jueves, 31 de julio de 2014

Inicio de A la memoria desgraciada del joven literato Don Mariano Jose de Larra

José Zorrilla

Ese vago clamor que rasga el viento es la voz funeral de una campana: vano remedo del postrer lamento de un cadáver sombrío y macilento que en sucio polvo dormirá mañana. Acabó su misión sobre la tierra, y dejó su existencia carcomida, como una virgen al placer perdida cuelga el profano velo en el altar.

Miró en el tiempo el porvenir vacío, vacío ya de ensueños y de gloria, y se entregó a ese sueño sin memoria, ¡que nos lleva a otro mundo a despertar! Era una flor que marchitó el estío, era una fuente que agotó el verano; ya no se siente su murmullo vano, ya está quemado el tallo de la flor. Todavía su aroma se percibe, y ese verde color de la llanura, ese manto de yerba y de frescura hijos son del arroyo creador.

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