John Stagg
El Vampiro
La historia del Vampiro está fundada en una opinión o relato que estaba de
moda en Hungría y en varias zonas de Alemania hacia comienzos del siglo
pasado.
Se aseguraba por entonces que en varios lugares se sabía de
muertos que habían dejado sus tumbas y por la noche visitaban las
habitaciones de sus amigos, a quienes, por succión, chupaban su sangre
mientras dormían.
Esa persona entonces se convertía en un vampiro; y si no hubiera sido por
la afortunada idea de un clérigo quien ingeniosamente recomendó estacarlos
en sus tumbas, en estos momentos tendríamos un enjambre más grande de
chupasangres del que tenemos ahora. Muchas e ingeniosas observaciones por
parte de profesores y clérigos intentaron explicar las causas físicas
de tal fenómeno. Se aseguraba que una porción del espíritu del animal, que
no había escapado a la defunción del cuerpo, retenía el poder de la
voluntad; e investidos con parte del cuerpo que todavía no había entrado
en proceso de putrefacción, eran capaces de hacer esas prodigiosas
excursiones desde la tumba y volver a su placer sin ningún inconveniente
aparente.
Otros opinaban que eran una clase de demonios, que se suponen
son numerosos, que se apropiaban de cualquier resto humano volviéndose
parcialmente corporales y perfectamente visibles. Para algunos de nuestros
viajeros modernos parece que la noción de la existencia de los vampiros
era muy conocida y creída por los holandeses y otras poblaciones de
América.
Yo no creo que una milésima parte del mundo sepa la razón del
porqué el cordón umbilical era cuidadosamente quemado después del
nacimiento por los que atienden el parto.
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