viernes, 2 de agosto de 2013

Desconexión semanal

Un vieja solterona llama a la oficina de un abogado y le dice a la recepcionista que quiere hablar con un abogado acerca de preparar un testamento. La recepcionista le sugiere hacer una cita para que acuda a la oficina a ver al abogado. Afligida, la mujer explica:

- "Tiene que entender, señorita, que yo he vivido sola casi toda mi vida; raramente le veo la cara a alguien y no me gusta salir de mi hogar. ¿Hay alguna posibilidad que el abogado venga a mi casa?"

La chica de la recepción habla con el abogado y éste acepta entrevistarse en la casa de la solterona. Cuando el abogado llega a la casa de la mujer, su primer pregunta fue:

- "¿Cuáles son sus propiedades y cómo desea distribuirlas en el testamento?"

- "Aparte de los muebles y los artefactos eléctricos que usted ve aquí, tengo una cuenta de ahorros de 50.000 Euros.

- "¿Y qué piensa hacer con el dinero?", le consulta el abogado.

- "Bueno, como ya les expliqué, yo he vivido una vida muy recluida. La gente del barrio no saben ni quién soy yo. Me gustaría apartar 45 mil euros para el funeral".

- "Con un funeral así de grande de seguro que hasta en las noticias la van a dar a conocer. Pero, dígame, y que piensa hacer con los otros 5.000 Euros ?"

- "Pues, como nunca he sido casada y nunca me he acostado con un hombre. Yo quiero usar el resto del dinero para hacer arreglos con algún caballero honorable que acepte acostarse conmigo para tener esta experiencia. ¿Usted me puede ayudar a conseguir a alguien?"

Tomando el compromiso de ayudarla en su caso, el abogado se retira. Esa noche, cuando le cuenta a su esposa la petición tan rara que había hecho su nueva clienta, la esposa le insinuó lo mucho que podrían hacer con los 5.000 Euros extras.

Pese a su sorpresa y oposición inicial, la mujer insistió bastante y finalmente acepta ganarse ese dinero haciendo el favor a la solterona. Para no tener problemas el abogado le pide a su señora que lo lleve y lo espere en el auto mientras él cumple tan extraño -pero bien remunerado- encargo. Al día siguiente, casi al anochecer, la mujer lo llevó a la casa de la solterona y lo esperó según lo convenido.

Media hora... una hora... dos horas !!!

La mujer, más asustada que otra cosa, empieza a ponerse nerviosa y comienza a tocar la bocina del vehículo tratando de llamar la atención de su esposo. De repente, el abogado, todo despeinado y con la voz agitada, asoma su torso desnudo por la ventana del dormitorio en el primer piso y poniendo sus manos en bocina sobre el rostro, le grita a su mujer:

- "Ven a recogerme mañana; hemos estado analizando que en la Alcaldía la pueden enterrar gratis y quiere invertir todo el    dinero en el otro tema !!".

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