miércoles, 30 de julio de 2014

Inicio de LA FRONTERA DEL NORTE

Feliks W. Kres
LA FRONTERA DEL NORTE

Su excelencia:
Me enorgullece la confianza que deposita en mi sabiduría. Sin embargo, señor, he de decir que estoy sumamente sorprendido, e incluso asustado, por la ignorancia de quien, desde hace años, según tengo entendido, permanece en la frontera entre dos fuerzas. En un primer momento, señor, tomé su carta como una broma extraña y de mal gusto, pues no podía concebir que unos hechos tan claros para mí resulten para otros inexplicables y enigmáticos. No me malinterprete, su excelencia, no le culpo a usted en absoluto. Más bien me culpo a mí mismo y a todos aquéllos a los que se conoce habitualmente como Sabios Consejeros. La carta de su excelencia me hizo comenzar a entender la situación. Es una vergüenza y una infamia, comandante, que se permita que los soldados de su excelencia luchen y mueran en nombre de algo que no comprenden. Pero, ¿acaso aquéllos cuyo oficio es la guerra han de comprender cualquier cosa, mientras que los tontos, que ellos llaman sabios, se encuentran a mil millas y no se dignan hacerles partícipes ni siquiera de las migajas de su sabiduría? Inicio por lo tanto esta carta con una sincera petición de disculpas. Señor, tiene derecho a exigirme información al igual que yo puedo exigirle que me defienda. Estoy dispuesto a corregir mis errores cuanto antes. Sin embargo, tenga en cuenta su excelencia que la carta, aunque bastante extensa, no abarca todo lo que se podría decir sobre los temas que le interesan. Así pues, las explicaciones serán necesariamente muy generales, aunque puede que por ello más clarificadoras.
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