José
Zorrilla
Ese
vago
clamor
que
rasga
el
viento
es
la
voz
funeral
de
una
campana:
vano
remedo
del
postrer
lamento
de
un
cadáver
sombrío
y
macilento
que
en
sucio
polvo
dormirá
mañana.
Acabó
su
misión
sobre
la
tierra,
y
dejó
su
existencia
carcomida,
como
una
virgen
al
placer
perdida
cuelga
el
profano
velo
en
el
altar.
Miró
en
el
tiempo
el
porvenir
vacío,
vacío
ya
de
ensueños
y
de
gloria,
y
se
entregó
a
ese
sueño
sin
memoria,
¡que
nos
lleva
a
otro
mundo
a
despertar!
Era
una
flor
que
marchitó
el
estío,
era
una
fuente
que
agotó
el
verano;
ya
no
se
siente
su
murmullo
vano,
ya
está
quemado
el
tallo
de
la
flor.
Todavía
su
aroma
se
percibe,
y
ese
verde
color
de
la
llanura,
ese
manto
de
yerba
y
de
frescura
hijos
son
del
arroyo
creador.
...
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