domingo, 20 de noviembre de 2011

El Cantar de Sigfrido

La literatura antigua nórdica-islandesa

Para poder hablar de esta leyenda nórdica debemos conocer su origen y la forma en que está escrita. Y como estamos en la sección de poesía es lógico pensar que la vamos a encontrar en verso. Y así es como  encontramos este poema o cantar,  por primera vez, en el S XIII en la Edda poética en Islandia. Este manuscrito de autor anónimo,  La Edda poética o Edda mayor es una colección de poemas escritos en nórdico antiguo preservados inicialmente en el manuscrito medieval islandés conocido como Codex Regius.
Junto con la Edda prosaica de Snorri Sturluson, la Edda poética es la fuente existente más importante sobre mitología germano-escandinava y leyendas heroicas germanas. En ella se recogen en verso tanto La Voluspá o canción de la vidente, donde se narra el Ragnarok, como un compendio de poemas de héroes y sucesos anteriores al año 1000. En todo caso, la literatura antiguo-nórdica que se ha conservado tiene, prácticamente toda ella, este origen islandés, lo cual justifica por otra parte el que los términos de literatura antiguo-nórdica y literatura antiguo-islandesa a menudo se consideren sinónimos.
Este conjunto de literatura antiguo-islandesa puede clasificarse en tres géneros principales:
Las Sagas: narraciones en prosa sobre reyes y héroes. Las más antiguas e interesantes son las islandesas que empiezan a aparecer sobre el S X. Quizá una de las más conocidas sea la Saga de Egil Skalagrimson, de Snorri Sturluson, escrita en el S XIII.
Las Eddas: de origen mucho más antiguo, son comunes a todo el mundo germánico, y por lo tanto se sirve básicamente del mismo esquema versificatorio que también muestra el Beowulf o el Cantar de Híldbrand, el llamado verso aliterado germánico. Se trata de un verso partido en dos mitades o semi-versos que tiene cada uno de ellos dos sílabas fuertemente acentuadas. El número y la posición de las sílabas débiles pueden variar mucho. Los dos semi-versos se hallan siempre vinculados entre si mediante la aliteración de la primera sílaba fuerte del segundo. La poesía éddica presenta también una innovación típica escandinava y es la articulación en estrofas de cuatro versos, y con una pausa sintáctica después del segundo:
Allá esta Sígurd                      manchado de sangre,
El corazón de Fafnir               al fuego él asa;
Haría muy bien                        el que anillos regala
Si él se comiera                       esa carne de vida.
Allí está Regin                        maldades tramando,
va a traicionar                          al que en él confía;
enreda con rabia                      perversas palabras,
proyecta el maligno                 vengar a su hermano
La poesía escáldica: Estaba compuesta por los escaldas, poetas muy cultos, conscientes de su arte y deseosos de alcanzar la fama por ello. Tal fue la conseguida por Bragi el Viejo, que vivió en la primera mitad del S IX, que en las eddas de Snorri aparece divinizado como uno más del panteón nórdico. La perfección de este tipo de versificación en el S IX era tal que nos hace pensar que su origen es muy anterior. Un ejemplo de este virtuosismo con el lenguaje es el dottkvaett, un tipo de estrofa que consta de ocho semi-versos de seis sílabas cada uno tres fuertes y tres débiles, que riman  de forma aliterada y muy compleja, pero con resultados brillantes:
Svidr laetr sóknar nadra                            slidrbraut jöfurr skrída,
Ótt ferr rógs ór réttum                             ramsnákr fetilhamsi;
Linnr kná sverda sennu                             sveita bekks at leita,
Orarpyrr vals at varmi                               Víggjöll sefa stígu.
De la vaina el bravo caudillo                     saca el reptil de la lucha,
Despellejándose pronto del cinto              la sierpe feroz del combate;
A la fuerza de sangre se lanza                   la bicha del choque de hierros,
Al pecho la víbora salta                             de la guerra al cálido arroyo.
Y no solo importaba la rima, sino que las metáforas y comparaciones, llamadas Kenningar, y los sinónimos poéticos utilizados (heiti) debían estar a la altura, siendo algunos de ellas tan rebuscadas y complejas, que, ineludiblemente, nos recuerdan al culteranismo español, pero con más de cinco siglos de adelanto.



El cantar de Sígurd

Este poema ha sido llamado a lo largo de la historia de muchas maneras, pero las más frecuentes es El cantar de  Sígurd (Sigfrido al castellanizarse el nombre) o el cantar de los nibelungos. Así mismo, a sus personajes principales los encontramos bajo muchos nombres, según sean las zonas donde se narran, todos derivados de los originales recogidos en las eddas, y que son los que mantendremos aquí.

Esta antigua historia, según las Eddas, comenzó cuando los tres dioses Odín, Loki y Hónir al pasar junto a un río, vieron a una nutria devorando un salmón. Loki la mató de una certera pedrada para robarle el pescado, pero tuvieron la mala fortuna de que fuera uno de los hijos del gigante Hreidmar, que se había transformado en animal para pescar mejor. Cuando el gigante y sus dos hijos Fafner y Regin atraparon a los dioses, les exigieron como compensación por la vida arrebatada, que cubriesen toda la piel de la nutria con oro.
Odín y Hónir fueron los elegidos para quedar en prenda, mientras Loki viajó al Svartalfaheim. Allí atrapó a Andvari, uno de los enanos del Niflheim, uno de los nibelungos, y le exigió que, en pago por su vida, le entregase todo el tesoro que tuviera guardado en su cueva. El enano se lo entregó a regañadientes, pero cuando el dios le exigió también el anillo que llevaba en la mano, el nibelungo se enfadó y maldijo la joya marcándola para llevar la muerte a todo el que la poseyera.
Tras su regreso, Loki advirtió a los gigantes de la condena que pesaba sobre el anillo, pero estos insistieron en quedárselo, ya que era la cantidad justa que faltaba para cubrir toda la piel con el preciado metal.
Los dioses pagaron el rescate y poco tiempo después empezó a actuar la maldición, pues los hijos del gigante asesinaron a su padre para quedarse con el tesoro.
Tras del parricidio, Regin le pidió a su hermano Fafner la mitad del botín, pero este, comido por la ambición y la avaricia, se negó a dárselo, y lo ocultó en una cueva. Para custodiarlo mejor, Fafner, totalmente obsesionado con el tesoro maldito, se convirtió en dragón, gracias al Yelmo del Espanto propiedad de su padre asesinado, que conseguía cambiar de forma a quien lo llevara puesto.
Regin, temiendo por su vida, pero obsesionado también con las riquezas, se refugió en el cercano reino de Tiod, donde se estableció como herrero. Allí adoptó como aprendiz a Sígurd, el hijo de Sigmund, y allí le enseñó los secretos de la forja de espadas.
Con el paso de los años, Sígurd creció fuerte y valiente y consiguió forjar de nuevo a Gram, la espada rota de su padre. Cuando el joven aprendiz fue capaz de cortar con ella el yunque de un solo tajo, el gigante le habló del oro del dragón y lo incitó para que luchase contra él. El muchacho, ansioso por ganar fama y fortuna, y guiado por el herrero, emprendió la aventura a lomos de su caballo Grane. No tardaron en localizar la guarida del dragón, donde Sígurd lo atacó y de un certero tajo de su espada penetró en las duras escamas de la piel del transformado gigante hasta llegar al enorme corazón de la bestia. Durante la lucha, la sangre le cubrió por completo, salvo un pequeño hueco en la espalda, donde una hoja de tilo se le había quedado pegada, volviéndole así invulnerable a las armas y al fuego.
Tras la muerte del dragón, Regin le contó el origen del tesoro y le confesó que Fafner era su hermano, pero también le dijo que no le exigiría compensación por su muerte, si Sígurd arrancaba el corazón del dragón y se lo asaba para comer mientras él descansaba.
El joven le obedeció, pero cuando puso la enorme víscera sobre las brasas se quemó uno de los dedos, y al llevárselo instintivamente a la boca, impregnado de sangre, comprobó asombrado que entendía el lenguaje de los pájaros. Al escuchar la conversación de dos pardillos situados sobre su cabeza, en una rama, se enteró de que Regin planeaba matarlo para quedarse con el oro. Sígurd interpeló al enano y al ver su traición, ciego de rabia lo mató.
Con el tesoro a lomos de su caballo Grane, el joven héroe emprendió el regreso a casa, pero sin la guía del enano, acabó extraviado en las montañas. Su camino se vio interrumpido por un cerco de llamas que rodeaba la base de una colina. Curioso por  naturaleza, el joven héroe logró atravesar el ígneo muro gracias a la sangre del dragón que había vuelto invulnerable su piel.
En el interior del círculo de fuego, un guerrero dormía sobre un lecho de pieles, con yelmo y cota de mallas. Sígurd le quitó la armadura y comprobó con asombro que se trataba de una bellísima joven. La guerrera, al verse libre del peto encantado, despertó de su mágico sueño y dijo llamarse Brýnhild, y ser una valkiria, hermana del rey Atly.
Sígurd decidió continuar el camino para guardar el tesoro en  el reino de su padre, pero, de camino hacia allí, entró en el palacio del rey Giuki. Allí se quedó durante un invierno y se casó con Gudrun, la hija del rey.
Gúnnar, hermano de Gudrun, había oído hablar de la belleza de la valkiria, que una vez despertada de su sueño por el héroe, permanecía en la montaña rodeada de fuego. La joven había jurado que solo se casaría con el guerrero que cruzase aquellas llamas, convencida de que solo Sígurd lo lograría, como ya lo había hecho antes.
El héroe y el príncipe cabalgaron hacia la montaña, para intentar conquistar a la doncella, pero Gunnar fue incapaz de cruzar el cerco de fuego, pues solo la piel invulnerable de Sígurd podía sobrevivir al terrible calor.
Para conseguir la mano de la valkiria, idearon una treta: Sígur, convertido en Gunnar por las artes mágicas del Yelmo del Espanto, cruzaría el cerco de llamas y así conquistaría a Brynhild, que accedería a la boda con Gunnar, obligada por su juramento. Una vez llevada la treta a cabo, el falso príncipe le entregó a la futura novia el anillo maldito de Andvari,  en prenda de amor hasta que se celebrara la boda en el castillo del rey Giuki. Cuando Sígurd salió del cerco de llamas, antes que Brynhild, se quitó el casco y recuperó de nuevo su aspecto original.
Tiempo después, ya casadas las dos parejas, Brynhild y Gudrun discutieron y la princesa le descubrió a la valkiria la treta con la que su hermano obtuvo su mano, señalándole que el anillo que llevaba en la mano, no era otro que el anillo del nibelungo, propiedad de Sígurd. Bynhild, al sentirse despechada y engañada, incitó con el tesoro  a un ahijado del rey, Gotthorm,  para que asesinase al héroe y se apoderase del oro. Ella, que conocía el punto débil de Sígurd, se lo contó al asesino, y le facilitó el acceso a la cámara para que así, cuando estuviese durmiendo pudiera acabar con su vida. En el momento del crimen, Gudrun despertó, y al ver a su amado muerto, asió la espada Garm con ambas manos, la lanzó contra Gotthorm y lo partió en dos.
Bruynhild, arrepentida por lo sucedido, arrojó el tesoro y el anillo al Rin, y montada sobre Grane y se lanzó a la pira funeraria del héroe, para morir junto a él. El rey Atly, hermano de Brynhild, al conocer la historia, se presentó en el castillo al mando de sus guerreros, y tras matar a los dos hermanos de Gudrun, la tomó por esposa en venganza por el engaño y la muerte sufridos por  su hermana.
La historia continúa en las Eddas, con la venganza de Gudrun y sus descendientes, pero sería alargarla demasiado el seguir narrándola aquí.
Esta es la enrevesada historia que se transmitió, en un principio en forma oral, luego en verso, en las Eddas, y con posterioridad en prosa, en forma de cantares medievales escritos en alemán, ha dado lugar a numerosas historias y relatos en todas las épocas, inspirando a músicos como Wagner, directores de cine como Fritz Lang (1922, una joya del cine mudo) o escritores y lingüistas como los hermanos Grimm. Todos ellos la han reescrito de mil maneras distintas y la han adaptado a sus diversos estilos, siendo una de las mas entrañables La Bella Durmiente, de Disney, película toda ella cuajada de referencias mitológicas. La última versión que podemos ver en las librerías es la recopilación por parte de su hijo, de todo el estudio que J.R.R. Tolkien hizo sobre las Eddas para conocer una de las historias básicas de la literatura germana.

Bibliografía:
Edda mayor. Varios autores. Ed: Alianza Editorial.
Edda menor. Snorri Sturluson. Ed: Alianza editorial
Mitología del Rinh. X. B. Saintine Ed: Edicomunicacion, S.A.
El cantar de los Nibelungos. D.A, Fernández Merino. Ed: Teorema
El Cantar de Sigfrido. Anónimo. Ed:Liding, S.A. Col: Biblioteca Popular de Clásicos

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