jueves, 4 de abril de 2019

Inicio de La estirpe de Rahl el oscuro

La estirpe de Rahl el oscuro
De Terry Goodkind

Revolviendo en los bolsillos del muerto, Jennsen Daggett tropezó con la última cosa en el mundo que habría esperado. Sobresaltada, se sentó en cuclillas. La cortante brisa le alborotó los cabellos mientras contemplaba boquiabierta las palabras escritas en meticulosa letra de imprenta sobre el pequeño trozo cuadrado de papel. Habían doblado el papel por la mitad dos veces, con cuidado, de modo que los extremos coincidieran. Pestañeó, medio esperando que las palabras desaparecieran, igual que una ilusión macabra. Permanecieron, muy, pero que muy reales.
Aunque sabía lo estúpida que era la idea, le pareció no obstante como si el soldado muerto estuviera observando su reacción. Sin mostrar ninguna, externamente al menos, dirigió una mirada furtiva a los ojos del cadáver. Estaban opacos y empañados. Había oído decir que los difuntos daban la impresión de estar simplemente dormidos. Con él no era así. Sus ojos aparecían muertos. Los pálidos labios estaban tirantes, el rostro ceroso. Había un rubor violáceo en la parte posterior del cuello, corto y ancho.
Por supuesto que no la observaba. Ya no observaba nada. Aunque, con la cabeza girada hacia ella, casi parecía como si la mirara.
Arriba, en la rocosa colina a su espalda, las ramas desnudas chasqueaban bajo el viento como huesos que repiquetearan. El papel que sostenía con sus temblorosos dedos pareció vibrar con ellas, y su corazón, que ya palpitaba con brío, se desbocó.
...

No hay comentarios:

Publicar un comentario