lunes, 12 de septiembre de 2011

UNA AGUJA EN UN PAJAR

Hoy vengo a hablar de algo que me parece preocupante. Una amenaza que crece a pasos agigantados y quiero pensar que es pesadilla de más de un lector, entre los cuales me cuento. Se intentará no ser alarmista sin que por ello se le llegue a quitar hierro al asunto. Y tras esta introducción, vamos con ello.

Lectores, el escaso sitio en nuestras estanterías, siempre en peligro de extinción, quizás algo atenuado por la salida del e-book, afronta hoy un nuevo problema.

Quiero aclarar antes que nada, por innecesario que pudiera parecer, que estoy generalizando, y que obviamente, como se suele decir: no son todos los que están, pero están todos los que son.

El que me conozca sabrá que llevo años moviéndome por foros, y aunque no me considere un lector de género ni un protoescritor de género, son este tipo de foros los que suelo frecuentar. En parte por afinidad con los pobladores, en parte porque no conozco muchos foros que no sean del palo que merezcan la pena.

Por otro lado advertir que hablaré de mi experiencia personal de cada día. Estoy lejos de embarcarme en estudios de mercado y demás.

Supongo que a estas alturas os preguntaréis: ¿Pero me va a terminar hablando de algo? Sí, sí, a eso vamos.
No sé si es impresión mía, pero creo que en la literatura de género se da una curiosa peculiaridad: hay tantos lectores como escritores. Todo el que está en el mundillo parece darle a la tecla con mayor o menor fortuna. Algo que creo que se lleva dando desde hace bastante tiempo, pero que de un tiempo a esta parte se ha visto abocado a ciertos cambios.

Antes esta nueva hornada de autores no solían pasar en su mayoría de colgar algún relato en un foro o colar algún texto en alguna antología que solía ser propuesta por los mismos foros. Y de entre ellos siempre había alguno que despuntaba, y era ése el que, con mayor o menor fortuna, terminaba dedicándose a escribir a tiempo parcial y sacando una novela de vez en cuando. Y ése era uno de los elegidos, uno de los que había conseguido traspasar la difícil barrera y publicar. Pero eso era antes...

Es un hecho que a día de hoy, por mucha crisis que tengamos, más allá de la pasión por la literatura o el tratar la edición como un negocio que se conoce y del que se intenta vivir, se cuenta con la ventaja de la impresión digital y un montón de historias que abaratan los costes de publicación y permiten las tiradas mínimas. Y si a esto le sumamos el hecho de que el estado da ayudas por montar editoriales sin otro requisito que el de publicar X libros al año, nos encontramos con un crecimiento desmesurado de pequeñas editoriales. Entre éstas, indudablemente, están las que lo dan todo, las que publican asiduamente y tiene un criterio de calidad aceptable; pero no siempre es el caso.

Esto hace que un porcentaje X de gente no cualificada, o que no busca más que una subvención, se ponga a editar. El problema comienza cuando un aluvión de esta nueva hornada de escritores se pone en contacto con el aluvión de editoriales nuevas y empiezan a salir libros al mercado.
De un tiempo a esta parte, por ridículo que parezca, empieza uno a sentirse raro en unos foros en los que todo el mundo, menos yo, parece tener novela jejejeje.

Recapitulando, nos vemos ante el hecho de que un montón de escritores y editoriales, mejores o peores, confluyen y empiezan a salir libros a porrillo. Obviamente sale de todo, y los foros empiezan a llenarse de noticias de conocidos o amigos diciendo: Tío, tal tal ediciones (una editorial que en el 90% de los casos no sabías ni que existía) me va a sacar una novela. En ocasiones piensas: pues leí varios relatos de este tío y me parece lógico que le publiquen, ya estaban tardando. Pero esto no suele ser lo común.

Luego sigues el hilo y te enteras de lo que va el libro, en el 90 % de los casos alguien tuvo la feliz idea de reescribir Harry Potter, El Señor de los Anillos, Juego de Tronos, Crepúsculo u otra novela de zombis, a veces tan vergonzosamente parecida al original que hay que llamarlo homenaje. Y la diferencia apenas radica en que en lugar de elfos se llaman yuris, y son verdes, o que en lugar de un estúpido niño con gafas, es una niña marginada que descubre que en realidad es un hada. Lo bueno, que al menos en estos casos ya estás a la defensiva y tu bolsillo no se resiente, o no debe resentirse. Porque es cuando llegamos al momento del acoso y derribo.

Llegando a este punto, veintemilmillones de amiguitos de Facebook, que en la mayoría de los casos ni conoces o no te hablan desde hace un siglo, empiezan a mandarte invitaciones a eventos o incluso te llaman por teléfono para "compartir su alegría contigo" e invitarte a la presentación de su novela, de lo cual en muchos casos te alegras, pero en otros no tanto, e incluso en el segundo caso, si te coge en tu ciudad y el tipo es tu amigo o amigo de un amigo pues vas, porque en el fondo es un buen momento para reencontrarse con mucha gente y a uno le van estos saraos.

Una vez allí te encuentras el libro a la mano y le echas un ojo por encima, y en un porcentaje muy alto te sobra media cuartilla para darte cuenta que estás ante un aborto de novela, llena de repeticiones, mal puntuada, con faltas y un largo etc. Y te echas a temblar. Ya no por lo que cueste, sino por el problema de las estanterías y la sensación de estafa. Te podías gastar el mismo dinero tomándote unas cañas con los colegas pero luego, ¿qué haces con el libro? Yo no sé vosotros, pero soy incapaz de tirar un libro por malo que sea, y uno no tiene tantos conocidos lectores a los que aprecie tan poco como para hacerle regalos de ese tipo. Aparte uno se siente mal, como en el cuento de Stevenson del diablo en la botella, pasando la maldición a otros. Por lo que, si al final te ves en el compromiso de comprarlo, pasa a criar polvo en tus estanterías hasta que puedes darle largas o acabes por donarlo a una biblioteca.

Una de las cosas que más me sorprende, más allá de que el autor no parezca tener consciencia de su aborto, es que éste te llegue pavoneándose, en ese día en el que es el niño del bautizo (estoy firmemente convencido de que la tontería del autor es inversamente proporcional a la calidad de lo que escribe), y te diga algo del tipo: la escribí en dos meses. Y es cuando tú te muerdes la lengua para no decirle: se nota.
En lo que va de año he recibido varias invitaciones, y conseguí librarme de alguna que otra muy chunga. También me salva el ser muy sincero, y el decirle a más de uno: mira, no lo compro porque no sabría qué hacer con tu libro, o no tiene mucho sentido que me compre un libro que no voy a leer. Sé que puede resultar cruel o molestar, y lo duro que es o debería de ser para un autor escribir un libro (siempre y cuando no sea una parida escrita a vuelapluma) yo mismo lo intento hace años y a día de hoy no fui capaz, pero no concibo el comprarme un libro por amiguismo.

No obstante, ya fui a varias presentaciones este año, y compré algún que otro libro más o menos legible y alguno que otro interesante, pero hubo uno en especial que estaba lejos de ser de una editorial pequeña con el que me la metieron doblada. Por respeto al autor no daré nombres, pero tras leer el primer capítulo con mucho trabajo uno queda con la sensación de haber sido estafado, y se pregunta cómo alguien se dignó a publicar semejante truño.

No sé vosotros, pero yo he llegado a un punto en el que más allá de mirar por mis pobres estanterías, apenas me fío del criterio de unos cuantos, y según el caso. Ya que si el autor en cuestión es amigo del preguntado, en el peor de los casos te suele decir, de haberlo leído: está bien o entretenido. Algo que también me pasó. Y luego cuando te vuelves a encontrar con el recomendador, y te acuerdas junto con el libro, de algún familiar cercano, y aludes a su condición de macho de la cabra te suele confesar: bueno, sí, es malillo.

Pero como ya dije al principio estoy generalizando. No dudo de la existencia de autores, conocidos o no, o editoriales, pequeñas o no, que sepan muy bien lo que se hacen. Aunque lo cierto y verdad, al menos a mi parecer, es que encontrarlos cada vez se parece más a buscar una aguja en un pajar.

Ángel Vela (palabras)

11 comentarios:

  1. Pues si, la literatura es como todo y hay que someterse a las leyes del mercado.
    Una cosa curiosa que pasa en muchos sectores es que el productor, desconociendo las leyes del mercado renuncia a todo el canal de venta y distribución.
    Eso pasa por ejemplo con los agricultores que quedan en manos de los intermediarios, pero también en el caso de los escritores que deciden que editarse uno mismo es malo.
    Así el escritor en general ni se planteará la posibilidad de crear una editorial para su producto pero se dormirá cada día con las ganas de que lo descubran.
    En otros sectores si tu tienes un buen producto y ves la posibilidad de saltarte alguna fase de intermediario inmediatamente te pones a ello. El escritor no lo hace. Y no lo hace seguramente porqué no está convencido de su obra (o no cree realmente que es buena o más probablemente cree que el público no está preparado para ella) y eso deja campo para editoriales pequeñas.
    Ir a comprar libros no tiene que ser distinto de ir a comprar fruta; simplemente hay que ver su calidad antes de meterla en la bolsa.

    P.D. Algunas entradas de estos días van con letra y color distinta a la establecida por defecto. Creo que estaría bien que los autores o administradores lo igualaran.

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  2. Tengo un conflicto con tu entrada, Ángel... por un lado creo que tienes más razón que un santo, y que todos hemos sentido en algún momento ese terror al 'colega al que no puedes decirle que no'. Por otro lado... será que tengo el día tonto, pero en algunas cosillas me he sentido aludida (los dos meses fueron menos, pero mi editorial no era peque...). Te recuerdo que me prometiste que no me mentirías, así que me tomaré tus anteriores alabanzas como 'la verdad' y esta sensación de ser aludida como 'tonterías mías' =(

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  3. Es cierto, pero para el lector eso de ver la calidad antes de comprar resulta la mayoría de las veces muy difícil, a no ser que haya un adelanto de la novela al que poder echar el ojo.
    Últimamente se hace cada vez más, pero no lo suficiente todavía. Pero la exposición al lector, el hecho de que el lector se entere de que ese libro que puede que te guste está ahí es lo que yo veo difícil de conseguir en la auto edición.
    Claro, yo hablo, como lectora, desde el mas absoluto desconocimiento de la auto-edición y su funcionamiento.

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  4. A ver si lo puedo colgar en dos partes :)

    Saludos, Brutus ;)

    Pues si, la literatura es como todo y hay que someterse a las leyes del mercado.


    Supongo que eso va en función de las metas. Algunos se conforman con ser leídos (de ahí que saliera el boom de las novelasblog) y otros con salir en papel, aunque en muchos casos se autopubliquen (bien porque no pueden esperar, se cansan de recibir un no por respuesta o porque la oferta editorial es tan pobre que no va mucho más allá de llevar el libro a la imprenta por ti). Eso si no te hacen que te lo pagues tú (coedición e historias del palo).

    Una cosa curiosa que pasa en muchos sectores es que el productor, desconociendo las leyes del mercado renuncia a todo el canal de venta y distribución.
Eso pasa por ejemplo con los agricultores que quedan en manos de los intermediarios, pero también en el caso de los escritores que deciden que editarse uno mismo es malo.


    Bueno, hay que ser realista, aunque autopublicarse no está tan mal visto como hace unos años, pero siguen sin estar bien visto. La gente tiende a pensar: si se autopublica es porque es tan malo que nadie quiso hacerlo, y en muchos casos es cierto. Por otro lado, las librerías no suele pillar libros autoeditados, incluso hasta en deposito suelen echártelos para atrás (sé de lo que hablo, intenté ayudar a promocionar una antología a unos amigos que se autopublicaron y fue muy jodido conseguir dejarlo en alguna librería y apenas se vendieron).





    Así el escritor en general ni se planteará la posibilidad de crear una editorial para su producto pero se dormirá cada día con las ganas de que lo descubran.

    Aunque montar una editorial es menos costoso que nunca, no creo que merezca mucho la pena montar una editorial para tus propios libros salvo que seas tremendamente prolífico y tengas cierto nombre (como hizo Rodolfo Martínez), y si la montas para los tuyos y algunos más, es posible que acabes por abandonar la editorial o la escritura muy pronto (son dos cosas que para hacerlas bien tienes que echarles mucho tiempo).

    
En otros sectores si tu tienes un buen producto y ves la posibilidad de saltarte alguna fase de intermediario inmediatamente te pones a ello. El escritor no lo hace. Y no lo hace seguramente porqué no está convencido de su obra (o no cree realmente que es buena o más probablemente cree que el público no está preparado para ella) y eso deja campo para editoriales pequeñas.


    Pues en eso creo que no estamos de acuerdo. Si a un autor le suele sobrar algo es ego, y su obra suele ser lo mejor que cualquiera pueda echarse a la cara, al menos para él. Lo que ocurre es que uno puede ser buen escritor y no saber venderse bien, o a la inversa, y tampoco es fácil vender tu propio producto en según que casos. Muchas editoriales no aceptan manuscritos o no de alguien sin nombre y le llegan de manos de agentes literarios. Incluso las que aceptan manuscritos te ponen mil y una pegas para que lo dejes y en más de una ocasión hasta te ningunean o te dan algo de caña para que te lo lleves y no lo dejes (como si tuvieras que pasar un prueba de autoestima y sumisión).

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  5. Ir a comprar libros no tiene que ser distinto de ir a comprar fruta; simplemente hay que ver su calidad antes de meterla en la bolsa.



    No tiene que serlo, pero lo es, y de que manera. Tanto que la calidad no es más que uno de los factores a tener en cuenta y no el que menos importe, por desgracia. Importa más la comercialidad o lo sencillo de leer que sea, aunque esté mal escrito y lleno de incoherencia y faltas. Se perdona más eso que encontrar palabras que tengan que buscar en el diccionario. El lector nunca tuvo más tragaderas que ahora. También importa lo simpático que seas, el número de amigos que tengas en Facebook, y tener contactos importantes que digan que tu libro es la leche publicamente. Y, en cierto grado, las reseñas, que si tienes muchos amigos serán geniales, sobre todo si tú ya le hiciste reseñas geniales a ellos por adelantado para curarte en salud.

    Este mundillo tiene mucho de indigno y de podrido, como tantos otros. Como comento en otra columna de próxima publicación: está lejos de ser un camino de rosas.

    Un abrazo. Nos leemos ;)

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  6. Saludetes, doña Ni.

    Bueno, ese temor, si lo tuve alguna vez, despareció. Una cosa es lo bien que me pueda caer la persona y otra lo bien que escriba. Siempre ponía el ejemplo del mismo amigo, pero como dejó de serlo pues se jodió el invento. El caso es que me caía de putisima madre, pero no le habría comprado un libro ni loco, de hecho una vez me fue a regalar uno y le dije que no, que se lo diera a quien supiera apreciarlo. Soy con la gente como espero que sean conmigo, y lo siento por el que le moleste.

    En cuanto a tus temores y mi promesa, pues creo que ya lo hablamos. Jamás te mentiría, y menos teniéndote el cariño que te tengo, y todo lo que dije de tu novela era cierto, hasta lo malo, y si la compré era porque quería hacerlo.

    En lo que se refiere al comentario de los dos meses, pues te pilla muy de refilón por dos razones (que creo que también lo comentamos). La primera es que tienes un oficio y una corrección al escribir fuera de lo que yo considero común, eso hace que necesites muchísimo menos tiempo que la mayoría para un primer borrador. Ahora bien, es verdad que “La elegida de la muerte” me parece una buena novela y muy por encima de lo que se puede encontrar en el fantástico español, pero también creo que deberías haberla rumiado algo más y buscado algún lector con un buen ojo critico para ayudarte a limar alguna cosilla y evitado algún que otro fleco (algo de lo que tu misma te habrás dado cuenta con Mellizo). En cualquier caso no es nada serio (también sabes que yo soy perfeccionista hasta el asco, así que tampoco me lo tengas muy en cuenta).

    Un besazo, guapetona. Y nada de chuchurrimientos ;)

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  7. Brutus, seh, estaría bien lo de igualar criterios de letra y demás... Pero aquí una de las administradoras ya tiene bastante con ver cómo intenta organizarse esta jaula de grillos y pensar en sus propia entradas como para encima ponerse a mirar las letritas de los demás XD. Pero sí, supongo que algo de razón tienes... Niños, adaptad vuestra letra a la que uso yo, y así todos felices XDXD

    Nee, eres tonta. Y te lo digo desde el cariño, lo sabes. Ya después te doy un par de collejas, si eso. Ahora bien, si quieres que le mande un par de sicarios a Ángel, aunque estoy segura de que no hablaba de ti, por mí encantada :)

    Ángel, sobre la entrada, como sé que NO te referías a Nee, yo suscribo lo de la razón y el santo y todas esas cosas :)

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  8. Pues ya que la otra administradora es vaga, cosa que ya se sabe y en lo que me gana a pesar de mis esfuerzos, ya lo he resuelto.
    Si bien es un coñazo el nuevo sistema del blogger y a veces no reconoce cosas.
    Creo que es mejor que pegueis el texto en html y luego ya retoqueis en la otra opción que pone redactar.
    A cuidarse.

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Ángeles, para comprar una novela autoeditada tienes que haberla visto en el Facebook o en el blog del autor o de un amigo, en una de las tantas páginas que se habilitaron para ese tipo de novelas o que alguien que lo viera en uno de estos sitios y te lo hiciera saber. Por lo que no suele ir más allá del circulo de sus amigos y conocidos y, en un porcentaje ínfimo, en el de los amigos de los amigos. Por otro lado, salvo que el autor se mueva un montón y tenga buenos contactos en según que librerías, tendrás que pedirlo vía internet y hacer malabarismos para presentarlo por ahí. Solo conozco un caso en el que el libro siendo autoeditado tuvo una venta más o menos decente, y el autor se tuvo que hartar de currar para que así fuera. La única ventaja es que el libro se puede poner mucho más barato o que el autor puede gana más dinero con la venta de un libro que si vendiera 10 en una editorial (los costes de producción son muy bajos si no tienes que pagar la portada, el maquetador, el corrector y demás historias).

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  11. Vaga, dice, el tío... Y que le gano, dice, el tío... Lo que hay que leer por no estar ciega. De todos modos, ya había pegado la entrada como tú dices. Pero no me tomé la molestia de retocarla XDXD

    El problema de la autoedición es que... No pasa ningún filtro. Y entonces, cuando te recomiendan algo autoeditado, corres los mismos riesgos que cuando te recomiendan algo que publicó un colega de un colega con una editorial X, pero peor. Que la gente tiene muy poquita autocrítica. Vale, quizá los filtros de las editoriales no son los mejores, pero algo es, al menos.

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