martes, 13 de septiembre de 2011

VIVE LE DIFFÉRENCE

Pensaba yo ayer —sí, a veces se me da por esas extravagancias, qué le vamos a hacer— lo diferentes que somos unos humanos de otros. En todo, gracias a los dioses por ello, pero también en esto de juntar letras aunque sólo sea para escribir un puñado de artículos.

En este blog participamos unos cuantos, tampoco muchos, y aun así, cada uno es de su padre y de su madre. Desde el histérico que lo quiere tener todo controlado, saber cuándo le toca, de qué va a tener que hablar, y en qué tono va a tener que hacerlo, hasta el absoluto pasota que dice: “Bah, ya lo pensaré”.

Y es que hay gente para todo: hay gente que escribe y planifica hasta la última coma. Gente que revisa cada palabra hasta que encaja. Gente que necesita tiempo y tiempo…Y hay gente que en diez minutos te saca quinientas palabras que da gloria verlas. Hay gente que madura las ideas, que las saborea, que ata cada posible hilo en una trama… Y hay gente que empieza y sigue adelante, que ya se sabrá.

Del mismo modo que hay gente que sale a la calle sin rumbo fijo, y gente que tiene trazada hasta la ruta más eficiente para llegar a cada punto, con un organigrama con post-it y notas marginales con los tiempos necesarios para cada tarea a realizar.

Y, en este asunto de escribir en el blog, he podido ver como hay gente que más o menos aporta unas ideas, se deja llevar y se lo toma con relativa calma, y gente con menos seguridad que necesita tiempo y orden y estructura y lógica y…

Eso no es malo. En absoluto, no me malinterpretéis. Cada uno es como es, y cuando hay muchos gallos paseándose por un corral, lo lógico es aunar posiciones para que esto no acabe con las gallinas patas arriba con expresión extática y confusa… O desplumadas, que es peor. Así que toca sentarse e intentar programar cosas, algo difícil para los que no gustan de hacerlo. Y también toca improvisar un poco, porque así tienes contentos a los que prefieren tomarse la vida con más calma.

Lo que me lleva a una de mis premisas fundamentales: en la vida, como en la escritura, como en muchas cosas, las reglas no están hechas para todos. Así que de nada vale dar mil consejos, establecer mil normas, que cada uno va a hacer con ellas lo que le salga del conco.

Es por eso que no estoy escribiendo un artículo sobre consejos para escribir bien. O sobre cómo organizarse el trabajo para ser eficiente. Porque no creo que sirvan para nada y que los “consejos para escritores” sólo valen para el que los escribe.

Bueno, por eso, y porque es la una de la madrugada, en unas horas tengo que tener colgada la entrada porque se decidió que me tocaba a mí, y porque, dado que soy una procrastinadora crónica, no tenía ni idea de qué escribir. Pero con esto, en diez minutos y con ninguna idea, he sacado quinientas palabras, aunque quizá no dé gloria verlas.

Sí, yo soy de las pasotas, ¿qué pasa?

5 comentarios:

  1. A mi lo que me sorprende un poco son algunas de las etiquetas que se van poniendo en este blog.

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  2. Las etiquetas serán sorprendentes, pero originales también, no me lo negarás.

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  3. pues sigue pasando, sigue, que si pasando vas así, ¿para que sofocoarse? ;)

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  4. Bueno, que lo de ayer era un ataque en dos fases y al final no llegué a la segunda por pereza. "Ayer" y "hacer" hacen sonsonete. XD

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