lunes, 25 de febrero de 2019

Inicio de Los seres fulgentes

David Eddings
Los seres fulgentes

Una compilación como ésta es el trabajo de numerosos eruditos y por tanto, de forma inevitable, refleja puntos de vista diferentes. Mientras que el autor de esta parte del trabajo, que tenemos ahora delante, siente un enorme respeto por su eminente colega, que redactó el capítulo precedente, debemos advertirle al lector, con toda franqueza, que este escritor difiere de su colega en la interpretación de algunos de los recientes acontecimientos. Principalmente, no está de acuerdo en que la intervención de los agentes de la iglesia de Chyrellos en El asunto Cyrga estuviera completamente libre de interés personal por parte de los mismos.
Sin embargo, me uno a mi colega para expresar admiración y respeto por Zalasta de Estiricum. Los inestimables servicios que rindió al imperio este sabio y fiel hombre de estado no pueden ser elogiados en exceso. Así pues, cuando la verdadera importancia del Asunto Cyrga se reveló ante los ojos del gobierno de su majestad, fue natural que nuestros ministros se volvieran hacia Zalasta en busca de consejo. No obstante, a pesar de nuestra admiración por este preeminente ciudadano de Estiricum, debemos admitir que la mente de Zalasta es tan noble que a veces no percibe cualidades menos admirables en otras personas. Surgieron graves dudas en algunos sectores del Gobierno de su majestad cuando Zalasta los instó a centrar la atención fuera de las fronteras de Tamuli en su búsqueda de soluciones para un problema que estaba adquiriendo rápidamente las dimensiones de una crisis. Su sugerencia de que el caballero pandion, Sparhawk, era el más adecuado para enfrentarse con la situación, inquietó a los miembros más conservadores del Consejo Imperial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario