domingo, 12 de agosto de 2012

¿Sabes de que libro es este fragmento?

Su esposa lo había aferrado entre sus brazos como si así pudiera mantenerlo apartado de la muerte.
El había gritado:
— ¡Dios mío, me muero!
La puerta de la habitación se había abierto, y había visto un gigantesco dromedario negro fuera, y había oído el tintineo de las campanillas de su arnés cuando el cálido viento del desierto las agitó. Luego, una gran faz blanca rematada por un gran turbante negro había aparecido en el vano de la puerta. El eunuco había atravesado la puerta, moviéndose como una nube, con una gigantesca cimitarra en su mano. La Muerte, el Destructor de los Placeres, el Igualador de la Sociedad, había llegado al fin.
Oscuridad. Nada. Ni siquiera supo que su corazón se había detenido para siempre. Nada.

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