grumos por la lustrosa piel hasta el desvencijado suelo de la jaula.
Turjan dejó el bol, retrocedió y regresó lentamente hasta su taburete. Llevaba una semana sin querer comer. ¿Ocultaba aquel rostro idiota alguna idea concreta, una voluntad de extinción? Mientras Turjan miraba, los ojos blancoazulados se cerraron, la gran cabeza cayó y golpeó el suelo de la jaula. Los miembros se relajaron: la criatura estaba muerta.

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