miércoles, 13 de febrero de 2019

¿Conoces la obra de este fragmento?

Que me sobrepusiera al miedo demuestra el profundo arraigo de mi extraño sentido compulsivo. Ningún motivo racional me hubiera obligado a proseguir después de ver aquella horrenda sugerencia de huellas y sentir la evocación de pesadillas agobiantes que éstas despertaban. No obstante, mi mano derecha, aunque continuara temblando de miedo, seguía contrayéndose al compás rítmico en su ansiedad por manipular la cerradura que yo esperaba encontrar. Antes casi de darme cuenta, había dejado atrás el montón de cajas últimamente caídas y corría de puntillas por los pasillos cubiertos de polvo virgen hacia un punto que parecía conocer mórbida y terriblemente bien.

Mi mente se hacía preguntas sobre cuyo origen e importancia comenzaba a tener una vaga noción. ¿Llegaría un cuerpo humano a alcanzar la estantería? ¿Podría una mano humana repetir los antiquísimos movimientos necesarios para abrir la cerradura? ¿Estaría la cerradura en condiciones de funcionamiento? ¿Y qué haría, qué me atravería a hacer, con lo que, como ahora comenzaba a comprender, a la vez esperaba y temía encontrar? ¿Demostraría la impresionante y demencial verdad de una pasada concepción extranormal, o probaría sólo que yo estaba soñando?
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