viernes, 8 de junio de 2012

60 años de El Hombre Demolido, de Alfred Bester (III)

Powell encontró a Sally @kins en el fresco y espacioso vestíbulo de la casa. El cielo raso se abría al aire. Nunca llovía en aquel planeta. Una cúpula plástica bastaba para protegerse del cielo, que resplandecía durante las setecientas horas del día venusino. Y cuando comenzaba el frío mortal de la noche de setecientas horas, el matrimonio @kins empacaba simplemente sus bultos y volvía a su casa con calefacción de Venusburg. Todos en Venus vivían en ciclos de treinta días. 


Sam entró corriendo en el vestíbulo y se bebió un cuarto de litro de agua helada. 


-Diez créditos en el mercado negro -le dijo a Powell-. ¿Sabías eso? Tenemos un mercado negro de agua en Venus. ¿Qué demonios hace la policía? No te preocupes, Linc. Ya sé que no es tu jurisdicción. 

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