—¡No quiero oír nada más! —gritó Billy, pero Peter siguió hablando como si
Billy no estuviera allí, tendido junto a él, y no hubiera dicho nada.
—"...y vi un nuevo cielo y una nueva tierra: ya que el primer cielo y la
primera tierra habían desaparecido; y ya no existía ningún mar". Así está
escrito en la Revelación, la verdad se encuentra allí si la buscamos. Una
revelación para nosotros, una vislumbre del mañana...
—¡CALLESE!
No sirvió de nada, y la monótona voz continuó resonando contra el rumor
del viento que soplaba alrededor del viejo automóvil y penetraba a través
de las rendijas y agujeros. Billy tiró de una esquina de la raída manta
para taparse la cabeza a fin de apagar el sonido, pero la diferencia era
escasa y, por contra, apenas podía respirar. La deslizó debajo de su
barbilla y contempló fijamente la gris oscuridad en el interior del
vehículo, tratando de ignorar al hombre que estaba a su lado. Quitados los
asientos, el sedán se había convertido en una habitación, no demasiado
espaciosa. Dormían uno al lado del otro en el suelo, extrayendo el calor
que podían del andrajoso montón de material aislante contra el fuego,
relleno de los asientos y la arrugada tela de plástico que constituían su
lecho. Se percibió un súbito olor a yodo y a humo cuando el viento sopló a
través de la chimenea del tubo de escape y removió las cenizas en el
portaequipajes, que utilizaban como estufa. La última briqueta de carbón
marino había ardido allí una semana antes.
...
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