jueves, 3 de enero de 2019

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¿LE IMPORTA A UNA ABEJA?

La nave comenzó por ser un esqueleto metálico. Poco a poco, se le fue cubriendo con una piel brillante por encima y con unas interioridades de extraña forma instaladas dentro.
Thornton Hammer era entre todos los individuos (menos uno) involucrados en el crecimiento, el que hacía físicamente menos. Quizá por este motivo era por lo que estaba tan bien considerado. Manejaba los símbolos matemáticos sobre los que se basaban las líneas trazadas sobre papel milimetrado y sobre las que, a su vez, se basaba el ensamblaje de las masas y formas de energía que entraban en la nave.
Hammer observaba ahora por medio de ceñidas y oscuras gafas. Sus lentes captaban la luz de los tubos fluorescentes del techo y la devolvían como reflectores. 
Theodore Lengyel, representante local de la corporación que financiaba el proyecto, estaba a su lado y señalando con el dedo extendido, dijo:
— Allí está. Ése es el hombre.
— ¿Se refiere a Kane? —se fijó Hammer.
— El individuo del mono verde con una llave inglesa.
— Es Kane. ¿Qué es lo que tiene en contra de él?
— Quiero saber lo que hace. Es un idiota.
...

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